Bullying, enemigo devastador
Encuentra mucha más información pensada para ti
¡Síguenos en Facebook!

Nombres ofensivos, burlas o maltrato físico hacen parte del repertorio de abusos que puede sufrir un niño que es víctima del bullying. El objetivo de este repetitivo abuso psicológico y/o físico es el de asustar o someter a quien lo sufre, y puede resultar en traumas psicológicos, la exclusión social de la víctima y hasta intentos de suicidio.
En diciembre del 2008, Amanda Suzanne Brownell trató de cometer suicidio en el baño de la secundaria Del Mar High School en San José, California, como respuesta al acoso sexual del que estaba siendo víctima a través de MySpace, Facebook y AIM. Las investigaciones revelaron que Amanda había recibido 3500 mensajes de texto agresivos en el mes previo al episodio. Brownell falleció en abril tras años de continua lucha contra el daño severo producido en su cerebro que la mantenía inmovilizada y sin posibilidades de comunicarse.
En un caso más reciente, la pequeña Gabrielle Molina se ahorcó el pasado 22 de mayo en su casa en Queens, Nueva York, después de ser víctima del bullying virtual de sus compañeros de escuela primaria. En una nota devastadora, la niña de 12 años pidió perdón a su familia y explicó las razones de su decisión. Su madre, Glenda Molina, le dijo a la policía que su hija venía sufriendo de depresión a causa del acoso de sus compañeritos de clase. De acuerdo al National Crime Prevention Council, el 43 por ciento de los adolescentes sufren de bullying cibernético.
El bullying es una realidad a la que tanto padres como educadores deben estar alerta para evitar desenlaces negativos en la salud física y psicológica de los niños.
¿Qué efectos puede tener a largo plazo el hostigamiento en la salud y desarrollo de tus hijos y qué puedes hacer al respecto?
Estos chicos suelen tener mayor riesgo de tener depresión, ansiedad, problemas de autoestima, calificaciones más bajas y de no terminar la escuela. A veces, pueden desarrollar síntomas como dolores de cabeza o de estómago para los cuales no se encuentran causas físicas. Pero lo bueno es que estos problemas se pueden prevenir si se interviene a tiempo. Lo primero es establecer una buena comunicación con tu hijo y diseñar un plan de acción:
■ Habla con los maestros en la escuela para que estén alerta.
■ Pregúntale a tu hijo qué ha hecho, si funcionó o no y dale sugerencias de cómo actuar si llegara a repetirse el incidente.
■ Nunca motives a tu hijo a pelear o a tomar represalias físicas o de otra naturaleza que no harían más que empeorar el problema original.
comentarios