6 maneras de criar un hijo agradecido

 
 
 

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¿No sería maravilloso que tu hija apreciara todo lo que tiene en su vida siempre y no sólo en el día de Acción de Gracias? Estos consejos te ayudarán a criar a un hijo que es agradecido todo el año.

Por Dr. Harley A. Rotbart.

La culpa fue una gran estimulante del apetito durante mi infancia. Tengo recuerdos vívidos de estar sentado en la mesa de la cocina sin haber tocado mis vegetales y escuchar a mi madre decir: “Limpia tu plato, hay niños en China que están muriendo de hambre”. Cuando me convertí en padre, me comprometí a no usar la culpa para enseñarles a mis hijos a ser agradecidos por la comida que tienen en su plato o por la ropa de sus closets. Sin embargo, todos tenemos momentos malos.

Cuando mi hija tenía 7 años, tuvo una crisis de vestuario. Nada de lo que se probaba le gustaba y las otras niñas tenían ropa más bonita. Todo el mundo se reiría de ella si se ponía esa ropa otra vez. Todo esto pasó en un mal momento para mí: había pasado por un momento particularmente estresante en el Hospital de niños de Colorado, donde mis pacientes y sus familias estaban pasando por crisis vitales verdaderas, así que ese día llegué a mi límite antes de lo normal.

Le pregunté, “¿Cuál es tu camisa favorita?” Luego tomé esa camisa, agarré a mi hija de la mano y la llevé al carro. Fuimos a una tienda de Goodwill cercana, me detuve en el puesto de donaciones y le dije, “Este es el lugar para donar ropa a niñas que son menos afortunadas que tú y que estarían encantadas de tener la ropa de tu clóset”. Nos bajamos del carro e hice que mi niña regalara su camisa favorita al hombre de Goodwill que estaba en la acera, a pesar de que ella estuviera sollozando.

Inmediatamente, me arrepentí de cómo había manejado la situación y todavía me atormenta ese recuerdo. Hace años, mi hija me prometió que me había perdonado y se ha convertido en una joven adulta realmente agradecida y generosa (reconozco mi parcialidad). Pero desde aquel infame “asunto de la camisa”, he estado buscando estrategias de crianza menos draconianas que ayuden a los niños a ser agradecidos. Siempre habrá gente que tenga más que lo que nosotros tenemos y siempre habrá gente que tenga menos. ¿Cómo podemos enseñar a nuestros hijos a ser agradecidos en vez de envidiosos, generosos en vez de egoístas y satisfechos en vez de necesitados?

Sabemos cuáles son los hitos predecibles de la infancia: un bebé pasa de dar vueltas a gatear, luego se pone de pie y, finalmente, camina. Del balbuceo pasa a decir las primeras palabras, las primeras oraciones y luego a la insolencia adolescente. Sin embargo, a diferencia de otros tipos de desarrollo físico y conductual, el agradecimiento de un hijo (apreciar lo que tiene) parece retroceder a medida que crece. Los bebés sólo necesitan abrazos, que los mezan, un pañal limpio, leche, sonrisas amorosas y quizás un sonajero de colores para estar contentos. Los bebés más grandes se deleitan con cada escalón que suben solos o con el juego del cucú y a menudo se emocionan más con la caja y el papel de regalo que con el juguete que hay dentro.

No obstante, los niños pequeños exigen algo más que los simples placeres de la vida y empiezan a demostrar su independencia de forma natural (“¡Lo haré yo mismo!”), su rebeldía (“¡No!”) y su egoísmo (“¡Mío!”). Y justo cuando se mantienen firmes y ponen a prueba su poder de persuasión, su exposición al marketing de producto se dispara, de modo que el egocentrismo propio de su edad evoluciona a la necesidad de tener más y apreciar menos. Recuerdo un domingo en la mañana cuando nuestros hijos estaban pequeños y los pusimos frente al televisor para que pudiéramos dormir unos minutos de más. Al poco tiempo, el más pequeño, que entonces tenía dos años, entró caminando en nuestra habitación cantando: “¡Quiero Froot Loops, quiero Froot Loops!” Nunca habíamos servido Froot Loops en nuestra casa. Y en efecto, sus hermanos confirmaron que acababan de ver un anuncio de Froot Loops en la televisión. Así fue como empezó todo.

La Academia Americana de Pediatría (AAP) afirma que un niño normal puede ver miles de anuncios cada día, incluidos los de la televisión, internet y vallas publicitarias. Aunque la AAP aconseja que los niños menores de 2 años no deben pasar tiempo frente a una pantalla, los medios de entretenimiento no son la única fuente de tentación. Los supermercados ponen los dulces y golosinas a la altura de los ojos de los niños en la cola para pagar. Y una vez que empiezan a ir al colegio, el marketing de niño a niño hace que sean más conscientes de todas las cosas geniales que tienen sus amigos.

Afortunadamente, no es inevitable que tus hijos se vuelvan necesitados y exigentes, ni tampoco es irreversible si ya van por ese camino. Estas estrategias te ayudarán a enseñarles a ser agradecidos por las muchas bendiciones que tienen en su vida.

Sé un buen modelo a seguir

Tus hijos siempre están observando, escuchando y aprendiendo de lo que haces y dices, así que expresa tu propia gratitud por lo que tienes en la vida como parte de tu rutina diaria. Puedes incluir comentarios como los siguientes: “Estoy agotado porque el trabajo ha sido muy duro hoy, pero estoy muy agradecido por tener un trabajo que nos permite comprar las cosas que necesitamos”, o “Acordémonos de decirle a la abuela lo mucho que apreciamos que haya venido a quedarse aquí esta semana mientras yo estoy fuera de la ciudad” o “¿Puedes creer que el carro haya arrancado a pesar del frío que hace fuera? ¡Habría sido una caminata muy larga hasta la casa!”.

