Los cambios de humor: Parte 5

 
 
 

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Para muchos papás los tres años están llenos de muchas sorpresas. De repente tu pequeño es mucho más interactivo, puede participar más y mejor porque sabe lo que quiere y casi siempre puede dejarte saber sus necesidades sin frustrarse. Pero prepárate para más cambios. Al entender mejor el mundo que los rodea también comienzan a entender que hay cosas que no les gustan o que los asustan.

3 años
LOS BUENOS MOMENTOS HAN REGRESADO Y TU PEQUEÑO ESTÁ CÓMODO CONSIGO MISMO Y CON EL MUNDO QUE LO RODEA.
Actos y actitud. Tu pequeño desafiante de repente se vuelve obediente, cooperador y ansioso de complacer a los demás.
Los expertos dicen. A los 3 años, los niños ya saben más sobre sí mismos: Han llegado a superar etapas: usa la bacinilla y entiende algunos conceptos sociales como el de tomar turnos, por lo tanto, se sienten más cómodos. A esta edad, siguen desarrollando el lenguaje y algunas habilidades cognoscitivas por lo que pueden tener algún contratiempo, explica Sheila Ribordy, Ph.D., sicóloga infantil en DePaul University, en Chicago. Pero, en general, está dicharachero y servicial.
Qué hacer. Disfruta de su progreso. Es un buen momento para enseñarle una buena técnica de relajación, como respirar lentamente para que aprenda a calmarse cuando se enfada.

 3 AÑOS Y MEDIO
COMIENZA OTRA ETAPA DE DESEQUILIBRIO. SE AVECINAN TROPIEZOS.
Actos y actitud. Un día está asustado e inseguro y el otro empecinado y arbitrario. Al estar luchando con la coordinación, ésta es una fase física y emocionalmente torpe.
Los expertos dicen. Durante este período se desarrollan los miedos a las personas y los lugares. Entre los 3 y 4 años, la imaginación alza el vuelo, por lo que le puede costar distinguir la fantasía de la realidad. Y aunque a esta edad son mejores para expresar sus necesidades, necesitan ser alentados para usar palabras cuando se enojan o se frustran.
Qué hacer. Háblale de sus temores —no antes de que se acueste, sino cuando esté relajado y puedas conversar con tranquilidad—. Un buen recurso para enseñarle a describir sus sentimientos es el libro My Many Colored Days, del Dr. Seuss (Knopf Books), que vincula los colores con los humores.

Foto: Thinkstock Images

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