Salud mental: “Los niños van a volver a estar bien”
Encuentra mucha más información pensada para ti
¡Síguenos en Facebook!

Entrevista con la doctora Natalie Weder, MD. Psiquiatra sénior de niños y adolescentes del Child Mind Institute de Nueva York sobre la salud mental en los niños.
Luego de la pandemia, ¿van a volver a estar bien nuestros niños?
Dra. Weder: Nuestros niños definitivamente van a volver a estar bien. Este es un momento de estrés que afecta a cada persona de manera diferente, no solo por sus circunstancias, sino también por su fase de desarrollo, pero lo más importante, en general, para que los niños se mantengan bien, es que los papás estén bien. Si los niños no pueden ir a la escuela, no pueden ver a la familia o no pueden tener sus actividades diarias, es una causa de estrés. Pero mientras el niño vea que su rutina y estructura en la casa se mantiene con todas las variaciones que hemos tenido que hacer, pero que los papás siguen atentos y dentro de lo que se puede están presentes y tranquilos, la gran mayoría de los niños van a estar bien.
¿Qué cosas puede hacer la familia para darle soporte a estos niños?
Dra. Weder: Los niños para poder crecer tienen que mantener su sensación de estabilidad, entender que tienen un lugar claro en el mundo. Necesitan muchísima estructura. Si tú vas a una escuela, tú ves que tienen los horarios, el calendario y hasta el día que llevan del año por todos lados. En la mañana, la maestra les repite el programa del día. Eso demuestra que necesitan muchísima estructura para mantenerse tranquilos.
Dentro de lo que cabe, si los papás pueden recrear algo parecido en la casa, obviamente nadie puede convertir una escuela en la casa, pero al niño le dará mucha tranquilidad conocer las expectativas del día y tener una rutina, y hasta se pueden poner en papel. Allí se puede poner, por ejemplo, en qué momentos se va a hacer cierta actividad, cuándo va a haber descansos, los horarios en que mamá o papá tienen que trabajar y si van a estar accesibles.
Otra cosa que pueden hacer los papás es mantener un diálogo y una conversación honesta. Algo que es muy difícil en esta situación es que hay mucha incertidumbre. Nadie sabe cuándo se va a acabar, nadie sabe si va a haber otro tipo de coronavirus. Entonces todo esto a todos nos genera mucha, mucha ansiedad. Pero si los niños sienten que pueden seguir con sus preguntas y que las vamos a contestar, o que no hay pregunta que sea mala o pregunta que mamá, papá o el adulto en su vida no puede escuchar, se sienten mucho más tranquilos.
El problema es cuando los niños tienen miedo de hacer la pregunta o cuando, como no los queremos asustar, les ocultamos la verdad. Los niños se dan cuenta y eso les genera mucha ansiedad. Mantener un diálogo en la casa es muy importante. Sobre todo, con los niños, no es tanto lo que les decimos sino que los dejemos hacer preguntas.
Otro punto que pueden hacer los papás es, dentro de las limitaciones que todos tenemos de espacio y económicas, tratar de crear momentos en donde estamos todavía presentes. Puede ser que el domingo se mire una película o el jueves en la tarde le hablamos a la abuela o cocinamos juntos el lunes. Que los niños tengan algo que los emocione, porque mucho de lo que en general los emociona, que es ir a buscar a los amiguitos o ir al parque, mucho de esto no lo pueden hacer. Por eso es importante que todavía tengan algo que los mantenga animados, aunque sea chiquito, no tiene que ser algo grande. Simplemente la noche de película y cada semana escoge la película uno diferente, le puede dar mucha emoción a los niños; o sea, tratar de mantener un poco este entusiasmo dentro de la realidad y dentro de lo que todos podemos.
También los padres deben entender que entre mejor estén ellos, mejor van a estar los niños. Hay que reconocer que la situación en que estamos como padres es extrema; tenemos que trabajar, ser padres, no tenemos breaks como adultos. Tenemos que ser maestros, muchos tenemos presiones económicas, no tenemos el apoyo social tan cercano que en general tenemos.
