Mamá a más de 10 mil metros de altura
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Se acerca el Día de Acción de Gracias. Luego la Navidad y, unos días después, la fiesta de fin de año. Vienen tiempos de reflexión, de celebraciones, nuevas metas y, para muchas familias, de viajes en avión, sea para visitar nuevos destinos o para reencontrarse con los abuelos, tíos, primos y con los viejos amigos de la niñez.
Vale la pena preguntarte entonces: ¿cuán preparada estás para que tu paso por el aeropuerto y el vuelo con el niño transcurran con eficiencia y tranquilidad? Para que puedas responder a la interrogante comparto contigo algunas ideas fruto de mis periódicos viajes en avión en compañía de mi pequeña.
- Ligera de equipaje: Ahora que las aerolíneas cobran por gran parte de las maletas que transportan y que la seguridad aeroportuaria se ha intensificado, esfuérzate por hacer tu equipaje con inteligencia. Boletos y documentos personales de la familia deben ir contigo y estar a la mano. Lleva la ropa que el niño realmente necesita y no dos o tres opciones para cada día. Infórmate sobre lo que NO puedes empacar y sobre la cantidad permitida de líquidos, aerosoles o gels en el bolso de mano. Yo he perdido varios protectores solares y algunas lociones debido a que el envase era demasiado grande. Consulta con la aerolínea sobre el transporte de alimentos necesarios para el pequeño (por ejemplo, la leche maternal). Abajo, lee la muy útil sección dedicada a “Viajar con Niños” en la web de la Transportation Security Administration.
- Antes de abordar el tiempo vuela (y con niños, vuela más): Sal de casa con plena anticipación, aségurate de que conoces la ruta hacia el aeropuerto (no tomes un atajo por primera vez) y recuerda que cuando uno viaja con niños se necesita, siempre, minutos extras: ya sea por un cambio de pañal, una repentina visita al baño, una rabieta que calmar o un control de seguridad que tomó más de lo esperado. Recuerda que cuando es época de fiestas el tiempo de espera en los aeropuertos se alarga notablemente. Tras los controles de seguridad no te detengas a tomar ese ansiado café sin antes averiguar donde está la puerta de salida de tu vuelo. Mejor aún: toma tu cafecito cerca de donde te corresponde partir.
- Entretener al pequeño viajero: Los vuelos en avión, especialmente los que duran varias horas, son una excelente ocasión para estrenar algunos cuantos juguetes nuevos. Me refiero, claro, a juguetes simples, pequeños, fáciles de cargar y que requieren la atención prolongada del niño: folletos para colorear, stickers, rompecabezas diminutos, materiales para hacer manualidades (un brazalete, un marco de fotos, tarjetas de Navidad). Cada vez que voy a viajar a mi Lima natal (desde Houston, el vuelo es de unas siete horas), suelo pasar por la tienda de manualidades para abastecerme de recursos que mantengan ocupada a Emilie. Si tienes un DVD portátil vale la pena llevarlo contigo, aunque hay vuelos que ofrecen la opción de ver una película a bordo, previo pago respectivo.
- Pequeños detalles que hacen una gran diferencia: Unos días antes de partir escribe una lista de todo aquello que no puedes olvidar: pasaportes, boletos, medicinas, pañales, meriendas. Revisa la lista antes de salir de casa. Consulta con el pediatra respecto a cómo lidiar con posibles dolores de oído del pequeño, debido al cambio de presión del aire en el avión. Usa ropa cómoda para viajar (tus botas de tacón alto son divinas, pero pueden convertirse en una tortura mientras cargas con el niño, el bolso y las maletas). Finalmente, en el aeropuerto, date el tiempo para hacer una visita al baño con el peque antes de subir al avión: mejor entonces, que en medio de una repentina turbulencia.
A todas y cada una de ustedes…¡Bon Voyage!
Paola Cairo es una periodista que nació y creció en el Perú. Actualmente vive en Texas con su familia. Para conocerla más visita su blog Con Ojos de Mamá.
Foto: iStockphoto
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