10 secretos para facilitar el trabajo de parto

 
 
 

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Por: Sarah McCraw Crow

Traducido por Ana Cristina González I Foto: Getty Images

Desde el ejercicio hasta la terapia acuática, revisa nuestra guía para saber qué ayuda—y qué no—para ese gran día.

Mantente en forma

“Las mujeres embarazadas que conservan la figura tienden a tener trabajos de parto más cortos”, dice Tekoa King, enfermera-partera certificada y profesora asociada de obstetricia y ginecología en la Universidad de California en San Francisco. “El ejercicio mejora la resistencia y si puedes tolerar mejor el trabajo de parte, es menos probable a necesitar intervención médica”. Camina, nada o toma clases de ejercicio prenatal durante el embarazo (primero debes preguntar a tu médico o partera si está bien hacerlo).

Toma clases de parto

Familiarizarte con las etapas del parto y practicar medidas que te hagan sentir cómoda antes del gran evento, te ayudarán a sentirte menos ansiosa y puede facilitarte el trabajo de parto, dice Robert Stern, M.D., vicepresidente de obstetricia y ginecología del Hospital Vassar Brothers Hospital, en Poughkeepsie, Nueva York. Busca la clase de parto apropiada, sugiere Teri Shilling, presidenta de Lamaze International. Busca una clase con pocas personas (con menos de 10 parejas), un instructor certificado y objetivos que coincidan con los tuyos.

Consigue un buen apoyo

Es probable que tu pareja esté a tu lado a lo largo del trabajo de parto, pero puede que necesites ayuda adicional. Según un análisis de ensayos clínicos publicado en la Revista Americana de Obstetricia y Ginecología, las mujeres que contaron con la ayuda constante de una doula (una persona capacitada para apoyar a la madre y su pareja en el trabajo de parto) tuvieron 50 por ciento menos de probabilidades de necesitar una cesárea y 30 por ciento de menos probabilidad de necesitar medicamentos para el dolor y tuvieron un trabajo de parto 25 por ciento más corto que aquellas que no contaron con este cuidado. Habla con tu médico o proveedor de atención sobre el apoyo durante el parto: ambos deben sentirse cómodos con la doula que contraten.

Distráete

Para las madres primerizas, el trabajo de parto activo dura en promedio de 12 a 14 horas. Así que cuando comiencen las contracciones — las sentirás primero en la parte baja lumbar o sentirás calambres en la parte baja del abdomen — trata de permanecer en calma, dice King. “Si comienzas a preocuparte desde el principio, a contar las contracciones y respirar con cada dolor, te agotarás”, dice ella. Distráete con otras actividades: Camina, toma una ducha o también puedes hornear unas galletas. Cualquier cosa que te relaje te ayudará a acelerar las cosas.

Merienda con cuidado

Una merienda ligera en las primeras etapas del trabajo de parto mientras estés en casa ayudará a mantener tu nivel de energía. Pero debes evitar los alimentos grasosos o difíciles de digerir porque tener el estómago lleno podría hacerte sentir náuseas y provocar el vómito durante la etapa más avanzada del trabajo de parto. Las contracciones musculares y la respiración acelerada durante el trabajo de parto también hacen que pierdas fluidos rápidamente. Un estudio reciente de la Universidad de California en Irvine reveló que duplicar la velocidad a la que se administran los líquidos por vía intravenosa puede acortar el trabajo de parto en más de una hora. Además, estos trabajos tenían la mitad de probabilidades de durar más de 12 horas, dice el autor del estudio Thomas Garite, M.D., profesor y director del departamento de obstetricia y ginecología de la universidad. Bebe líquidos claros mientras estás en trabajo de parto en casa y, cuando llegues al hospital, informa a tus médicos cuando te sientas deshidratada.