Entonces, también dentro de lo que podamos, debemos darnos nuestro tiempo para nosotros mismos, reconocer cuando estamos demasiado ansiosos, reconocer cuando necesitamos una hora con la puerta cerrada y ver nuestro programa favorito de televisión o instalarnos en el baño y tomar un baño caliente. Hay que reconocer que como adultos también necesitamos apoyo, necesitamos ocuparnos de nuestro bienestar para poder estar más presentes con nuestros hijos.
Otro punto es crear momentos de interacción con familia o amigos. Una rutina en donde, por ejemplo, todos los lunes en la tarde le hablamos a tal tía, o los martes los primos juegan juntos un juego de internet para que se mantenga el contacto con la familia y los niños no se sientan tan aislados. O se puede hacer con el mejor amiguito de la escuela, con el vecino. Dentro de lo que se puede, mantener esta rutina de contacto, para que no seamos nosotros los padres la única forma de apoyo social y de conexión que sienten nuestros niños.
¿Cómo se hace para ser honesto con ellos, pero no dar información de más o transmitir preocupación?
Dra. Weder: Ahí hay que considerar muchísimo la edad. Por ejemplo, con niños muy pequeños les das información muy básica: “Hay un virus y el virus es algo que es como…”. Muchos niños lo pueden relacionar a que han tenido una gripa o han tenido una enfermedad y hay que cuidarnos. Se les da información muy concreta. ¿Cómo nos cuidamos? Nos lavamos las manos, la mascarilla, y limitamos mucho la información en la televisión; cosas que los niños no lo van a poder procesar.
A los niños nosotros elegimos qué información les damos, les damos información muy concreta, y sobre todo escuchamos sus preguntas. Por ejemplo, yo tengo pacientes que me llegan y su pregunta más importante es, “¿Le puedo dar esto a mi perro?”. Para él es una pregunta importantísima y hay que contestársela, “Hasta donde sabemos, a los perros no les da coronavirus”, o sea, algo muy específico.
Con niños más grandes, no adolescentes pero la mitad, hay que compartir más información porque se dan cuenta: “¿Se puede uno morir de coronavirus?”. “Sí, uno se puede morir de coronavirus, pero la gran mayoría de la gente que le da coronavirus va a estar bien. Lo que te puede pasar es que te puede dar, dentro de lo que sabemos, fiebre, esto, lo otro, pero la gran mayoría de la gente va a estar bien”.
Ahora, también es importante dar una sensación de seguridad y esperanza, que son reales. Finalmente, esto es una situación muy difícil, pero es un virus. Sabemos qué podemos hacer. Si alguien mantiene medidas de seguridad, si alguien usa el cubrebocas, se lavan las manos y mantienen el distanciamiento social, hay una gran posibilidad de que van a estar bien, de que no les va a pasar nada. No es algo que esté completamente fuera de control del cual no sabemos ni de dónde viene ni qué hacer al respecto, pero es importante que los niños también sientan como que ellos están jugando un papel importante al tomar estas medidas y que esto, dentro de lo que cabe, se puede controlar.
También el hecho de que nadie sabe justo cuándo se va a acabar, pero se va a acabar. Nosotros sabemos que los virus responden a vacunas y la humanidad tiene años haciendo vacunas. Sabemos cómo se hacen, tardan tiempo, pero de que esto se va a arreglar, se va a acabar arreglando. También validar el que sí, es muy difícil no tener una fecha exacta. Es muy difícil para todos y lo entendemos.
La otra es con adolescentes. Con adolescentes hay que tener una plática mucho más como de adultos. Si ellos sienten que los tratamos como niños, se rebelan y ya no nos quieren escuchar. Ahí es mucho más como crear un diálogo, escuchar su punto de vista y tratar, sobre todo, de razonar con ellos, porque esta es la etapa más difícil. Entre más pasa el tiempo, los adolescentes que son tan impulsivos se desesperan. Ya quieren volver a ver a los amigos, ya no quieren seguir las medidas, y como que tratar de crear conciencia que ya pueden entender lo que está sucediendo.
