Hola, doctora Aliza | Edulcorantes artificiales
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La verdad es que han sido aprobados por los gobiernos de más de cien países, incluido el nuestro. Entre las organizaciones que los consideran seguros para su consumo, tanto por los niños como por los adultos, siempre y cuando sea en moderación y como parte de una dieta balanceada, figuran la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus iniciales en inglés), la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Médica Americana. Obviamente, hay contraindicaciones: todo niño o adulto que padezca de fenilcetonuria —una alteración que no permite metabolizar un aminoácido, que es el compuesto que tiene que ver con el Aspartame (fenilalanina)— debe evitar este producto. La fenilcetonuria, cabe mencionar, no es muy común.
Cuando se habla de consumirlos en moderación, ¿a qué se refieren? Por ejemplo, en el caso del Aspartame, no consumir más de 50 miligramos por kilogramo (que equivale a 2.2 libras) de peso al día. La persona promedio consume menos de 2 por ciento de esto al día.
Hay quien dice que no vale la pena ofrecerles productos con edulcorantes artificiales a los niños porque necesitan las calorías y los nutrientes para alcanzar su desarrollo y crecimiento óptimos. Por otro lado, hay quien dice que estos edulcorantes podrían ayudar a controlar la epidemia de obesidad entre los latinos. Personalmente les recomiendo a los padres que aumenten la actividad física de sus pequeños y mejoren la calidad de los alimentos que les sirven, es decir menos comidas fritas para bajar la cantidad de calorías, menos golosinas, menos postres y dulces y, lo más importante, evitar la comida chatarra.
Tengo muy en claro que es en la infancia cuando se están desarrollando los hábitos y los sabores de los niños. ¿No prefiere que su hijo aprenda a que le gusten los sabores naturales de las frutas y los vegetales en lugar de los artificiales? Si los chicos se acostumbran a los sabores naturales, cuando les ofrezcan los de edulcorantes artificiales los rechazarán. Puede ofrecerles sabores dulces naturales, como la canela, en su plato de avena. Agréguele fruta, ya sea fresca o congelada, a su yogur, en vez de usar un edulcorante artificial. Sea creativa y no se arrepentirá.
Por Aliza A. Lifshitz, M.D.
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