Ventajas del escolar que llega temprano a clase

 
 
 

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Mi hija nunca ha llegado tarde al colegio. Sin embargo, tampoco es una de las primeras estudiantes en arribar al salón de clases… más bien suele llegar un minuto antes de que suene la campana de tardanza. Algo que, por cierto, hemos decidido modificar. En casa nos hemos propuesto que Emilie sea una de las primeras personas en llegar al aula, de modo tal que se organice mejor desde el principio del día.

Uno como mamá a veces no se lo imagina, pero en los primeros 10 minutos en el salón de clases los niños (mi hija va al primer grado) tienen que seguir una rutina que demanda su atención, un buen manejo del tiempo y el aprendizaje de lo que constituye una prioridad o no.

El seguimiento de estos pasos para una peque de 6 años no es automático sino que toma práctica. Estamos comprobando que con 5 ó 6 minutos extras al principio del día, Emilie puede organizarse mucho mejor. Puede tener segundos extras para saludar a sus compañeros y a la maestra, acomodar con calma su silla y pupitre, ubicar su “cubbie” para poner ahí su lonchera y mochila, entregar la tarea de la semana o la carpeta roja que usa la profesora para comunicarse con los padres… y después, sin prisas ni estrés, sentarse y concentrarse en resolver los ejercicios de matemáticas o de lectura con que arranca (¡sin pérdida de tiempo alguna!) el día escolar.

Seguir estos pasos con el reloj encima, a la carrera, sin tiempo ni para despedirse de mamá o papá, con la lonchera en una mano y la mochila puesta a medias, mientras uno le recuerda al niño que no olvide entregar su tarea, que no compre dulces, que traiga su chaqueta a casa, no es nada constructivo. Más aún, este tipo de experiencias transmite al peque un mensaje que después cuesta mucho borrar: que llegar temprano y darse el tiempo suficiente para hacer lo que hay que hacer, no es importante. Cuando en realidad lo es, y mucho, especialmente en una cultura donde la puntualidad y la eficiencia están estrechamente relacionadas.

Así pues, poco a poco voy comprobando que nunca es demasiado temprano para enseñarle a tu hijo que la capacidad de organizarse, manejando el tiempo con inteligencia, hará de su vida en la escuela una experiencia más placentera y quizás incluso más exitosa.

Si tu niño suele llegar tarde a clase, no dejes pasar esta situación por alto. Ayúdalo a modificar ese patrón de conducta (que muchas veces tiene que ver con la dinámica de cómo funcionamos en casa) y habla con él acerca de planificar su tiempo y su vida escolar.  Es una de las mejores habilidades que puedes enseñarle.

Foto: Comstock

 

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