Hablábamos de la importancia de la rutina, pero pareciera como que este virus y esta situación hizo que para todos sea importante ser flexibles. ¿Cuál es el punto medio?
Dra. Weder: Hay varios puntos ahí. Primero hay que reconocer que cada adulto está en una situación difícil. Hay gente que tiene más apoyo, hay gente que tiene más recursos, hay gente que vive en casa en vez de departamentos. Cada quien tiene una realidad diferente.
La otra es que todos estamos haciendo lo mejor que podemos. Puede ser que no sea suficiente. Si yo tengo un trabajo de tiempo completo muy probablemente no voy a poder estar sacando la tarea de mi hija al 100%. Esto es un momento más bien de estabilidad y como de supervivencia. No va a ser un momento en el que van a alcanzar su nivel académico más alto. No podemos tener todas las prioridades.
Entender que cada uno está haciendo lo mejor que puede. Se puede tratar de establecer un vínculo con los maestros para que nos den todo el apoyo dentro de lo necesitemos.
Por ejemplo, un niño chico, un niño de cinco, seis, siete, quizás tu único enfoque sea, por ejemplo, que pueda leer un poco más independientemente. Todo lo demás, si el niño no lo puedo manejar no va a ser la prioridad ahora. Ya después tendrá un tiempo de recuperar. Hay muchos veranos, hay mucho tiempo para recuperar, pero ahora es más que nada tener expectativas realísticas.
Al final de cuentas es mejor mantener la paz en la casa y mantener relaciones positivas, que estarnos peleando todo el tiempo por si acabó en la hoja número siete de la tarea o no acabó en la hoja número siete. Hay que tratar de usar refuerzos positivos. Todo el mundo ahorita está usando más los electrónicos, viendo más televisión porque simplemente no hay mucho más qué hacer, pero tratar siempre de primero el trabajo y después el juego. Si tú dejas que el niño vea la televisión antes de que haga la tarea o antes de que haga lo que le pidió la maestra va a ser muy difícil quitarle lo que le está dando mucha gratificación a lo que le causa esfuerzo. Tratar de usar todos los electrónicos como premios, “Si acabas la tarea–“, por ejemplo, decirles, “puedes ver–” – cada familia es diferente – pero ponle, “Media hora de televisión gratis, pero si haces tu tarea puedes ver 15 minutos más “. Trabajarlo para que los electrónicos se vuelvan algo positivo y una manera de reforzar lo que necesitamos que los niños estudien o aprendan, en vez de que sea lo que hace todo el tiempo y se vuelva una cuestión de pelea.
Las fiestas de fin de año se presentan diferentes este año, ¿cómo podemos hacer para que los niños no se sientan frustrados y volverlas igualmente especiales?
Dra. Weder: Las fiestas son muy importantes para todos y todos tenemos esa sensación como de frustración. Algo muy importante de cuando uno planea o cuando uno piensa en un día especial, ya sean las vacaciones o las fiestas que celebren, mucho de la alegría o del placer no solamente viene del día sino de la planeación. Por ejemplo, hay estudios que muestran que cuando uno planea unas vacaciones, uno tiene el mismo nivel de placer buscando el hotel y viendo imágenes, imaginándose estar allá, que cuando uno está realmente en el día en el hotel y en las vacaciones.
Por lo tanto, hay muchas actividades que se pueden hacer para entusiasmar a los niños. No tiene que ser algo muy caro o elaborado; puede ser simplemente decorar la casa o hacer tiras de palomitas para el árbol. Debemos enfocarnos mucho en la parte de dar. Se pueden preparar tarjetas para los abuelos, para los tíos, para los primos, hacer galletas para darles a los vecinos. Todo esto que crea el vínculo que no vamos a poder tener, pero que los conecta con su familia y con el mudo externo de una manera más directa.
