7 Errores de disciplina que todos los padres cometen
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Cuando se trata de lidiar con el mal comportamiento, todos los padres la riegan a veces. Conoce siete errores de disciplina comunes y cómo arreglarlos.
Por Katy Rank Lev / Foto: Getty Images
Los niños y niñas se comportan bajo patrones impredecibles, dice la asesora de Parents, Michele Borba, doctora en pedagogía y autora de The Big Book of Parenting Solutions. Comúnmente, actúan igual cuando están cansados, hambrientos o hartos, y es tarea del adulto tomar nota y hacer los ajustes correspondientes. Ignorar las señales del niño es uno de los errores de disciplina que las mamás y los papás cometen todo el tiempo, pero arreglarlo puede hacer una enorme diferencia en la experiencia de crianza. Le pedimos a los expertos que nos revelaran los errores más comunes de disciplina con soluciones fáciles de implementar hoy mismo.
Ser demasiado negativos
“¡No le pegues a tu hermana!” “¡Deja de jalarle la cola al perro!” La cantidad de cosas que le dices a tu niño de edad maternal o preescolar que no haga es interminable.
La solución: Pide el comportamiento que deseas ver. Nadie quiere criar a un niño que no entiende de límites, pero “los padres y madres dicen ‘no’ con tanta frecuencia que los niños se vuelven sordos a esta palabra y esta pierde su poder”, explica la Dra. Borba. Más aún, “con frecuencia les decimos a los niños que no hagan algo sin dejarles saber qué sí deberían estar haciendo”, observa Linda Sonna, doctora en filosofía y autora de The Everything Toddler Book.
Reserva el decir no para situaciones verdaderamente peligrosas (piensa: tenedor en el enchufe eléctrico o tu hijo comiéndose una planta arañuela), y enfócate en decirle a los niños cómo te gustaría que se comportaran. Por ejemplo, en lugar de decir, “¡No te pares mientras estés en la tina!”, intenta decir, “Nos sentamos en la tina porque está resbalosa”. Después, cuando observes a tu hijo salpicando sentado, elógialo (“¡Me gusta cómo estás sentado!”) para reforzar su buen comportamiento.
Esperar demasiado de los niños
Están sentados en la iglesia cuando tu niño pequeño grita. Tan pronto como lo callas, lo hace de nuevo. ¡Qué mortificante! ¿Por qué no escucha?
La solución: Juega a la maestra. Los niños y niñas muy pequeños aún no han desarrollado el control de impulsos o no han aprendido las normas sociales que se requieren en lugares públicos como tiendas y restaurantes. “Los padres y madres dan por hecho que los niños saben más de lo que saben”, dice la Dra. Sonna.
Cuando tu hija/o transgrede una norma, recuérdate a ti misma que ella/él no está tratando de ser una molestia, simplemente no sabe cómo actuar en esa situación, así que regañarla/o no es eficaz (ni justo). Enfócate en mostrarle a tu hijo/a cómo quieres que se comporte, diciéndole en voz baja cosas como, “Estoy callada porque estoy en la iglesia, pero si necesito algo de papá me acerco a él y le susurro”. También, señálale lo que otros están haciendo (“Mira cómo Charlie está iluminando mientras espera a que llegue su comida”). Los niños son imitadores innatos, así que ponerles el ejemplo o dirigir su atención hacia algo que queremos que hagan logra muchas cosas.
“Toma tiempo y varias repeticiones para que los niños aprendan a manejarse a sí mismos”, dice la Dra. Sonna, esto significa que debes esperar darle a tu niña/o muchos recordatorios y sacarlos del lugar si no entienden el mensaje. Con el tiempo, aprenderán cómo actuar.
Ejemplificar conductas que no deseas ver
Cuando se te cae algo, tú gritas. Un hombre se te cierra en el auto y tú lo insultas. Pero después te enojas si tu hijo/a reacciona de la misma manera cuando las cosas no salen como él/ella desea.
La solución: Discúlpate e inténtalo nuevamente. Nuestro comportamiento tiene un efecto de búmeran: si gritamos, nuestros hijos probablemente también lo harán, dice Devra Renner, coautora de Mommy Guilt. Sí, es difícil tener un comportamiento perfecto durante todo el día, así que discúlpate cuando falles. “Las emociones son poderosas y difíciles de controlar, incluso para los adultos”, comenta Renner, pero decir “perdón” demuestra que, no obstante, somos responsables de nuestras acciones. Además, crea una oportunidad para hablar del por qué reaccionaste de la manera como lo hiciste y ofrece maneras apropiadas de responder cuando te sientes frustrada.
