Ashton tenía razón
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Hace algunos meses, el actor de Hollywood Ashton Kutcher, ya estrenado como papá, hizo un llamamiento en las redes sociales para que los baños de hombres de restaurantes y lugares públicos incorporaran cambiadores de bebés. Normalmente, estos cambiadores están solo en baños de mujeres y, en algunos casos, en baños familiares.
There are NEVER diaper changing stations in mens public restrooms. The first public men’s room that I go into that has one gets a free shout out on my FB page! #BeTheChange
Posted by Ashton Kutcher on Domingo, 8 de marzo de 2015
La verdad es que esto generó una avalancha de apoyo a su favor y también otra serie de requerimientos de papás en todo el mundo que principalmente tenían que ver con la dinámica de padres mucho más involucrados en la crianzas de sus hijos. Por ejemplo, uno se quejaba de lo corto que era el post-natal para los papás, otro de que había decidido renunciar a su trabajo para dedicarse solo al cuidado de sus hijos, ya que su esposa tenía un muy buen trabajo y sus amigos se burlaban de él, etc.
Pero me quiero detener en el tema de los baños. La verdad es que ya no tengo bebés, aunque recuerdo muy bien el problema de los cambiadores. Sin embargo, con mi hija “foster”, que solo tiene 4 años, tengo en reiteradas ocasiones el siguiente problema: vamos con mi esposa y ella al centro comercial, mi esposa se da una vuelta por la tiendas, yo me quedo con la chica y de pronto ella quiere ir al baño. La llevo al restaurante mas cercano y al llegar al baño me enfrento al dilema ¿a qué baño la llevo? ¿al de hombres, normalmente mucho mas sucio que el de mujeres? Entonces le digo: “Entra sola al baño de mujeres y yo te espero aquí afuera. Eso a ella no le gusta mucho y me dice: “Pero papá, quiero entrar contigo para que me ayudes”. Insisto: “Anda, ¡tú ya eres grande!,¡tienes 4 años! En 11 meses cumples 5, ¡¡tienes casi 5 años!! Casi se pone a llorar…Y tiro mi mejor arma: “Mira, si vas sola te doy un regalo” Ante mi jugosa oferta entra sola y yo espero afuera. Cada mujer que entra me mira con cara de “que hace este depravado parado en la puerta del baño de mujeres” y trato de explicarles que la niña esta adentro. Pero después de 10 minutos sucede lo peor: “Papá, ¡necesito ayuda!” Y qué hago. Si no aparece alguna dama a ofrecerme ayuda, no queda más remedio que reaccionar… Espero a que salgan todas las mujeres del baño y entro fugazmente, la limpio y fuera. Justo saliendo me topo con una señora que viene entrando y que me mira con cara de odio y me dice “¡excuse me, wrong bathroom!” Yo solo le muestro a la niña…
Me imagino que a muchos papás, mientras sus esposas están en las tiendas, —algo que suele ocurrir—, les ha sucedido esto. ¿Cuál es la solución? Baño familiar. Cada vez más restaurantes, sobre todo nuevos, están incorporando un tercer baño público familiar, ideal para evitar este tipo de circunstancias. De hecho, el otro día en un restaurante italiano pedí hablar con el manager y le dije que me gustaba su lugar solo por el baño. Me miró con cara de espanto. Pero le expliqué que el tener un baño familiar hacía mucho más cómoda nuestra visita.
¡Ups!, tengo que terminar esta columna porque mi hija chica quiere ir al baño… Gracias a Dios todos los baños de nuestra casa son baños “familiares”.
¡¡Mucho éxito!!
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