Cómo actuar cuando los niños se portan mal
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El hecho de que tu hijo cambie repentinamente su comportamiento y deje de tener una actitud amena para mostrarse irritable, rebelde, agresivo y falto de modales puede ser producto de no lograr —muchas veces—lo que quiere. La clave es encontrar el equilibrio entre corregir con disciplina positiva y no caer en el exceso de permisividad que promueve que los niños sean incapaces de recibir un “no” de buena manera.
Existe un estudio muy curioso realizado a 500 familias por el Departamento de Psicología de la Universidad de Washington que afirma que los menores de edad se portan peor con las madres que con el resto de los adultos. Según explicó el Dr. Leibowitz encontraron que el 99,9% de los niños de ocho meses podían estar jugando felizmente, pero cuando de repente entraban sus madres, empezaban a llorar, liberar su rabia y así llamar la atención de forma inmediata.
Un niño que se porta mal es aquel que no se adapta a lo que se entiende como “normal”. A medida que crecen tú como madre o padre, necesitan enseñar pautas de conducta en función a su edad.
Justamente algunas de las razones de su mal comportamiento son: sueño, hambre, cansancio, aburrimiento, necesitan llamar la atención o buscan independencia.
De acuerdo con el pediatra Jordi Sasot los padres tienen que cortar el problema de raíz y marcar las reglas antes de los 4 años, así lo recomendó en un artículo de la fundación Eroski.
Lo primero que tiene que hacer una madre o padre para corregir con disciplina con amor es descubrir el origen del berrinche el cual puede ser por: educación, biológico o trastornos de conducta. O quizás está relacionado con la hiperactividad.
Según lo explica el Dr. Sasot los niños con transtornos de conducta tienen origen por la sobreprotección de sus padres —los típicos papás que le solucionan todo al pequeño para evitar que sufra—.
“Si a un niño menor de 3 años aún le dan de comer los padres, le permiten hacer lo que desee y les resuelven todos los problemas, no se los educa para manejar la frustración, por lo tanto son incapaces de aceptar un ‘no'”, explicó.
¿Qué hacer ante un mal comportamiento?
El castigo resulta ser una solución momentánea, pero aumenta la agresividad (insultos, amenazas, bofetadas) en los niños.
En vez de someterlo a duros castigos aplique técnicas de sanción con las que el niño asuma las consecuencias de sus actos. Por ejemplo, si su maestra envió una nota comunicando que no hizo la tarea, no cometas el error de hacerla por él o ella. Pídele que termine lo que no hizo y la que le dieron ese mismo día. Si por el contrario se reusa a comer, no le sirvas el postre hasta que termine el primer plato. Y si no quiere ir a dormir a la hora que le indicaste, déjalo que elija, pero al día siguiente deberá levantarse para ir al kinder o escuela a la misma hora de todos los días.
También es necesario acudir a recompensas, y no hablamos de materiales sino a elogios, atención, afecto y compañía. Cuando acudas a premios, no lo hagas siempre para que el niño no asocie que si tiene una buena conducta obtendrá un regalo. En este caso el reconocimiento tiene que llegar en el mismo momento de la acción para que no exista el riesgo de que el niño no identifique el porqué.
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