Guía para tratar la fiebre en niños pequeños
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No puedes dejar nada a la suerte cuando tu niño pequeño o grande tiene fiebre, pero tampoco debes desesperar. Te explicaremos qué puedes hacer para mantenerla calma—y ayudarlo a sentirse bien antes.
Por Leslie Gross Klaff y Nicole Harris
Traducido por Ana Cristina González I Foto: Getty Images
Todos hemos pasado por esto: Te despiertas a mitad de la noche por el llanto adolorido de tu pequeñín, y notas que su frente está caliente al tacto. Le tomas la temperatura, y el resultado te acelera el pulso. Tu primer instinto es llamar al médico. Pero, en muchos casos, esto es lo que recomiendan los expertos que debes hacer: Respirar profundo y relajarte.
Claro, es más fácil decirlo que hacerlo. Muchos padres tienen “fobia a la fiebre”—una tendencia a perder la calma al ver que la temperatura del niño está subiendo. Hasta el 30% de las visitas de cuidado pediátrico agudo se deben a la fiebre, según un estudio publicado en Pediatrics in Review. “Muchos padres creen que la fiebre es peligrosa,” dice Robert W. Steele, M.D., un pediatra del St. John’s Children’s Hospital, en Springfield, Missouri. “Pero la mayor parte del tiempo no es nada serio.”
De cierta forma, la fiebre es algo bueno: Significa que el sistema inmune de tu hijo está haciendo su trabajo al batallar con algún resfriado u otra infección, dice Michael Devon, M.D., pediatra de práctica privada en el área de Filadelfia. El cerebro ordena que se aumente la temperatura del cuerpo, lo cual hace que los glóbulos blancos ataquen y destruyan la invasión de virus y bacterias. Aunque no lo creas, los niños sanos de todas las edades pueden, en general, tolerar fiebres de hasta 106° F (41,1° C) sin ninguna complicación. Lo más probable es que la temperatura de tu hijo nunca se acerque a este número tan preocupante, pero debes prepararte: Es casi inevitable que la temperatura de hijo ascienda por encima de los 100° F (37,8 ° C) en sus primeros tres años.
¿Debo Visitar al Médico?
La mayoría de los gérmenes que causan fiebre—como la gripa, la influenza, y la gastroenteritis—no son peligrosas y se pueden manejar en casa. Sin embargo, como padre o madre, lo que debes hacer respecto de la fiebre depende mucho de la edad de tu hijo y la medida exacta de temperatura.
Menos de 3 meses de nacido: Cualquier temperatura sobre los 100,4° F (38° C) es para llamar al doctor. Debido a que el sistema inmune de un infante aún no se ha desarrollado del todo, es vulnerable a alguna infección potencialmente letal como la meningitis bacteriana o la neumonía, y a veces el único síntoma es un aumento en la temperatura corporal.
Entre 3 y 6 meses: Tu hijo debe ser revisado por su pediatra si su fiebre llega a 101° F (38,3° C), según Steven Shelov, M.D., asesor de Parents y editor en jefe de Caring for Your Baby and Young Child, de la Asociación Americana de Pediatría.
Más de 6 meses: Puedes evitar llamar al médico siempre que la temperatura no llegue a 103° F (39,4° C), con una importante excepción. Llama inmediatamente al médico si una fiebre es de 102° F (38,9° C) o más y está acompañada de dos o más de los siguientes síntomas: tos, dolor de garganta, secreciones o congestión nasal, dolor en el cuerpo, dolor de cabeza, escalofríos. Estos síntomas clásicos de la influenza H1N1 (que se parecen demasiado a los de la influenza estacional) tienden a ocurrir en las primeras 24 horas luego de que aparece la fiebre, y tu pediatra podría recomendar que le des el medicamento antiviral Tamiflu para reducir la severidad y duración de sus síntomas.
Ya que la fiebre es una señal del cuerpo de que algo anda mal, presta atención a los otros síntomas que aparezcan. Si tiene secreciones nasales con una fiebre baja (inferior a los 101° F o 38,3° C), normalmente significa que tiene un resfriado o gripa común, mientras que el vómito y la diarrea podrían indicar gastroenteritis. En ambos casos, la fiebre tiende a aparecer de forma gradual y a desaparecer después de unos días. Pero los síntomas de la influenza tienden a aparecer de forma más repentina. “La influenza le cae a tu hijo como balde de agua fría,” dice Jason Homme, M.D., profesor asistencial de pediatría en la Mayo Clinic de Rochester, Minnesota. “Un día se siente bien, y de repente no se puede parar de la cama al siguiente.”
Para aquellos niños considerados en más alto riesgo (aquellos menores a 5 años o con ciertas condiciones médicas, como el asma o la diabetes), se podría necesitar tratamiento, así que el doctor podría solicitar una prueba de influenza. Si tu hijo parece sano en general, el médico simplemente asumirá (en base a tu descripción) que es una influenza, en cuyo caso necesitará permanecer en casa hasta que pase 24 horas sin fiebre sin utilizar ningún medicamento antipirético.
Señales de Alarma con las Fiebres
Avisa inmediatamente al médico si tu hijo dice tener dolor de garganta, del oído, o al orinar, ya que estos síntomas podrían indicar faringitis o amigdalitis, otitis, o infección en la orina, los cuales necesitan uso de antibióticos. También debes avisar al consultorio si tu hijo presenta síntomas de deshidratación, como orinar menos de los normal, llorar sin producir lágrimas, o estar menos alerta de lo normal.
