Cuando nadamos o estamos en una piscina, la cera que tenemos en el oído puede disminuir, permitiendo que el agua suavice la piel y que las bacterias que normalmente viven en el canal auditivo lo penetren más fácilmente y causen una infección.
Para evitar que esto suceda, es conveniente mantener los oídos secos. Para esto, se recomienda:
Seque sus oídos con la toalla tan pronto salga de la piscina.
Pídale que voltee su cabeza hacia abajo (a ambos lados) y tire suavemente del lóbulo de la oreja en diferentes direcciones para ayudar a que salga el agua.
Considere usar una secadora de pelo en el nivel más bajo, a una distancia de 12 pulgadas (30.5 cm).
No use hisopos ni le introduzca nada en los oídos.
Consulte a su médico acerca de usar gotas para la prevención de las infecciones.
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