4 grandes emociones que debemos enseñar a los niños pequeños
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Las diferentes formas en que tu hijo se comporta en realidad se derivan de una lista de cuatro emociones complejas. A continuación, te mostramos cómo explicárselas a tu hijo de una manera que él entienda para que pueda aprender a manejarlas.
Por Jenna Autuori Dedic
Traducido por Ana Cristina González // Foto: Getty Images
Los niños, desde que tienen un año comienzan a mostrar emociones, y ya sea que te des cuenta o no, es entonces cuando empiezan a expresarse. ¿Recuerdas la vez que le dijiste a tu pequeño “Ouchie” y frunció el ceño cuando tiró ese coche de juguete? ¡Eso es una emoción! “Identificamos, demostramos y explicamos implícitamente por qué nuestros niños pequeños no deberían actuar de cierta manera al discutir, y así mismo intentamos mostrarles la manera correcta”, dice Jaime Gleicher, LMSW, terapeuta conductual del Centro de Servicios Psicológicos Harstein en la ciudad de Nueva York.
Pero a menudo no nos tomamos el mismo tiempo y esfuerzo para dar ese tipo de señales emocionales a los niños en edad escolar. “Si simplemente le vas a decir a tu hijo que vaya a su habitación cuando se porta mal, estás perdiendo la oportunidad de discutir con él sobre por qué se comportó mal y cómo podría sentirse”, agrega. Estos pequeños gestos pueden abrir la puerta a la comunicación para ayudar a tu hijo a comprender las complejidades de las emociones.
“No hay una materia en la escuela sobre la identificación y explicación de las emociones, aunque desarrollar la inteligencia emocional y el vocabulario emocional de tu hijo debe comenzar a una edad muy temprana. En mi opinión, es tan importante como aprender números, letras y clasificar los colores”, dice Gleicher. El propósito de los sentimientos es dar sentido a lo que sucede dentro y alrededor de nosotros. Los sentimientos nos brindan retroalimentación rápida para usar en función de nuestras experiencias pasadas.
Sin embargo, cuando eres joven no tienes experiencias previas para apoyarte; reaccionas en función de cómo te sientes. “Depende de los padres o cuidadores el hecho de capacitar a los niños y ayudarlos a identificar, nombrar, interpretar y usar sus emociones. Luego, los niños aprenderán un nuevo lenguaje para expresarse”, explica Gleicher. Este lenguaje es uno que no reprime, empuja, y luego explota, sino que les ayuda a comprender por qué sienten lo que sienten. “El mejor regalo que puedes darle a tus hijos es la capacidad de experimentar, reconocer y lidiar con las emociones; será su clave para la resiliencia más adelante en la vida”, dice Gleicher.
En lugar de intentar definir una larga lista de emociones para tu hijo, comienza con lo básico. Aquí encontrarás las emociones complejas más comunes de las que provienen todas las demás emociones y cómo hablar con tus hijos sobre ellas.
Ira/ enojo
La ira es un fuerte sentimiento de molestia, disgusto u hostilidad. En el caso de los niños, que pueden sentirse muy fácilmente provocados cuando un compañero o amigo agarra su juguete, la ira surge porque se desencadena su respuesta de lucha o huida. Cuando tu hijo hace un berrinche/rabieta, golpea o hace algo inapropiado, está reaccionando a los estímulos que lo hicieron sentir algún tipo de dolor o frustración.
“La ira puede parecer irracional, pero para un niño que aún no ha aprendido a regular las emociones, es una reacción natural inmediata a algún tipo de maldad que siente”, dice Jaclyn Shlisky, Psy.D, psicóloga clínica con licencia en Long Island, Nueva York. Dado que sabes que el comportamiento de tu hijo (la ira u hostilidad que muestra) proviene de alguna parte, detén lo que haces y habla con él mientras sucede el episodio.
Identifica el sentimiento y di: “Parece que estás realmente enojado” e imita los rasgos faciales de estar enojado. Es importante no utilizar palabras definitivas como “Yo veo” sobre palabras como “Parece”. Gleicher señala que es crucial que no pongas palabras exactas en una experiencia y etiquetes los sentimientos de tu hijo, pues es posible que él ni siquiera esté realmente enojado, sino que solo se sienta triste o ansioso. “Si etiquetas le das al niño la oportunidad de corregirte”, dice Gleicher.