En cuanto a los regalos, aunque los niños quieren el juguete, de lo que disfrutan más es que uno juegue con ellos con el juguete. Se pueden crear regalos como tener un pijamada con mamá, o poner la casa de campaña en el jardín y dormir afuera, o hacer un pastel de chocolate con algún familiar, o la posibilidad de elegir la película de la semana. Cosas que son más más de convivir y pasar tiempo juntos y que no son costosas pero que a los niños les puede ilusionar mucho.
Ya el día de la fiesta, crear una sesión virtual donde los seres queridos puedan estar presentes. Lo que hay que tomar en cuenta que si le pedimos a los niños que se sienten y que hablen con el pariente por una hora puede ser demasiado para ellos. Es más el momento, la celebración, el cantar el villancico o el cantar la canción religiosa juntos, o romper la piñata, más que realmente tener que estar ahí todo el tiempo juntos, porque la atención de los niños no dura tanto y acaba siendo más trabajo que diversión.
Se puede pensar en juegos. En vez de que sea la típica celebración en donde todos estamos sentados y las cosas salen de manera espontánea, crear actividades como jugar la lotería en Navidad. Con juegos y cosas pequeñas podemos crear esa diversión o ese ambiente que se genera cuando normalmente nos reunimos con la familia.
¿Cómo podemos hacer para no reflejar nuestras ansiedades ante el nuevo año?
Dra. Weder: Yo creo que primero ser honesto. Si uno muestra que uno también es humano y también tiene vulnerabilidades, eso es una manera de crear una conexión con los niños, no es algo malo para ellos. Lo que los afecta es cuando estamos fuera de control. Si el niño siente que se tiene que ocupar de nosotros, que tiene que volverse nuestro padre o madre, ahí es cuando es un problema, pero si uno muestra tristeza, frustración o desilusión, es normal, porque le creamos un espacio al niño para que él también diga: “Sí, yo también extraño a la abuela”, o, “me encanta cuando íbamos a nuestro país y comíamos el helado de tal lugar”. Eso está bien.
¿Qué signos nos pueden indicar que los niños no están del todo bien y que necesitan un poquito más de apoyo?
Dra. Weder: Ahí depende mucho de edad. Los niños muy pequeños cuando no están bien tienden a tener regresiones, como un retroceso en sus habilidades. Por ejemplo, si ya no tomaba biberón, ahora quiere biberón otra vez. Si ya no tenía miedo a la oscuridad, otra vez tiene miedo a la oscuridad. Se vuelven más apegados, no quieren estar solos, tienen más miedo. Los niños un poco más grandes en general presentan más miedos, pero no necesariamente al coronavirus; presentan miedo en general, a los fantasmas, a los monstruos, de nuevo a la oscuridad. Ves esa ansiedad, pero no siempre saben exactamente de dónde viene, sino que se sienten más ansiosos.
En niños más grandes, en adolescentes, puedes verlos que se retraen, pueden volverse más rebeldes, más enojados. Sí les entiendo en algo; es difícil con COVID medir el nivel académico, porque si un niño que estaba motivado de manera escolar o le interesaba la escuela y de repente ya no muestra ningún interés, si lo ves que ya no se está comunicando con sus amigos como se comunicaba antes, o cosas que le interesaban ya no le interesan, todo eso son señales de alerta para nosotros.
Ahí, primero hay que tratar de establecer una recomendación, que el niño no se sienta juzgado. Tú estás ahí más que nada para escuchar. Muchas veces lo que ellos quieren es que los escuchemos, quieren la compañía.
Es bien importante como padre a veces simplemente escuchar y quedarse callado para que el niño se abra y nos diga más. Si realmente queremos que se sientan bien, siempre tratar de primero escucharlos, que nos digan todo lo que nos quieren decir y después tratar de pensar juntos cómo hacerlo sentir mejor, y obviamente si la preocupación es más alta, buscar ayuda.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición Diciembre / Enero 2021 de la revista Parents Latina.
Imagen portada: Getty Images
Imagen doctora: gentileza Natalie Weder
comentarios