Aprender a tocar un instrumento musical no es fácil pero vale la pena
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Hace unos tres meses, mi hijo Sebastián (de 9 años) me dijo que quería aprender a tocar la guitarra. Me encantó que la iniciativa partiera de él mismo, sobre todo porque yo también toco la guitarra y se trata de un instrumento que se puede aprender relativamente rápido y es fácil de transportar. Además se presta muy bien para reuniones sociales, en las que todos pueden tocar y cantar canciones populares. Después de hacer algunas averiguaciones, encontré un profesor y comenzamos las clases.
Pero antes de empezar, le expliqué a Sebastián que para aprender hay que tener mucha paciencia y practicar un rato todos los días. Los dos estuvimos de acuerdo en las condiciones y la importancia de no faltar a ninguna clase. Al principio fue fácil, pero a medida que pasa el tiempo es más difícil mantener una rutina, en especial cuando tiene tarea escolar adicional o tiene que estudiar para una prueba.
Siempre quise que mis hijos aprendieran a tocar un instrumento musical. Tanto mi familia como la de mi marido es sumamente musical (mi madre es profesora de piano y el padre de mi marido era músico de jazz) y me gustaría mantener la tradición. Sin embargo, mi hijo mayor nunca mostró interés. Por esa razón, me alegré mucho cuando Sebastián quiso aprender a tocar la guitarra. Por el momento, le cuesta pero parece estar contento. Yo intento incentivarlo pero sin presionar demasiado. Estoy segura que cuando logre dominar el instrumento, se va a sentir sumamente orgulloso de sus logros y podrá disfrutar aún más de la música.
Foto: Jupiterimages
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