Método Inuit: logra que tu hijo – AL FIN- te haga caso
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Los niños que tienen rabietas pueden ser difíciles de manejar. Están llenos de tantas emociones y se vuelven totalmente ilógicos. No pueden decirles a sus padres por qué están molestos y se molestan por las cosas más pequeñas. Muchas veces los padres se sienten frustrados tratando de lidiar con pequeños fuera de control y reaccionan con gritos y hasta golpes como método de disciplina para comunicarse con sus hijos.
Sin embargo, responder con falta de control y agresividad tiene repercusiones. Según los expertos, un niño aprende del ejemplo y, si tú le gritas y haces berrinche, replicará este comportamiento en el futuro.
No en vano, se está poniendo de moda una técnica de crianza empleada por años por las tribus Inuit, que se establecieron en Alaska y Canadá. Este método fue descubierto en 1970 por el antropólogo Jean Briggs, quien viajó hasta estos lugares en donde descubrió algo sorprendente: la cultura considera que el regaño, o incluso hablarle a los niños con voz enojada, es inapropiado.
La crianza tradicional de los inuit es increíblemente cuidadosa y tierna, por lo que el Método Inuit se basa en un solo principio, “No grites ni les grites a los niños”. ¿Entonces cómo se logra que los niños desarrollen un verdadero control de sus emociones? La clave está en que los padres mantengan una actitud serena y hablen de forma calmada y clara a sus niños.
Pero esto no es todo. En vez de mostrar signos de frustración o irritación, parte de este método utiliza el juego de roles. Es decir, si un niño actúa con ira, como cuando golpea a alguien o tiene una rabieta, no hay regaños, ni castigos, ni time out. En cambio, los padres esperan hasta que el niño se calme para realizar una dramatización en la que representan el incidente, en privado. Por ejemplo, uno de los padres le pide al niño que lo golpee, expresando juguetonamente que duele, luego le hace preguntas para que el niño piense en las consecuencias como: “¿Por qué me pegaste… no te gustó?”
La conclusión es que golpear hiere los sentimientos de las personas. Los padres siguen realizando estas pequeñas dramatizaciones de vez en cuando hasta que el niño aprende a no pegar.
Otra técnica que utiliza este método es contarle historias a los niños para ofrecerles enseñanzas, a modo de advertencia. En Alaska, por ejemplo, para que los niños se mantengan alejados del peligroso océano, los padres les cuentan sobre un monstruo marino que vive en el agua. Ahora bien, si no estás de acuerdo con esto, podrías contarle a tu hijo cómo un niño que estaba en la playa se alejó de sus padres y terminó ahogándose.
Si bien el Método Inuit sale de lo común a la hora de lidiar con las rabietas de los pequeños de la casa, a lo mejor podrías aplicar la técnica para que tus niños aprendan cómo manejar sus emociones, y de paso, controlar tu propia ira. ¿Te animas?
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