10 razones por las que el berrinche de tu niño en realidad es algo bueno

 
 
 

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Aunque no lo creas, los berrinches son una parte importante de la salud emocional y el bienestar de tu niño.

Por Kate Orson

Traducido por Ana Cristina González I Foto: Getty Images

Los berrinches de los niños pequeños son uno de los aspectos más desafiantes de la crianza de los hijos. Tendemos a sentirnos como buenos padres cuando nuestros niños pequeños están sonrientes y cómodos, pero podemos sentirnos impotentes y abrumados cuando están tirados en el suelo pataleando y gritando. Sin embargo, aunque no lo creas, los berrinches son una parte importante de la salud emocional y el bienestar de nuestros niños, y podemos aprender a estar más tranquilos frente a eso. Aquí hay 10 razones importantes por las que el berrinche de tu niño es realmente algo bueno.

1. Mejor afuera que adentro

Las lágrimas contienen cortisol, la hormona del estrés. Cuando lloramos, literalmente estamos liberando el estrés de nuestros cuerpos. También se ha descubierto que las lágrimas reducen la presión arterial y mejoran el bienestar emocional, siempre que haya un ser querido cercano que lo apoye. Quizás has notado que cuando tu niño está al borde de un berrinche, nada está bien. Está enojado, frustrado o lloriqueando. También puedes haber notado que después de la tormenta, está de mucho mejor humor. Ayuda si dejemos que nuestros hijos hagan berrinches sin intentar interrumpir el proceso para que lleguen al final de sus sentimientos. “El llanto no es el dolor, sino el proceso de salir ileso”, explica Deborah MacNamara, PhD, educadora de padres y autora de Jugar, Descansar, Madurar: Lo que todo niño pequeño quisiera que supiéramos acerca de él.

2. El llanto puede ayudar a que tu hijo aprenda

Hace unos años trabajaba como niñera para un niño de 5 años. Él estaba construyendo con algunos Legos y comenzó a hacer un berrinche porque se atascó. Sin embargo, después de la rabieta, se sentó y arregló la estructura de Lego. He visto muchos momentos como este, en los que un niño está luchando y el expresar su frustración le ayuda a aclarar la mente para poder aprender algo nuevo. “El aprendizaje es tan natural para los niños como respirar”, dice Patty Wipfler, fundadora de Hand in Hand Parenting. “Pero cuando un niño no puede concentrarse o escuchar, generalmente hay un problema emocional que bloquea su progreso”. Las investigaciones sugieren que, para que se produzca el aprendizaje, el niño debe estar feliz y relajado, y expresar su malestar emocional es parte de este proceso.

3. Tu hijo puede dormir mejor

Los problemas para dormir suelen ocurrir porque los padres pensamos que la mejor manera de abordar los berrinches y los disgustos es tratando de evitarlos. Entonces, las emociones reprimidas de un niño brotan cuando su cerebro está en reposo. Tal como los adultos, los niños también se despiertan porque están estresados o tratando de procesar algo que está sucediendo en sus vidas. Permitir que tu hijo llegue al final de su berrinche mejora su bienestar emocional y puede ayudarle a dormir toda la noche.

4. Dijiste “no”, y eso es bueno

Lo más probable es que el berrinche que tiene tu niño es porque dijiste “no”. ¡Y eso es bueno! Decir “no” le deja claro a tu hijo los límites sobre lo que es un comportamiento aceptable o inaceptable. A veces evitamos decir “no” porque no queremos lidiar con las consecuencias emocionales, pero podemos mantenernos firmes con nuestros límites mientras ofrezcamos amor, empatía y abrazos. Decir “no” significa que no le temes al lado complicado y emocional de la crianza de los hijos.

5. Tu hijo se siente seguro al decirte cómo se siente

Los berrinches en realidad son un gran cumplido, aunque no siempre lo parezca. En la mayoría de los casos, los niños no hacen berrinches para manipularnos o para conseguir lo que quieren. A menudo, tu hijo acepta el no y el berrinche es una expresión de cómo se siente al respecto. Puedes mantenerte firme con el no y empatizar con su tristeza. El disgusto por la galleta que se partió o los calcetines de colores incorrectos solo son un pretexto, y es amor y conexión lo que realmente necesita.

6. Las rabietas los acercan más

Puede ser difícil de creer en ese momento, pero observa y espera. Puede que tu hijo enojado no parezca que aprecia que estés allí, pero lo hace. Déjalo que pase por la tormenta de sus sentimientos sin intentar detenerlo o “arreglarlo”. No hables mucho, pero ofrécele algunas palabras amables y tranquilizadoras. Ofrece abrazos. Tu hijo absorberá tu aceptación incondicional y luego se sentirá más cerca de ti.

7. Las rabietas ayudan a la conducta de tu hijo a largo plazo

A veces, las emociones de los niños se manifiestan de otras formas, como la agresión, la dificultad para compartir o la negativa a cooperar en tareas sencillas como vestirse o cepillarse los dientes. Todas estas son señales comunes de que tu hijo está luchando con sus emociones. Tener una gran rabieta ayuda a tu hijo a liberar los sentimientos que pueden interferir con su yo natural y cooperativo.

8. Si el berrinche ocurre en casa, hay menos posibilidades de que ocurra en público

Cuando los niños pueden expresar plenamente sus emociones, a menudo optan por tener sus disgustos en casa, donde sienten que tenemos más disponibilidad para escucharlos. “Cuanto más les pedimos a nuestros hijos que ‘mantengan la calma’ en casa y en público, más se acumula la tensión dentro de ellos”, dice Michelle Pate, instructora de clases para padres y directora de programas de Hand in Hand Parenting, quien vive en Bend, Oregón. “Cuanto más podamos encontrar tiempo y espacio para escuchar los sentimientos de molestia de nuestro hijo en casa, menos sentimientos reprimidos se llevarán consigo en cada salida”.

9. Tu hijo está haciendo algo que la mayoría ha olvidado cómo se hace

A medida que tu hijo crezca, llorará menos. En parte, esto es madurar y aprender a regular sus emociones. En parte, es aprender a “encajar” en una sociedad que no acepta demasiado la expresión emocional. Cuando los adultos nos enojamos, nos estresamos o “perdemos el control” con nuestros hijos, a menudo es porque también necesitamos un buen llanto. Es difícil para los adultos, y en particular para los hombres, encontrar la sensación de seguridad y conexión para dejar salir nuestros sentimientos. Así que deja que tu hijo tenga ese berrinche que mejora el estado de ánimo mientras sus emociones aún fluyen libremente.

10. Los berrinches también te están curando

Cuando presenciamos un berrinche de nuestros hijos, eso nos despierta grandes sentimientos. Cuando éramos jóvenes, nuestros padres pueden no haber escuchado nuestros arrebatos con empatía. El disgusto de nuestro hijo puede desencadenar recuerdos de cómo nos trataron, de lo que quizás ni siquiera seamos conscientes. La crianza de los hijos puede ser un camino para la sanación nuestros propios desafíos emocionales cuando obtenemos apoyo y la oportunidad de ser escuchados.

Después de momentos emocionales con tu hijo, tómate un tiempo para practicar el autocuidado, hablar con un amigo, reír y tal vez llorar. Mantener la calma requiere práctica, pero cuando lo logramos, literalmente estamos reconfigurando nuestros cerebros para convertirnos en padres más tranquilos y pacíficos.

Kate Orson tiene un hijo, es educadora de padres en Basilea, Suiza, y autora de Tears Heal: How to Listen to Our Children.

Este artículo fue originalmente publicado en Parents.com

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