Explica el sentimiento y di lo siguiente: “A veces las cosas no salen como queremos y eso nos hace sentir enojados y molestos”. Luego, enséñale a tu hijo cómo puede expresarse cuando se presenten esos sentimientos. Haz que tu hijo practique decir algo como: “Realmente no me gusta cuando me quitas un juguete de la mano”. Gleicher explica que los comportamientos negativos (golpear, gritar o llorar cuando se siente enojado) es la emoción subyacente que aún no se ha regulado ni recuperado. Un colapso es la emoción que no se comprende; tu hijo necesita que tú le expliques cómo se siente porque él aún no puede comunicarlo por sí mismo; esto se llama desarrollar el vocabulario emocional de tu hijo.
“Los niños pequeños necesitan una palabra, para luego asociarla con un sentimiento y que así puedan usar sus palabras para expresar en lugar de reaccionar”, dice Gleicher. Cuando tu hijo hace una rabieta, golpea o hace algo inapropiado, Gleicher recomienda preguntarle cómo se siente además de ponerle una consecuencia. De esa manera, ellos pueden entender que la ira lleva a golpear y, cuando sienten ira, pueden expresarla de otras formas. “El mensaje siempre debe ser: tienes sentimientos, así es como se ven, está bien sentir y ninguna emoción es permanente”, dice. (También debes hacer esto en el lado opuesto del espectro, “¡Acabas de marcar un gol en el fútbol! ¿Cómo te sientes?”)
¿Cómo hacer las cosas más fáciles? Una buena técnica para enseñar a los niños sobre una emoción es señalarla en los demás. “Cuando les leas cuentos o vean películas juntos, pregúntale a tu hijo cómo cree que se puede sentir el personaje. Esto no solo aumenta el vocabulario emocional, sino que le enseña empatía, el acto de ponerse en el lugar de los demás”, dice Gleicher.
Tristeza
El sentimiento de pérdida, tristeza o decepción es uno de los principales para tus hijos. La tristeza puede ocurrir cuando tu hijo se siente asustado o cuando alguien dice o hace algo que lo hace sentir mal. La tristeza puede ser un sentimiento que sientes por extrañar a alguien (ya sea por la muerte o por la distancia) o por tener que pasar por algo doloroso (como ver a tus padres discutir). La tristeza también puede desarrollarse a través de la decepción, como el cierre temprano de las escuelas debido a la pandemia del coronavirus o un playdate con sus amigos, que no podrá suceder.
Identifica el sentimiento: “Cuando tu hijo está triste, no solo se siente triste, piensa y actúa triste”, dice la Dra. Shlisky. Las lágrimas son la señal más obvia de que tu hijo está triste, pero los niños pueden manifestar tristeza de otras formas, como ira, aislamiento e incluso apego.
“Para cuando cumplen 1 año, los bebés adquieren conciencia de que los padres pueden ayudarlos a regular sus emociones. Ellos lloran y tú vienes corriendo. A medida que superan la etapa de la infancia, los niños pequeños comienzan a comprender que ciertas emociones están asociadas con ciertas situaciones, “dice la Dra. Shlisky. El peligro de la tristeza y no comprender su origen subyacente es que la tristeza puede convertirse en ira y luego provocar un colapso. Si cada vez que tu hijo llora, tu tratas de apaciguarlo, solo estás poniendo un vendaje en una situación en lugar de ayudarlo a resolver un problema. “Los niños necesitan las herramientas para poder decir:” Me siento triste porque …” de lo contrario, están aprendiendo que sus sentimientos pueden silenciarse y no aprenderán a nombrar las verdaderas razones de su tristeza, agrega la Dra. Shlisky.