Toma una ducha

“El dolor puede hacer que se tensen los músculos del cuerpo y esto te hará sentir más incómoda”, dice Marcie Richardson, M.D., una ginecobstetra de Harvard Vanguard Medical Associates, en Boston. “Una ducha tibia puede contrarrestar esa respuesta”. Para sentir alivio como cuando recibes un masaje, toma el cabezal de la ducha y apúntalo en la zona lumbar, donde sientas las contracciones más intensas. Darse una ducha está bien en cualquier etapa del trabajo de parto.

Métete en la tina

Pasé muchas horas en trabajo de parto con mi tercer hijo, necesitaba un alivio. Mis médicos me decían que era demasiado temprano para ponerme la epidural, sugirió que me sumergiera en la bañera de hidromasaje de la habitación del hospital. Funcionó de maravilla: Pude cambiar de posiciones fácilmente deslizándome por el agua tibia y apuntar los chorros del jacuzzi de la bañera hacia mi zona lumbar baja alivió las intensas contracciones. Cuando salí, supuse que era hora para que me pusieran la epidural, había dilatado por completo. Pasado 10 minutos, nació nuestra hija.

Toma un masaje

En un estudio del Instituto Touch Research de la Facultad de Medicina de la Universidad de Miami, las mujeres en trabajo de parto que recibieron masajes de su pareja informaron sentir menos dolor y ansiedad durante el parto que aquellas que no recibieron masajes. “Cuando estimulas la zona adolorida, ya sea con presión o calor, suavizar los mensajes de dolor que se envían al cerebro”, explica King. Dile a tu pareja lo que te hace sentir mejor. Quizás quieras que te froten los hombros o el cuello en las primeras horas del trabajo de parto, por ejemplo, luego presión constante en la parte lumbar baja durante la etapa intensa. Del mismo modo, puede haber ocasiones en las que no quieras que te toquen en absoluto.

No te acuestes boca arriba

Si te mantienes erguida durante gran parte del trabajo de parto, haces que la gravedad trabaje a tu favor: Cuando la cabeza del bebé hace presión en tu útero, ayuda a dilatar. Prueba diferentes posiciones — de pie, de rodillas o en cuclillas — que pueden disminuir la incomodidad y hacer que el trabajo de parto avance. “El movimiento ayuda a ensanchar la pelvis, permitiendo que la cabeza del bebé pase”, dice King.

Sé abierta a las medicinas

“Si estás en trabajo de parto activo y dilataste más de tres centímetros, la epidural no prolongará significativamente el parto o aumentará tus posibilidades para tener una cesárea“, dice Philip Samuels, M.D., profesor asociado de obstetricia y ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Ohio, en Columbus. De hecho, si te sientes tensa, la anestesia que te inyectan en el espacio fuera de la médula espinal puede acelerar la dilatación porque ayuda a relajar los músculos. Muy poco de la medicación llegará a tu bebé porque las medicinas se descomponen antes de llegar a la placenta. Sin embargo, la epidural puede limitar la movilidad — una de las razones por las que algunas mujeres optan por un analgésico, como el butorfanol, administrado por vía intravenosa. “Los analgésicos no eliminan el dolor pero atenúan la percepción del dolor”, explica el Dr. Samuels.

Sigue respirando

Un patrón de respiración no solo te ayuda a enfocarte durante las contracciones, sino que hacer pequeñas inhalaciones en medio de los calambres intensos también te ayuda a descansar y relajarte, dice Shilling. Durante el trabajo de parto, utiliza cualquier estrategia para relajarte que te ayude en el día a día — respiración profunda, visualizar tu lugar favorita o escuchar música. Por sobre todas las cosas, recuerda que así haya pocas certezas sobre el trabajo de parto y el nacimiento, hay una con la que puedes contar: Cada trabajo de parto al final termina. Y ese final marca el comienzo de una nueva vida — la de tu bebé y también la tuya como madre. Es por eso que incluso el trabajo de parto más difícil es probablemente el trabajo que más ha valido la pena.

Este artículo fue originalmente publicado en Parents.com

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