Las responsabilidades básicas de una niñera: ¿cuánto es mucho pedir?

 
 
 

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En el terreno de la ayuda doméstica para criar a un hijo, las necesidades y los acuerdos varían según el estilo de vida de la familia, la cultura (de los padres y de la niñera), el presupuesto económico y, por supuesto, el conocimiento sobre el cuidado de un niño que ambas partes tengan.

Sin embargo, aunque cada familia es distinta, en estos cinco años que llevo como mamá he aprendido que hay ciertas responsabilidades básicas que los padres debemos plantear claramente cuando iniciamos una relación de trabajo con una niñera o babysitter ocasional.
Aquí tres ideas que pueden ayudarte a dialogar sobre el tema de las “responsabilidades básicas”, con la nanny que te apoya con el cuidado y/o crianza de tu hijo:

  • La seguridad del niño es lo primero: por lo tanto ésta es una responsabilidad “no negociable”. Quien está a cargo del cuidado de un niño debe actuar siempre con el criterio de proteger su seguridad. Este aspecto lo cruza casi todo: desde la supervisión permanente de un menor hasta la administración autorizada de medicamentos y la forma en que una niñera conduce el auto cuando recoge al chico de la escuela (eso de manejar y hablar por el celular en simultáneo es peligrosísimo). continuado
  • Un pequeño necesita atención oportuna: en cuanto a su alimentación, higiene, salud y, cómo no, también en cuanto al juego. Aunque se trata de una idea que parece obvia, a veces no lo es, especialmente cuando los padres le dan a una niñera obligaciones que combinan el cuidado del niño con la cocina, la limpieza de casa o el lavado de ropa. Es importante definir prioridades –y hablar sobre ellas–  de modo que la niñera atienda oportunamente al menor, por ejemplo, cuando necesite comer, tenga sed, se sienta enfermo, requiera ayuda con el uso del baño o desee jugar (algo que no equivale para nada a sentar al niño durante horas frente al televisor o darle un videojuego para mantenerlo “ocupado”).
  • Disciplina sin maltrato: las estrategias para modificar la conducta inadecuada de un niño son tan diversas como las personas y las familias. Lamentablemente, en este mar de opciones, está incluido el maltrato verbal o físico. Por eso, es esencial dialogar con la niñera sobre la importancia de enseñar y guiar a un niño con consistencia, antes que asumir que la disciplina equivale ante todo a un castigo (peor aún si se trata de castigo físico). El de la disciplina es un terreno en el que es fundamental trabajar en equipo y mantener una comunicación constante, orientada a hallar las estrategias de disciplina más constructivas y respetuosas del menor.

Paola Cairo es una periodista que nació y creció en el Perú. Actualmente vive en Texas con su familia. Para conocerla más visita su blog Con Ojos de Mamá.

Foto: iStockphoto

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