Vestir al niño para el preescolar: los errores más frecuentes

 
 
 

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Imagina por un momento a tu niño en el playground del preescolar al que asiste. Tu pequeño, siempre lleno de energía, corre contentísimo detrás de sus amigos pero súbitamente debe parar para recuperar uno de sus zapatos, que en el camino ha salido volando por los aires. El zapato es de material plástico y tiene uno de esos populares diseños tipo “pantufla” que se sujeta al talón gracias a una correa. Una correa que, además, le queda algo suelta. ¡Felizmente no hubo caída ni tropezón de por medio!

Imaginemos ahora que el preschooler de nuestra historia es más bien una niña. La peque dejó los pañales hace poco y ahora se dispone a usar el baño con cierto apuro, porque, como le pasa a muchos niños, se entretuvo jugando y esperó… hasta el último minuto.

La niña lleva unos blue jeans desteñidos y de material stretch, un diseño que envidiaría hasta la propia Beyoncé pero que, sin embargo, a nuestra preschooler le queda algo ajustado, cosa que le hace difícil encontrar el cierre, manipular los pantalones y utilizar el baño a tiempo… “Oh-oh, potty accident maestra” le escuchamos decir.

¿Qué tienen en común los dos escenarios descritos líneas arriba? En ambos casos ilustran situaciones en las que la vestimenta que el niño lleva al pre-escolar es inadecuada: incómoda, probable causa de un accidente o, cómo no, ajena totalmente a un ambiente en que el aprendizaje involucra exploración y el hecho de ensuciarse, en el sentido más positivo del término (¿tiene sentido vestir a la niña con su vestido más nuevo, más vaporoso y más blanco, si lo que hará en clase es plantar flores, finger painting y, a la hora del recreo, trepar con sus amigos en las monkey bars?).

Vestir al niño, especialmente a aquel que está en edad preescolar y en pleno aprendizaje de habilidades básicas, tiene menos que ver con la moda o con nuestros propios gustos, que con conocer y comprender la rutina en la que participa el pequeño en el cole, así como la etapa de desarrollo en que se encuentra.

No hay nada más frustrante para un menor que está ganando autonomía en el uso del baño, que tener que desabrochar la complicada correa que mamá le puso para “decorar” o sujetar los pantalones. Lo ideal en esos primeros meses tras dejar el pañal, son los pantalones fáciles de manipular y suficientemente holgados.

Que la niña se vé adorable en esos zapatos de charol y taco princesa, nadie lo duda; pero probablemente se sentirá más cómoda (y estará más segura) con unas zapatillas o un calzado de soporte y tracción ideal para correr y saltar.
Si la moda no incomoda bienvenida sea pero mi sugerencia esencial, como mamá y maestra asistente en un pre-escolar, es que cuando vistas al niño pienses en su aprendizaje, en su seguridad, en la facilidad que debe tener para mover brazos y piernas y, cómo no, para participar en las diversas y multisensoriales actividades que seguro le brinda su escuelita.

Paola Cairo es una periodista que nació y creció en el Perú. Actualmente vive en Texas con su familia. Para conocerla más visita su blog Con Ojos de Mamá.

Foto: Jupiterimages

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