Participa en la vida escolar de tus hijos
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Desde hace unos años, los padres tienen un papel más activo en las escuelas generalmente en Estados Unidos, pero según estudios, ése no es el caso entre los grupos minoritarios. Y esto preocupa a los expertos, pues la relación entre el número de horas que papá y mamá les dedican a la vida escolar de sus hijos, y las calificaciones que éstos traen a casa es cada vez más clara.
Según el Centro Nacional de Estadísticas Educativas (NCES, por sus siglas en inglés), la presencia activa de los padres en la educación de sus hijos se refleja en la actitud de éstos hacia la escuela, su nivel de participación en actividades extracurriculares, así como en la frecuencia con que son suspendidos, expulsados o mandados a repetir el año.
- SI lo tuyo no es acudir a las reuniones de la asociación de padres de familia, te intimida ser miembro de un comité o no puedes ser voluntaria en la clase semanalmente porque debes cuidar a tus pequeños…
Entonces ofrécete a leer un libro en la clase de español, acompañar a la clase a un paseo o a trabajar en la huerta de la escuela. O contribuye a la escuela haciendo tareas que puedas realizar en casa en tu tiempo libre, como insertar circulares en sobres, preparar materiales para manualidades o cocinar algún platillo típico de tu país para la feria internacional.
- SI tu horario de trabajo no te permite acudir a la cita con el maestro para hablar sobre el rendimiento de tu hijo…
Entonces pregúntale si pueden reunirse después del trabajo o si pueden hablar por teléfono. Pídele a alguien de confianza —tu mamá, un vecino o un hijo mayor— que acuda a la reunión. O envíale una nota con tus preguntas e inquietudes. Y si el idioma es un problema, no dudes en solicitar la ayuda de alguien que te pueda servir como intérprete.
- SI piensas que no tienes la preparación o no sabes suficiente inglés como para ayudar a tus hijos con sus tareas escolares…
Entonces incorpora el aprendizaje en las actividades que realizas todos los días con tus hijos, al contarles cuentos, enseñarles rimas y leer con ellos en su propio idioma. Puedes llevarlos al zoológico, al museo o a los programas de la biblioteca pública. Y asegúrate siempre de hacer muchas preguntas para ejercitarles la mente: el supermercado, por ejemplo, puede convertirse en un aula donde ayudas a tus hijos, sin que se den cuenta, a aprender los colores, clasificar artículos o calcular precios.
Foto: Wavebreak Media
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