5 cosas que las mamás deberían saber sobre las infecciones de los oídos

 
 
 

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Empezando por diferenciar una infección de oído frente a el dolor de la dentición, hasta entender por qué la rotura del tímpano es más común de lo que parece. Hoy nuestros expertos te ayudarán a aumentar tu coeficiente intelectual en este tema tan común.


Por Nancy Rones y Barbara Brody

Traducido por Ana Cristina González I Foto: Getty Images

En cualquier momento puede comenzar este terrible problema, quizás un fin de semana antes de salir de viaje o en un día sin muchos apuros. Sospechas de que a tu hijo le está comenzando una infección de oído y hay muchas probabilidades de que tengas razón. Además de que las madres suelen ser muy intuitivas, estudios demuestran que a más de un 80% de niños menores de tres años se le diagnóstica alguna infección del oído medio, también llamada otitis media aguda. Gracias a la vacuna antineumocócica estas incidencias han ido disminuyendo. Sin embargo, se dice que al menos 16 millones de niños anualmente asisten al pediatra por este problema. La edad más vulnerable para presentar esta infección es menos de 2 años, ya que en este periodo de vida el sistema inmunitario no se ha terminado de desarrollar y las trompas de Eustaquio, que son las encargadas de ventilar adecuadamente el oído medio, no se han terminado de formar correctamente.


