5 situaciones en las que mamá sufre machismo
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Pero, esta no es la única forma de machismo implicita –o sutilmente disimulada- que sufrimos las mamás. A continuación te presentamos otras situaciones que esperamos muy pronto sean cosa del pasado.
1. El baby shower es una fiesta femenina
¡Ay no! Aún no ha llegado la criatura y se refuerza la idea de que el bebé es responsabilidad de mamá. Incluso, las invitaciones –a menos que sean diseños originales- te dan como opción una mujer embarazada. Olvidando que son dos los que están “embarazados”. Los juegos muy pocas veces incluyen a papá. Y cuando se hacen, por lo general, son para ridiculizarlo pidiéndole, por ejemplo, que tome de un biberón. Ante una próxima a invitación su respuesta sera no, porque son “fiestas de mujeres”.
2. Las pañaleras son el bolso de mamá
Así como los cambiadores están en los baños femeninos, las pañaleras se han convertido en un accesorio más de la mujer que del bebé. Inclusive, casas de moda de alta costura los tienen como parte de su inventario femenino. Es decir, se presume que la labor de cambiar pañales es exclusivamente de la madre, como si nacieramos con un “gen” especial en nuestro ADN. También lo hemos hecho mal, pero con la práctica llega la perfección.
3. Conversaciones “importantes” de hombres
Durante las fiestas, no hablo de cumpleaños de nuestros chiquitines, sino las nocturnas, se dan ciertas dinámicas en las que todos llegan en pareja. De pronto, como si alguien sonara un silbato y dijera “todos a sus puestos”, la concurrencia comienza a separarse. Las chicas conversan con sus amigas, los hombres van buscando su zona ‘impenetrable’ y los niños buscan con que jugar. Ante la llegada de algún chiquillo a la zona VIP de los hombres, siempre alguno exclama “ve donde Mami que esta es una conversación importante de hombres”. Respiren. Inhalen y exhalen. En ese momento, siempre hay algún papá normal que dice, “tranquilo que se quede aquí con nosotros”. Pero si es niña, por lo general. Otro del club exclama, “bueno tal vez el tema no es apropiado para ella”. En ese momento, sale mami al rescate. En una fiesta mamá es la que se encarga, la mayoría de las veces, de que los niños coman, se entretengan y no rompan nada en una casa ajena. Porque papi está “ocupado” en una “conversación importante”, cuando la de mami también lo es.
4. “Cuidado que no te vean, estás lactando”
Uno de los momentos más bellos –y no miento, más retantes de mi rol de madre fue la lantancia. Hermoso por el vínculo con mi hija, pero difícil porque lactaba cada hora. Cuando eso sucedía, no importaba dónde estuviera o con quién, la pegaba a mi pecho y asunto resuelto. No compré la manta de lactar, pero siempre usaba un zarón o un paño grabado con su nombre (muy al estilo de los 70). “¡Cuidado que se te ve el seno!”, era el grito de alarma de mis acompañantes. Mi esposo era más tranquilo, pero buscaba la forma de casi arroparme con el zarón. Si lactar en un proceso natural, ¿por quá tenía que sentarme en la última mesa del restaurante? “Para que esté más cómoda”, me sugirieron varias veces. No es comodidad para la madre, es otra muestra de machismo. No está bien visto que una mujer lacte en un lugar público, cuando es absolutamente natural. No es un acto pornográfico amamantar; es alimentar.
5. “Como es niña eso le toca a la mamá”
Por lo general, en la cultura latina, las abuelas aún conservan esa idea de que todo lo concerniente a las niñas debe ser manejado por el sexo femenino. “El no sabrá que hacer. El no puede orientarla como tú”, etc. El machismo aflora en estos consejos. Triste, pero cierto. Ante esta situación, el hombre tiene dos opciones. O se revela, o se recuesta. ¿Cuál es la más fácil?… Mientras, la madre asume mayores responsabilidades, también reafirma esa conducta machista y se agota. La crianza (enseñarle valores, bañarlos, educarlos, cuidarlos) debe ser un acto natural para los padres, porque juntos procearon a esa nueva personita.
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