7 cosas que jamás debes decirle a tus hijos

 
 
 

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1. “Buen trabajo.”

Investigaciones han demostrado que lanzar frases como  “buen chico” o “así se hace” cada vez que tu hijo hace algo bien le hace depender de tus afirmaciones más que de su propia motivación dice la consejera para Parents Magazine, Jenn Berman, (Sicóloga Clínica), autora de A to Z Guide to Raising Happy, Confident Kids. Ahorra los cumplidos para cuando de veras los merezcan y sé lo más específico posible. En vez de decir “gran juego,” dile, “qué buena asistencia. Me gustó cómo le ayudaste tu compañero de equipo.”

2. “La práctica hace al maestro.”

Es cierto que entre más tiempo tu hijo dedique a afinar sus destrezas, éstas sin duda serán mejores. De cualquier manera este adagio puede aumentar la presión que ellos sienten al realizar una actividad que implique ganar o ser el mejor. “Les están dando el mensaje que si cometen errores, es porque no entrenaron lo suficiente,” dice Joel Fish, autor de 101 Ways to Be a Terrific Sports Parent. “He visto a chicos recriminándose y preguntándose, ‘¿qué estoy haciendo mal?  practico, practico, practico, y aún así no soy el mejor.'” Por el contrario, aliéntalos a que trabajen duro porque así perfeccionarán sus destrezas y se sentirán orgullosos de su progreso.

3. “Estás bien.”

Si tu chico se raspa la rodilla y rompe en llanto, tu instinto te hará asegurarle que no está malherido. Pero decirle que está bien, puede empeorar las cosas.  “Si tu hijo está llorando es porque no está bien,” dice la doctora Berman. Tu misión es ayudarle a que entienda y también lidiar con sus emociones, no descartarlas. Trata de abrazarlo y hazle saber que sabes cómo se siente dile, ‘esa fue una caída miedosa’ y luego pregúntales si quiere una curita o un beso (o ambas).

4. “¡Apúrate!”

Tu hijo toma su desayuno, insiste en amarrar sus zapatos (así no lo sepa hacer bien) y muy seguramente va a llegar tarde a la escuela -de nuevo-. Pero presionarlo a que se apresure crea estrés adicional, dice Linda Acredolo, coautora de Baby Minds. Suaviza tu tono diciéndole, “apurémonos,” lo que le envía un mensaje de que ambos, están en el mismo equipo. O quizás lo puedes convertir en un juego: “apostemos a ver quién se pone los pantalones primero”.

5. “Estoy a dieta.”

Si estás tratando de perder peso, no se lo digas. Si tu chico te ve pesándote en la báscula todos los días y te escucha decir que estás gorda, es posible que desarrollen una imagen negativa de su cuerpo, afirma Marc S. Jacobson, M.D., profesor de pediatría y epidemiología en Nassau University Medical Center, en East Meadow, New York. Es mejor decir, “Estoy comiendo saludable porque me gusta la manera en que me hace sentir.” Aplica la misma táctica para cuando hagas ejercicio. “Necesito ejercitarme” suena a queja, en cambio “que lindo día hace, voy a salir a caminar” quizás le inspire a que te acompañe.

 

6. “No tenemos suficiente dinero para comprar eso.”

Es fácil usar esta respuesta casi automática, cuando tu hijo te ruega por ése juguete de moda. Pero hacer eso le envía el mensaje que tú no estás en control de tus finanzas, lo que puede asustar a los chicos, dice Jayne Pearl, autora de Kids and Money. Los chicos mayores te pueden acusar cuando has comprado algo costoso para para la casa. Escoge una frase alternativa para enviar enfatizar en la misma idea, como “No vamos a comprar eso porque estamos ahorrando para comprar cosas más importantes.” Si  insiste en discutirlo más a profundidad,  es el momento perfecto para hablar acerca de presupuestos y de cómo manejar el dinero.

7. “No le hables a extraños.”

Este es un concepto difícil para que ellos lo entiendan. Aún si una persona no es conocida, es posible que piense que sea un extraño, si es amable con él. Además los niños puede que tomen esta regla de manera incorrecta y se lleguen a resistir a la ayuda de la policía o de los bomberos, a quienes no conocen, comenta  Nancy McBride,  directora ejecutiva del National Center for Missing & Exploited Children, en la oficina regional de la Florida, en Lake Park. En vez de advertirle acerca de los extraños, dale ejemplos con situaciones reales:  (“¿Qué harías si un hombre que no conoces te ofrece un caramelo y llevarte a casa ?”), déjale que te explique para saber qué haría, luego guíale hacia las acciones correctas. La mayoría de los casos de niños secuestrados involucran a  una persona que los chicos conocen, también puedes adoptar el mantra de McBride: “Si alguien te hace sentir triste, asustado o confundido, debes decirme enseguida.”

 

 

Foto: iStock  

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