Aunque no es común, algunos síntomas (usualmente acompañados por la fiebre) requieren atención médica inmediata. Ve directo a la sala de urgencias si tu hijo tiene mucha dificultad para respirar, llora sin consolación, tiene dificultad al caminar, o desarrolla una erupción o irritación que no se pone blanca al tacto o manchas púrpura parecidas a moretones (estas dos últimas podrían indicar meningococemia, una infección en la sangre que es potencialmente letal).
Llama al 911 o el servicio de urgencias de tu país si su lengua, labios, o uñas se tiñen de azul (una indicación de que no está recibiendo suficiente oxígeno) o tiene el cuello rígido (una posible indicación de meningitis) o tiene dolor abdominal severo (que podría indicar apendicitis). También debes llamar al pediatra si tu hijo tiene menos de dos años y su fiebre dura más de 24 horas.
Para niños mayores, puedes esperar tres días antes de llamar a menos de que tenga síntomas que indiquen influenza estacional o H1N1. Pide una cita médica si la fiebre de tu hijo desaparece y vuelve algunos días después, ya que pudo haber desarrollado una infección secundaria.
Cuándo Tratar la Fiebre en Niños Pequeños y Grandes
Si bien es un instinto natural el tratar la fiebre de tu hijo para que se sienta mejor, ten en cuenta que el medicamento simplemente va a ocultar la fiebre, no curarla. “Una vez que el efecto del antipirético pase, la fiebre de tu hijo podría volver a dispararse debido a que la causa subyacente sigue ahí,” dice Laura Jana, M.D., pediatra y coautora de Heading Home With Your Newborn, de la Asociación Americana de Pediatría.
Como regla general, deberías enfocarte en cómo se ve, siente, y actúa tu hijo, en lugar de lo que dice el termómetro. “Si tienes que perseguirlo por todos lados para que se tome la medicina, probablemente no la necesita,” dice la Dra. Jana. “Dejar que la fiebre de tu niño siga su curso quizás ayude a su cuerpo a combatir la infección de base.”
Pero si bajar la temperatura de tu niño lo podría ayudar a sentirse menos malhumorado, está bien que lo intentes. Para niños menores a 6 meses, un acetaminofén específico para infantes (como Tylenol) es el único antipirético recomendado. Los niños pequeños y grandes también pueden tomar ibuprofeno (como Motrin o Advil), que es más efectivo controlando la fiebre pero también más propenso a causar irritación estomacal. Nunca administres aspirina a un niño menor a 16 años—puede causar Síndrome de Reye, una condición hepática que es potencialmente letal.
Si la fiebre del niño es persistente, pregunta al médico ya que quizás recomiende tratarlo con dosis alternadas de acetaminofén e ibuprofeno (esperando al menos 2 horas entre cada medicina). Pero si tomas este camino, asegúrate de registrar las dosis y horas exactas para prevenir una sobredosis.
Sin embargo, el medicamento no es la única indicación para la fiebre. Un baño con agua tibia o con paños húmedos puede ayudar a refrescar a tu hijo temporalmente. No debes usar agua fría o helada. “Esto causará que tu hijo tiemble, lo cual puede hacer que su temperatura suba más todavía más tarde,” dice el Dr. Steele. Evita frotarle alcohol para bajar la fiebre, un peligroso remedio antiguo que puede causar intoxicación, convulsiones, o incluso coma.
Darle a tu hijo muchos fluidos—incluyendo paletas y gelatina—va a ayudar a su cuerpo a batallar la enfermedad y a mantenerse hidratado. Si tiene vómito o tiene diarrea, ofrécele bebidas terapia oral de rehidratación para ayudar a reemplazar los electrolitos y fluidos. Mantén a tu hijo vestido con ropa liviana que permita el paso de aire; vestirlo con capas puede ser una buena opción ya que puede pasar de sudar a empezar a temblar de un momento a otro. Y no olvides el remedio casero más importante: muchos cuidados y cariño.
Preguntas Frecuentes sobre los Niños Pequeños y Grandes con Fiebre
¿Qué tipo de termómetro debo usar?
Si tu hijo tiene menos de tres años, el termómetro rectal ofrece las mediciones más precisas. Puedes usar un termómetro oral para niños más grandes.
¿La fiebre alta puede hacer que mi hijo tenga alucinaciones?
Si bien los adultos son más propensos a tener alucinaciones cuando la temperatura corporal aumenta, es posible que tu hijo febril empiece a ver cosas que no están ahí (como muñecos flotando en la habitación o insectos caminando por sus manos). Las fiebres altas—102° F o más—presentan mayor probabilidad de causar alucinaciones. Si bien pueden asustar mucho a tu hijo, no causan daño.
¿Mi hijo va a tener una convulsión febril?
Es posible. La convulsión febril es causada por un aumento repentino en la temperatura el cual perturba la actividad eléctrica normal en el cerebro. Tu hijo es propenso a tener convulsiones febriles si hay historia familiar de esto o si ha tenido una en el año anterior. Aunque los síntomas típicos—ojos en blanco, movimientos espasmódicos, y hasta vómitos—son difíciles de ver, las convulsiones febriles rara vez causan daño al niño y no generan predisposición a la epilepsia. Si está teniendo una convulsión febril, mantenlo a nivel del suelo y lejos de objetos punzantes; gira su cabeza hacia un lado para que su lengua no obstruya su respiración. Llama al 911 o al servicio de urgencias de tu país si dura más de cinco minutos.
Si la fiebre de mi hijo supera los 106° F (41,1° C), ¿podría causar daño cerebral?
Sí, una fiebre tan alta puede causar daños permanentes, pero casi nunca es resultado de la enfermedad por sí sola. Es más probable que ocurra si tu hijo sufre un golpe de calor (que podría resultar de ser dejado en un carro caliente en pleno verano).
Este artículo fue originalmente publicado en Parents.com
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