Los terrores nocturnos

 
 
 

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Pocas cosas me han sobresaltado en mi odisea de ser mamá como lo que me sucedió este fin de semana cuando me desperté sobresaltada por los gritos de mi hija de 27 meses. Desde que mi hija cumplió seis semanas duerme bastante bien. Ocasionalmente se despierta pero por lo general nuestras noches son bastante buenas.

Eran las 3:30 de la mañana cuando de repente me llamó y comenzó a gritar. Fui corriendo al dormitorio y la encontré sentada arriba de su camita, con los ojos abiertos, llorando y gritando. Traté de consolarla pero nada funcionaba por lo que la levanté en mis brazos para llevarla a nuestro dormitorio. Cuando la puse sobre nuestra cama, saltó como un resorte y se largó a correr por el dormitorio como desquiciada. No entendíamos nada y la verdad que no sabíamos qué hacer. Finalmente después de 30 minutos logramos con mi marido calmarla y finalmente se quedó dormida  en mis brazos. Yo quedé asustada y desconcertada y con lágrimas en mis ojos le dije a mi marido que tenía miedo de que se había vuelto loca. Al día siguiente ella no se acordaba de nada y yo me puse a investigar. Encontré que los niños pequeños pueden tener terrores nocturnos o  pesadillas. Dos conceptos que parecen similares pero que no lo son.

La característica de los terrores nocturnos es que los chicos permanecen dormidos durante todo el tiempo que duran los gritos y los movimientos con los que parecen querer defenderse de algo o de alguien. Pueden tener los ojos abiertos e incluso levantarse y caminar o correr por la casa, pero cuando por fin se despiertan, no recuerdan haber soñado nada, ni haber gritado, ni haber llamado a mamá.

Las pesadillas son más tangibles ya que ellos pueden expresar lo que soñaron y relatar la experiencia.
Hablé con mi pediatra para averiguar si debía preocuparme de que éstas ocurrencias se vuelvan más comunes y cómo lidear con ellas. Ella me tranquilizó y me dijo que pueden suceder en periódos de estrés, por falta de sueño o por enfermedad. Y que era mejor no tratar de despabilar al niño sino dejar que la experiencia suceda porque luego logran volver a dormirse como si nada hubiera sucedido.  Fue una experiencia horrible y espero que no tenga otro episodio.

Foto: iStockphoto

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