Explica el sentimiento: por ejemplo, si tu hijo pierde su peluche favorito y se siente triste, escúchalo, sea lo que sea, y déjale ver por tus acciones que tú estás ahí para él si necesita abrazos, o si solo necesita llorar. “También puedes normalizar sus sentimientos compartiendo una historia sobre cómo experimentaste una pérdida similar cuando tenías su edad. Sé honesto acerca de lo triste que acabaste y explícale cómo lloraste. Habla sobre lo que te ayudó a ti, para lidiar con tus sentimientos de tristeza. Los padres a menudo tratan de ser fuertes para sus hijos, para mostrarles que todo estará bien. Sin embargo, en realidad puede ser beneficioso para un niño ver a los adultos mostrando las emociones apropiadas. Está bien decir: “Papá también está triste”. La Dra. Shlisky recomienda demostrar que los sentimientos no son algo que debamos tratar de ocultar o de lo que debamos sentirnos avergonzados.
¿Cómo hacer las cosas más fáciles? Evita decirle que use sus propias palabras para expresarse, ya que no es una expectativa razonable mientras el niño pequeño todavía está en las primeras etapas de aprender a conectar las sensaciones del cuerpo y la mente con un vocabulario de sentimientos. “Les digo a muchos padres que elaboren una tabla de sentimientos usando emojis que a todos los niños les encanta, y que la usen para enseñarles a sus hijos a reconocer cómo las expresiones faciales se correlacionan con los sentimientos”, dice Gleicher. O si no pueden poner un nombre a la sensación que están teniendo, pueden señalar la expresión que la concuerde.
Temor
Los niños no tienen miedo por naturaleza, pero los sentimientos de miedo provienen de la ansiedad y la preocupación. “Cuando los niños pequeños tienen miedo, implica cierto nivel de percepción sobre el peligro”, dice Gleicher. Algunos miedos son naturales: la mayoría de los niños le temen a los extraños, la oscuridad y la separación de sus padres. Pero tener días sin preocupaciones no es la norma. Es posible que tu hijo haya escuchado algo en la televisión, haya visto a alguien o algo que lo hizo sentir incómodo, o un evento de la vida real lo haya asustado, como por ejemplo un accidente automovilístico.
Identificar el sentimiento: dado que existen temores de los que no siempre podemos proteger a nuestros hijos, como una pandemia mundial, asegúrate de validar las preocupaciones de tu hijo sobre la situación (“Eso suena realmente aterrador”) en lugar de restarle importancia a cómo se sienten, contestándoles que todo estará bien. “Mantén la calma y sé realista en la comunicación con tu hijo para que se sienta seguro”, dice la Dra. Shlisky.
Explica el sentimiento: Puedes expresar que tú también tienes sentimientos similares (“Yo también me siento así”) y preguntarle a tu hijo si quiere hacerte alguna pregunta al respecto. ¿Y si realmente no sabes la respuesta? Es mejor decir que encontrarás formas de aprender más para poder responder mejor. A veces, el simple hecho de permitir que tu hijo procese verbalmente lo que está sucediendo en su cabeza, es algo que le ayudará. “A veces, nuestros hijos necesitan decirnos cosas simplemente porque son demasiado pesadas para que las puedan sostener por sí mismos”, dice el doctor. Ayudarlo a sentirse seguro de que hay una puerta abierta y un oído atento en cualquier momento que lo necesite puede ser el consuelo que ha estado buscando.
Cómo hacer las cosas más fáciles: dado que es más difícil para un niño pequeño expresar la raíz de su miedo, contar historias, representar situaciones o leer libros sobre una situación particularmente aterradora puede ayudar a los niños a superar los miedos. Los expertos recomiendan libros como The Colour Monster y Wemberly Worried para que los padres lean a los niños.
Celos
Ese monstruo llamado celos tiene una forma de sacar lo mejor o peor de nosotros, y comienza a aparecer en bebés de tan solo 3 meses, dice Francyne Zeltser, Psy.D., psicóloga en Nueva York. Es una emoción que se siente fácilmente y que a menudo se expresa (la mamá sostiene al bebé de un extraño o un hermano recibe regalos por su cumpleaños), pero el concepto de celos es difícil de explicar. Si bien a menudo se describe como sentimientos o pensamientos de inseguridad, miedo o preocupación por una relativa falta de posesión, también puede ser un sentimiento de insuficiencia, impotencia o resentimiento. “Los sentimientos de celos a menudo tienen su origen en las necesidades de un individuo que no se satisfacen. Pueden surgir de una falta de confianza y, a menudo, conduce a una sensación de inseguridad”, dice la Dra. Zeltser.