Intervenir cuando los niños simplemente te incomoden
Oyes a tus niños perseguirse uno al otro por toda la casa e inmediatamente les gritas.
La solución: Ignora selectivamente. Con frecuencia, los padres y madres sienten la necesidad de meterse cada vez que los niños hacen algo, pues, de niños. Pero el ser siempre la mala del cuento es extenuante, comenta la Dra. Borba. Ten en mente que los niños a veces hacen cosas que son irritantes porque están explorando nuevas habilidades (así que tu niño pequeño podría verter jugo en el cereal porque está aprendiendo sobre los líquidos). Otras veces, quieren atención.
Cuando se trata de reaccionar, la regla de oro de la Dra. Borba es: cuando la seguridad no es una cuestión, intenta esperar vigilante. Si tu hija de 6 años enciende su grabadora con la nariz, trata de no gritarle. Observa qué pasa si solo sigues haciendo lo que estabas haciendo como si no pasara nada. Lo más probable, si no respondes, es que ellos al final dejarán de hacerlo y tú te sentirás más tranquila, habiendo evitado un duelo de gritos.
Hablar y no actuar
“Apaga la tele… Esta vez sí va en serio… ¡En serio!” Cuando tus advertencias son vagas, tus hijos siguen portándose mal por la misma razón que tú te pasas el semáforo amarillo: no hay consecuencias.
La solución: Establece límites y cumple lo prometido. Hostigar, dar segundas oportunidades y negociar dan el mensaje de que la cooperación es opcional, dice Robert MacKenzie, doctor en filosofía y autor de Setting Limits With Your Strong-Willed Child. Para enseñar a los niños a seguir reglas, deja claras las expectativas y actúa cuando las rompan. Si quieres que tu hijo/a, por ejemplo, se levante del sillón y haga su tarea, comienza con instrucciones respetuosas (“Por favor, apaga la tele ahora y haz tu tarea”). Si lo hace, agradéceselo. Si no, dale una consecuencia: “Voy a apagar la tele ahora. Hasta que no termines tu trabajo, se suspenden tus privilegios de ver la tele”.
Usar el tiempo fuera de modo ineficaz
Cuando mandas a tu niña/o de 3 años a su cuarto por pegarle a su hermano, comienza a golpear su cabeza contra el piso, enfurecida/o.
La solución: Considera la posibilidad de darle un tiempo dentro. El tiempo fuera tiene la intención de ser una oportunidad para que el niño/la niña se calme; no un castigo. Algunos niños y niñas responden bien a esta sugerencia de que se vayan a un cuarto silencioso hasta que se calmen. Pero otros lo ven como un rechazo y eso los hace enojar. Además, esto no le enseña a los niños cómo quieres que se comporten. Como alternativa, la Dra. Sonna sugiere darle un “tiempo dentro”, en el que tú te sientas en silencio con tu niño/a. Si está muy enojado/a, abrázalo/a hasta que se calme, agrega la Dra. Sonna. Una vez que se ha relajado, explícale con calma por qué ese comportamiento no estuvo bien. ¿Estás demasiado enojada como para consolarlo/a? Ponte a ti misma en tiempo fuera; una vez que te hayas calmado, habla con tu hijo/a sobre qué te gustaría que hiciera diferente. Podrías empezar por decirle: “¿Qué puedes hacer en lugar de pegarle a Milo cuando él agarra tu tren?”.
Dar por hecho que lo que funciona para un niño funciona para otro
La mejor manera de lidiar con el lloriqueo de tu hijo es agacharte al nivel de sus ojos y explicarle cómo sus acciones tienen que cambiar. Pero tu hija es más agresiva y se rehúsa a escuchar.
La solución: Desarrolla una caja de herramientas diversa. Es fácil culpar a tu niño/a cuando una técnica de disciplina falla. Pero “quizás tengas que actuar de diferente manera con cada niño para obtener la conducta que quieres”, observa Avivia Pflock, coautora de Mommy Guilt. Mientras que un niño tal vez responda a un recordatorio verbal de lo que es aceptable, el otro puede necesitar una consecuencia cuando se porte mal, por ejemplo, desconectar el Wii. Ser firme con un niño y ser sentimental con el otro no es ser incoherente; es responder a diferentes necesidades y estilos de aprendizaje, asegura Pflock. “El castigo deberá corresponder al delito, y al niño”.
Este artículo fue originalmente publicado en Parents.com
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