Los 15 mejores consejos para dejar los pañales
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La paciencia es una virtud
Cuando pensé que mi hija estaba lista (alrededor de los 26 meses), íbamos al baño cada 10 minutos, aun cuando no estuviéramos en casa. De a poco, llegamos a 15 minutos, 20 minutos, etc., y después de un día o dos, podía ir a hacer pis sola. Con el popó, la historia fue diferente: ¡tuve que sobornarla con M&M’s!
— Elissa Murnick; Fairfield, Connecticut
Mi hijo aprendió a hacer pis en el baño bastante rápido, pero aprender el número 2 requirió un poco más de esfuerzo. Al principio teníamos que buscar las “pistas” para darnos cuenta de que estaba intentando hacer popó y llevarlo al baño. Como llevaba tiempo (a veces más de media hora), comenzamos a leerle para que la espera fuera más divertida. Paciencia, paciencia y paciencia, ¡esa es la clave!
— Karen J. Wright; Mankato, Minnesota
La verdad al desnudo
Una vez que mis hijos se interesaron por dejar los pañales, entre los 2 años de edad y los 2 y medio, los dejamos correr desnudos antes de la hora de bañarse y los alentamos a usar el retrete. Luego los dejé estar sin pantalones en casa durante largos períodos (salió bien, se acordaban de ir al baño si no tenían la ropa puesta). Después de que manejaron el uso del baño cuando estaban desnudos, de a poco fuimos poniéndoles ropa (primero ropa interior, finalmente pantalones). Este método fue bastante fácil, con muy pocos accidentes y contratiempos.
— Jennifer Walker; Cleveland, Ohio
El tiempo es la base de todo
¿Estás contando los días para pasar al retrete? ¿O quizás ya has tenido algunos intentos poco exitosos? De cualquier modo, escuchamos lo mismo una y otra vez: tu hijo tiene que estar listo. Y no te preocupes, algún día lo va a estar. “Ningún niño se graduará de la escuela secundaria en pañales”, bromea Carol Stevenson, mamá de tres hijos en Stevenson Ranch, California, que entrenó a cada uno de ellos a diferentes edades. “Pero es muy fácil preocuparse, porque tu hijo tiene una cierta edad y todavía no está listo, lo que agrega mucha presión y lo convierte en una lucha”. Una vez que estés segura de que tu hijo está listo para dejar los pañales (busca las señales, como demostrar interés en el baño, avisarte cuando quiere ir o querer que lo cambies rápido después de hacer popó), prueba con cualquiera de estos trucos para que sea más sencillo.
Todo se resuelve con sobornos
Dos palabras: ¡Mini M&M’s! Promete a tu hijo que, cada vez que vaya al baño, le darás dos o tres, pero si se limpia solo (un gran desafío para nosotros) le darás cuatro o cinco. Esto logra la diferencia, porque creo que una de las razones por las que a los niños no les gusta ir al baño es que aprender a limpiarse es un poco desagradable.
— Donna Johnson; Charlotte, Carolina del Norte
Recomiendo enfáticamente los sobornos como motivación para dejar los pañales: teníamos una pequeña alcancía de plástico en el baño y premiábamos cada pequeño éxito (un centavo por hacer pis, dos por hacer popó). Nuestra hija estaba encantada: miraba la alcancía con ojos brillantes y la sacudía, y nos decía que cada vez estaba más pesada. Cuando terminó, tomamos sus ganancias del baño y las cambiamos por monedas de 25 centavos para que las pudiera usar en los juegos del centro comercial.
— Lisa Spicer; Los Ángeles, California
Papá lo hace
Después de un par de intentos fallidos, probé con una técnica nueva mientras mamá estaba de viaje con sus amigas durante el fin de semana. Cubrimos el sillón y las sillas con plástico y compramos ropa interior “de hombre”, como la de papá. Pasamos el fin de semana en camisetas y ropa interior, haciendo un juego cada aproximadamente una hora para ver quién podía ir al baño. Hubo muy pocos accidentes y hacerlo durante un fin de semana redujo el estrés. Todavía es uno de mis recuerdos preferidos.
— Scott Smith; Mount Washington, Kentucky
Practicando puntería
Hacer que mi hijo aprendiera la parte de estar parado era difícil, así que lo convertimos en un juego. Puse cinco Cheerios en el retrete y le dije que les apuntara cuando hiciera pis. Cada vez que lo hacía bien, podía elegir un premio de una bolsa de regalitos que compré en la tienda de “todo por un dólar”. — Erika Cosentino; Lawrenceville, Nueva Jersey
Un montón de cumplidos
Escuché todos los trucos: etiquetas, sobornos con juguetes, ropa interior especial. Pero tienes que elegir algo que sea consistente con tu estilo de crianza. Yo no usaba recompensas de ningún tipo, y no quería empezar con esto. Lo que funcionó: mucha atención exclusiva, refuerzos positivos, amor, afecto y orgullo cuando mis hijos tenían éxito. Dar mucha importancia a los pequeños logros es clave.
— Diane Hund; Elmhurst, Illinois
No usé nada especial –como retretes para niños, bacinicas o bragapañales– porque la YMCA local a la que iban mis hijas no lo recomendaba. Incluso tuvimos que firmar un contrato declarando que íbamos a respetar su política para dejar los pañales en casa. Se me indicó que pusiéramos a las niñas (que tenían 2 años y medio) en el retrete común durante el día cuando me pareciera que tenían que ir al baño. Después de una semana y un montón de “¡Sí! ¡Hiciste popó!” y “¡Muy bien! ¡Hiciste pipí!” estaban listas, y tuvieron muy pocos accidentes. A fin de cuentas, creo que simplemente alcanzaron el nivel de desarrollo necesario para estar listas.