También puedes buscar formas discretas de recordarles a tus hijos las cosas por las que tienen que agradecer en sus vidas, diciéndoles frases como: “¿No somos afortunados por tener una cama cálida?” o “Es tan maravilloso ponerse ropa limpia cada mañana” o “¡Estabas tan pequeño cuando te regalaron este juguete y todavía es tan divertido jugar con él!”. La abuela de mi mujer era legendaria por decir con frecuencia a sus tres hijas pequeñas: “Recuerden, niños, están teniendo una infancia feliz”.

Fomenta la responsabilidad personal y social

Exigir a tu hijo que guarde sus juguetes después de jugar evita que los pise y los rompa, pero también le ayuda a centrarse en el valor de las cosas que ya tiene. Las donaciones a organizaciones benéficas o los trabajos de voluntariado enseñan a los niños acerca de aquellos que son menos afortunados, y que todos somos responsables los unos de los otros. Intenta hacer cualquiera de estas cosas con tus hijos: prepara bolsas de comida para las personas sin hogar que te cruces por la calle; reparte comida en un refugio; empaqueta cajas de golosinas con notas personales de agradecimiento para los soldados en el extranjero; dona juguetes y ropa usados; participa en una caminata benéfica; ayuda a una vecina mayor con sus quehaceres domésticos; visita a los residentes de una casa de ancianos. Experimentar la gratitud que sienten los demás por sus pequeños actos de bondad causa una impresión duradera en los niños.

Pon tu granito de arena para ayudar a proteger el medio ambiente caminando o andando en bicicleta en lugar de conducir por distancias cortas y ahorra agua y energía. Visita un vertedero para recordar a tus hijos los efectos del despilfarro. El reciclaje y el compostaje enseñan a los niños que incluso la “basura” y los “desperdicios” tienen valor y pueden volver a utilizarse en algún momento. Ayudar a los niños a reconocer los recursos de los que dependen también puede hacer que piensen dos veces antes de dejar las luces encendidas cuando salen de su habitación.

Observa todo el panorama

Es importante que los niños entiendan su vida dentro de un panorama global más amplio. Las libertades, las oportunidades y la seguridad relativa de nuestro país y nuestras comunidades son muy diferentes a las de la mayor parte del planeta. Sólo cuando los niños sean conscientes del mundo que les rodea, podrán apreciar mejor su pequeña parte de él. Muéstrale a tu hijo fuentes de información adecuadas para su edad como National Geographic Kids.

Considera la posibilidad de apadrinar a un niño en situación de necesidad

Varias organizaciones benéficas muy conocidas como ChildFund International y Save the Children, ofrecen la posibilidad de establecer un vínculo personal con un niño que viva en África, Asia o América Latina. A cambio de una modesta donación mensual a la que tus hijos pueden contribuir (con una parte de su mesada o de la recaudación del puesto de limonada), tu familia recibirá fotos, actualizaciones y cartas del niño al que estás ayudando.

Crea un lugar especial

Ayuda a tus hijos a diseñar una caja o estante para guardar las posesiones más importantes para ellos: un recuerdo de las vacaciones, una piedra o una concha marina bonita, una pulsera de dijes, una pelota de béisbol autografiada, la foto de una mascota. El lugar debe ser relativamente pequeño para que sólo quepan los objetos más preciados. 

Reservar un espacio limitado para los objetos más importantes ayuda a los niños a apreciar las pequeñas cosas que contribuyen a la felicidad. Si tu hijo te pide que le compres algo cuando vayas de compras, puedes preguntarle: “¿Ese juguete es tan importante para ti que sacarías algo de tu caja especial para hacerle un espacio?”.

Da las gracias durante todo el año

Efectivamente, se necesita una aldea para criar a un niño y muchas de las personas de nuestra vida merecen gratitud. Ayuda a tus hijos a hornear y entregar galletas en la estación de bomberos o de policía local; habla por Skype con los abuelos y primos que viven lejos; saluda al cartero, al recolector de basura y a la persona que limpia la calle cuando pasan por tu casa; choca los cinco con el entrenador (¡y con el árbitro!) y dale un fuerte “Gracias” después de cada partido. De hecho, ¿por qué limitar el Día de Acción de Gracias a una vez al año? Podrías designar un “jueves de agradecimiento” una vez al mes para repetir la parte más importante de la fiesta. No hace falta ni pavo ni relleno, sólo una conversación especial sobre todo aquello por lo que tu familia tiene para agradecer.

No olvides dar las gracias a tus hijos cuando hagan lo que les has pedido y, sobre todo, cuando hagan algo bueno por otra persona. Curiosamente, las investigaciones han demostrado que elegir las palabras adecuadas puede animar a tu hijo a querer hacer el bien. Un estudio reciente sobre niños de 3 a 6 años, publicado en Child Development, reveló que el uso de un sustantivo (“Puedes ser mi ayudante”) motiva más a los niños que el uso de un verbo (“Puedes ayudar”), ya que los sustantivos (como “ayudante” o “repartidor”) estimulan positivamente el sentido de la identidad del niño.

Como padres, es natural sentir a veces que somos perpetuos dadores, que nuestros hijos son perpetuos tomadores y que no importa cuánto demos y cuánto tomen, nunca será suficiente para ellos. En esos momentos, intenta recordar que el egocentrismo y el egoísmo son etapas de desarrollo de la infancia totalmente normales. La forma en que manejemos esas etapas determinará el tipo de personas que nuestros hijos lleguen a ser.

Este artículo fue originalmente publicado en Parents.com

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