La importancia de los modales en la mesa

Durante mi infancia, la hora de cenar era sagrada. Mi madre nos senataba a mis dos hermanas y a mí y nos reiteraba casi de forma ritual la importancia de saber comportarnos en la mesa. En los Estados Unidos, sobre todo en los tiempos modernos en los que ambos padres trabajan, parece que la costumbre de cenar en familia se está perdiendo. Como consecuencia de ésto, los niños no saben comportarse en la mesa cuando cenan con otros adultos.

La semana pasada invitamos a unos amigos (sin hijos) a cenar. Inicialmente tenía planeado darles de cenar más temprano a mis dos hijos  varones (de 9 y 12 años) y luego dejar que los adultos cenaran solos. Pero tras pensarlo mejor, decidí darles la oportunidad de compartir la mesa con nuestros invitados. Incluso yo misma me sorprendí de lo bien que se portaron. Todos disfrutamos de la compañía de mis hijos, quienes participaron en las conversaciones y se sintieron incluidos en la mesa.

Al terminar de comer, ambos se despidieron respetuosamente, mientras las adultos continuabamos con la conversación. Antes de despedirse, nuestros amigos nos felicitaron por los buenos modales de nuestros hijos. En ese momento me di cuenta de lo importante que había sido compartir la mesa con ellos y no excluirlos. Reconozco que no tengo la misma constancia o paciencia que tenía mi madre, pero después de ver a mis hijos comportarse respetuosamente entre adultos no puedo evitar sentir una gran satisfacción. Esta experiencia me impulsa a continuar una tradición que espero que mis hijos valoren y trasmitan a sus propios hijos.

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