“Cuando un niño tiene gripe, los pequeños tubos pueden hincharse e impedir que el líquido drene”, comenta la doctora Amanda Dempsey, profesora adjunta de pediatría y enfermedades transmisibles del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor. “Si el líquido no se drena correctamente va a crear un entorno húmedo detrás del tímpano, convirtiéndolo en un lugar perfecto para la proliferación de virus y bacterias y causa la infección”. Al comenzar la infección, los gérmenes se instalan y el líquido acumulado ejerce presión sobre el tímpano, esto ocasiona un gran dolor en su hijo. Aunque no hay manera de evitarlo, con estos cinco datos clave, podemos prepararte para que sepas qué hacer y así puedas mantener a tu hijo sano en el futuro.
La dentición casi siempre se confunde con una infección de oído
Al notar que tu bebé se comienza a tocar con frecuencia la oreja, automáticamente pensarás que es debido a algún problema de oído pero no siempre tiene que ser así. Los nervios de los últimos dientes se ramifican hacia el oído medio, por eso cuando están saliendo los dientes puede ocasionar un dolor que te haga pensar que proviene del oído.
Si además del dolor tu hijo tiene fiebre y no quiere estar acostado, es más probable que tenga una infección de oído, según la Dra. Dempsey. Si notas las encías rojas o hinchadas ese es un signo de dentición. Para determinar si es una infección de oído, se deben evaluar muchos factores, si un niño se siente mal puede rechazar la comida, le cuesta conciliar el sueño o llora más de lo normal.
Pero si tu hijo tiene fiebre y tus instintos maternos te dicen que algo anda mal, lo mejor que puedes hacer es llevarlo a consulta con su pediatra.
Muchas veces los antibióticos no son la mejor opción
Las infecciones de oído pueden ser víricas o bacterianas. Alrededor del 60% son causadas por bacterias y un 40% por virus, estas últimas no se suelen tratar con antibióticos. (Lamentablemente, el médico no puede saber qué tipo de infección es con solo mirar el oído de su hijo).
En 2004, la Academia Americana de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) y la Academia Americana de Médicos de Familia (AAFP, por sus siglas en inglés) publicaron conjuntamente unas pautas para tratar las infecciones agudas de oído en los niños. El mensaje principal de los médicos fue: No prescribir antibióticos durante dos o tres días para permitir al sistema inmunitario actuar y combatir la enfermedad por sí mismo. Hay estudios que demuestran que el 80% de las otitis media en niños desaparece en aproximadamente 7 días y sin el uso de antibióticos y alrededor del 60% de los niños tienen menos síntomas después de las 24 horas, tomen o no tomen antibióticos.
Cuando el médico no está seguro de que haya una infección en un niño sano de 6 meses a 2 años de edad y que no tiene síntomas graves (la fiebre es menor a 39 ºC y no expresa dolor) recomienda, “observar y esperar”. En niños mayores de 2 años también se recomienda pero solo si no hay síntomas graves. En ese periodo de espera vigilante el pediatra podría recomendarte algún analgésico como paracetamol o unas gotas analgésicas para el oído. Si los síntomas de tu hijo persisten, lo más recomendable es ir al médico nuevamente.
Las las infecciones de oído crónicas las tratan solamente especialistas
Cuando un niño ha tenido tres infecciones en un periodo de seis meses y cuatro o más en un periodo de un año, los pediatras suelen referir al niño a un especialista en oídos, nariz y garganta (ORL) conocido como otorrinolaringólogo. “Los niños que presentan frecuentemente otitis media, generalmente siempre están decaídos y pueden tener problemas en el desarrollo de la audición y el lenguaje si el líquido permanece en sus oídos entre una infección y otra”, comenta la doctora Nancy Young, jefa del servicio de otología del Children’s Memorial Hospital, en Chicago.
Una opción muy frecuente es la colocación de una sonda o tubo de timpanostomía. El otorrinolaringólogo determinará si este es el caso de tu hijo o no. El objetivo de este procedimiento es reducir el riesgo de infecciones y mejorar la audición. Lo más común es que se realice en ambos oídos (bilateral). No hay una edad promedio para la colocación de esta sonda pero generalmente se realiza en niños de 1 a 3 años. Es la cirugía con anestesia más común realizada en niños.
El cirujano hará un pequeño orificio en el tímpano a través del cual succionará el líquido del oído medio, luego insertará un diminuto tubo en el orificio del tímpano para mantenerlo abierto. No quedarán marcas visibles y permitirá que el aire fluya hacia el oído medio y que el líquido salga.
“Los tubos de oído no mejoran la función de las trompas de Eustaquio”, dice el doctor Max M. April, presidente del comité pediátrico del American Academy of Otolaryngology-Head and Neck Surgery (Academia Americana de Otorrinolaringología-Cirugía de Cabeza y Cuello) “La expectativa es que una vez que los tubos salgan por sí solos alrededor de un año, las trompas de Eustaquio del niño habrán crecido lo suficiente como para que mejoren los problemas del oído”. Un estudio realizado en Kaiser Permanente Medical Center en Oakland, California, reveló que el 90% de los padres de los niños que fueron sometidos a la colocación de esta sonda, declararon que después de un año de la cirugía vieron mejoría en los problemas de oído de sus hijos.
Las infecciones de oído pueden seguir ocurriendo con los tubos de timpanostomía
Por desgracia, la colocación de estas sondas y la experiencia de la cirugía, no garantiza que funcionará adecuadamente. Hay un porcentaje de niños que aún con esta cirugía continúan teniendo problemas del oído (especialmente cuando tienen gripe) aunque sí mucho más leves y con menos síntomas.
“De hecho, el síntoma más común de una infección en niños con estas sondas, es el drenaje indoloro”, dice la Dra. Young. Sin embargo, un gran beneficio es que debido a la abertura del tímpano puedes usar gotas antibióticas que van directamente al oído medio, en vez de medicamentos orales que a veces son muy difíciles de administrar en los niños.


La rotura de tímpano da miedo, pero no hay que asustarse
También lo conocemos como tímpano roto o perforado. En cualquiera de sus nombres, significa que la membrana timpánica que separa el oído medio del externo tiene un agujero causado por la presión de la acumulación de líquido. Esto lo puede originar una infección de oído. Generalmente el dolor es intenso y puede interferir temporalmente en la audición.


“Sin embargo, el orificio suele cerrarse muy rápido por sí solo”, dice el doctor James Coticchia, otorrinolaringólogo pediátrico del Studer Family Children’s Hospital en Sacred Heart, en Pensacola, Florida. La cirugía es poco frecuente, lo más común es que tu médico te recete unas gotas especiales para los oídos.

Este artículo fue originalmente publicado en Parents.com

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