— Sandra Gordon; Weston, Connecticut
Mentiritas piadosas
Mi hijo del medio fue muy testarudo con respecto a hacer el número 2 en el retrete: se negaba rotundamente, sin importar cuál fuera la recompensa. Así que finalmente le dije que cuando tiramos la cadena, el popó va hacia el mar para alimentar a los peces: si no hacía el número 2, los pobres peces no tendrían nada para comer. Mi hijo, compasivo y sensible como es, sintió que era su misión hacer popó para “salvar” a los peces. Después de todo, ¡Nemo y Dory contaban con él!
— Liane Worthington; Simpson, Pensilvania
¿Cuál es la frecuencia?
Me encantaría atribuirme el mérito por su entrenamiento, pero fueron las increíbles maestras que tuvo en la guardería las que hicieron el trabajo pesado: lo sentaban en el retrete cada 20 minutos, sin falta. Nosotros solamente seguimos su ejemplo en casa. Y creo que ver a sus compañeros ir al retrete hizo que él también quisiera hacerlo.
— Roberta Perry; Phoenixville, Pensilvania
Descubrimos que a nuestro hijo simplemente no le interesaba acordarse de ir al baño solo, así que probamos el Potty Watch, que le encantó. Puedes programar este reloj de pulsera para que suene una canción y se prendan las luces en intervalos de 30, 60 y 90 minutos; luego se reinicia y vuelve a empezar el conteo.
— Heather Ledeboer; Athol, Idaho
Descubrir el miedo
Nuestro primer hijo empezó a hacer pis en el retrete a los 18 meses, pero tenía miedo de hacer “lo otro”. Después de ofrecerle muchas recompensas y frustrarnos, hablamos con el médico, que nos explicó que algunos niños ven la defecación realmente como parte de sí mismos, y tienen miedo de tirar la cadena. Esto tenía mucho sentido, porque era un niño muy analítico. Después de mostrarle un libro de anatomía para niños y de explicarle cómo funcionaba el sistema digestivo, empezó a hacer popó al día siguiente.
— Ginny Graham; Collegeville, Pensilvania
El impacto de las etiquetas
Cada vez que uno de nuestros niños pequeños usaba el retrete, yo decoraba sus ropas con etiquetas. Al final del día le mostraban las hileras de etiquetas (que parecían las estrellas de un general del ejército) a su padre. Ellos obtenían el doble de elogios por sus éxitos al dejar los pañales y yo encontré una forma fácil y poco costosa de recompensarlos.
— Jen Singer; Kinnelon, Nueva Jersey
Encontrar el soborno justo
Probamos con Cheerios, M&M’s, tablas de premios, gritos y canciones de animadoras, pero nada funcionó. Mi hijo siempre tuvo una obsesión con los autos y los camiones y, por suerte, recién se había estrenado la película Cars. Mi esposo buscó todas las miniaturas de los personajes de la película en las tiendas locales. Vimos la película y después le dijimos a mi hijo que, cada vez que fuera al baño, le daríamos un auto. Fue mágico. Después de 15 autos, dejó los pañales completamente. Estoy segura de que Disney estaría orgulloso.
— Darlene Fiske; Austin, Texas
Arriesgarse
Usa la abstinencia. Me parecía que mi hijo de 2 años estaba listo para dejar los pañales, pero ninguno de los “trucos” funcionaba. Elegimos un sábado, le pusimos ropa interior y nos preparamos. Se hizo en los pantalones cuatro o cinco veces en la primera hora; seguimos cambiándolo y diciéndole que tenía que ir al baño en lugar de hacerse en los pantalones. Después de un día muy largo, finalmente lo entendió, y para el lunes ya había dejado los pañales. De vez en cuando tenía algún accidente, pero parece que hacer el cambio de una sola vez realmente funcionó.
— Pamela Scott; York, Pensilvania
Ubicación, ubicación, ubicación
Descubrimos que los asientos para niños que van sobre el retrete eran demasiado intimidantes para usar directamente. Además, como en general necesitan un taburete, puede llevarles demasiado tiempo alcanzar el retrete. Mi hija de 2 años comenzó con una bacinica pequeña de Elmo, que dejábamos en la sala de estar porque allí pasaba la mayor parte de su tiempo. De a poco, la movimos más y más cerca del baño, y finalmente pasamos a un asiento de Dora que iba directamente sobre el retrete.
— Tracy Burton; Grand Ledge, Michigan
En la carretera
Mi hija estaba aterrorizada de los desagotes automáticos de los baños públicos, así que probé con este truco. Colocaba una nota adhesiva sobre el sensor y eso evitaba que el retrete se desagotara automáticamente. Después de que terminara, se limpiara y saliera del baño, podía quitar el papel y dejar que el retrete desagote.
— Tracy Marines; Lancaster, Pensilvania
Viajamos con un retrete pequeño con asiento desmontable para ayudar a que mi hija se sienta más cómoda en los “terribles” retretes grandes de los baños públicos.
— Christine Louise Hohlbaum; Paunzhausen, Alemania
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