Dietas infantiles: forzada a adelgazar

 
 
 

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El tema de la influencia negativa que los medios de comunicación y campañas de mercado tienen sobre la imagen que niñas y adolescentes tienen de su cuerpo ha sido ampliamente tratado por pediatras, psicólogos infantiles y dietistas entre varios otros profesionales. En un medio donde la gran mayoría de las famosas recuperan su figura preembarazo en cuestión de semanas y las pasarelas de moda se llenan de modelos raquíticas, la lucha es continua para lograr que las pequeñas no se dejen afectar por la imagen de la extrema delgadez y aprendan a amar su cuerpo.

Dara-Lynn Weiss, una de las ensayistas de la revista Vogue escribió para la edición de abril sobre cómo puso a su hija de 7 años en la dieta de Weight-Watchers. ¿Su argumento? El pediatra de la pequeña le explicó que la niña estaba alcanzando los límites de la obesidad. Bajo esta mirada, la idea de Weiss de ayudar a su hija a alcanzar un peso saludable parecería normal y amorosa, sin embargo los métodos para alcanzar dicho objetivo se vuelven cuestionables, como mínimo. Si bien es cierto que la pequeña Bea tenía un alto riesgo de desarrollar presión alta y diabetes tipo 2, su madre llevó el asunto a extremos.

En vez de una aproximación saludable al ejercicio y una alimentación balanceada y nutritiva, que finalmente no sólo hubiera mejorado la salud general de la pequeña sino que la ayudaría a establecer mejores hábitos generales para evitar futuras complicaciones, Weiss explica como logró que su hija bajara de peso “dándole menos de comer.”

Un fragmento del artículo escrito por Weiss narra: “En una ocasión dejé a Bea sin cena a manera de castigo, después de enterarme de que en una celebración de un día escolar había consumido casi 800 calorías, incluyendo pan y chocolate. Le quité el privilegio de comer pizza los viernes después de que admitió que había comido ensalada de maíz como plato acompañante una semana. Me enfurecí completamente con una barrista en Starbucks cuando no pudo aclararme si el chocolate caliente para niños que mostraban en el menú era 100 o 120 calorías. Como no pudieron aclararme, le quité la bebida a Bea de las manos, la tiré en la basura y salí furiosa. En muchas ocasiones tuvimos discusiones públicas en fiestas infantiles porque Bea decía que quería comer pastel y galletas.” Espeluznante.

Incluso con el problema inicial de sobrepeso, un niño de la edad de Bea debe consumir entre 1200 y 1600 calorías al día, dependiendo de su constitución, género y nivel de actividad, esto según datos del Departamento de agricultura de los Estados Unidos (USDA). Bea ha mantenido el régimen establecido por su madre, con reprimendas cuando come algo indebido y un año después (y con dos pulgadas más de estatura) la niña pesa 16 libras menos. Como premio su mamá le ha comprado varios vestidos y aunque la niña dice no haber cambiado quien es, a pesar de la perdida de peso, Weiss insiste que “la niña gorda es asunto del pasado.”

Foto: Hemera

 

 

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