Identifica el sentimiento: Los celos y la envidia están íntimamente relacionados, sin embargo, con la envidia, quieres lo que nunca tuviste y con los celos, estás amenazado con la pérdida de algo que tienes o al menos crees que tienes.
Los celos materiales son una envidia (“Quiero lo que ella tiene”) y comienzan desde la edad de un niño pequeño. “Los niños pequeños no lo piensan dos veces antes de quitarle un juguete que quieren a un compañero. Afortunadamente, una vez que los niños se inscriben en la escuela y comienzan a comprender las normas sociales, por lo general dejan de robarles lo que quieren a sus compañeros, pero eso no les impide querer o anhelar los bienes que tienen otros niños “, explica la Dra. Zeltser. Trata de desviar el enfoque de los bienes materiales y centrarte en las riquezas no monetarias que proporciona tu familia. Quizás pueda pasar más tiempo con tus hijos debido a tu horario de trabajo flexible. También sería bueno señalar los aspectos positivos de tu hijo para que logre sentirse seguro.
Luego están los celos sociales, por ejemplo si tu hija no ha sido invitada a una pijamada, le provocará sentimientos de inseguridad o insuficiencia. “Algunos niños tienen una comprensión de la justicia que les crea una lucha interna cuando ocurre una situación que muestra cómo algo puede ser injusto”, dice la Dra. Zeltser. La primera regla general para los padres que enfrentan los celos sociales es nunca descartar los sentimientos de su hijo. Después de todo, es posible que no creas que el drama sobre los lugares para sentarse en la cafetería pueda llegar a ser un problema que podría significar mucho para tu hijo. Una vez que tu hijo comience a hablar sobre lo que le molesta, sé comprensivo. Intenta decir: “Puedo ver cómo eso te haría sentir excluido”. Luego, resuelve el problema ofreciendo sugerencias reales para ayudar a tu hijo a superar esos sentimientos de celos, como organizar una pijamada más inclusiva (incluso con la chica que dejó a tu hija fuera) o unirse a un nuevo club o equipo en la escuela para lograr tener más amistades.
Hay otro tipo de celos con los niños pequeños que implica pensar que perderá o habrá perdido algo de afecto, atención o seguridad de otra persona debido a alguien o algo más, incluido tu interés en una actividad que le quita tiempo a él. Esto puede aparecer en las situaciones más pequeñas, como cuando tu hijo quiere tener la porción más grande de pastel de cumpleaños en la fiesta de su amigo. Si tu hijo llora cuando ve que no obtiene lo que quiere (después de todo, no es el cumpleañero), pregúntale qué está pasando que lo hace llorar (incluso si tú ya sabes por qué). Debes buscar que tu hijo hable sobre sus emociones para reconocer por qué ocurren. “Quieres validar sus emociones y reconocerlas”, dice la Dra. Zeltser. “Veo que estás molesto por el pastel” y “A veces no obtenemos lo que queremos”; la clave es nunca comenzar la siguiente oración con la palabra “pero”, ya que implícitamente estás invalidando sus sentimientos. Continúa con “y” en su lugar: “Y es normal querer el trozo de pastel más grande. Hoy vamos a dejar que lo tenga tu amigo porque es su cumpleaños”. Luego, cambia el enfoque a algo que haga que tu hijo se sienta feliz, como pedirle que le platique a su amigo lo mucho que se está divirtiendo.
Cómo hacer las cosas más fáciles: El mayor error que cometen los padres es decirle a su hijo: “No hay razón para estar triste” o “Deja de llorar” porque eso no ayuda al hecho de que tu hijo ya está triste. Solo estás restringiendo aún más sus emociones y diciéndoles que no lo demuestren, en lugar de enseñarle cómo lidiar con ellas.
Este artículo apareció originalmente en Parents.com
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