La caridad, una virtud básica en todas las ideologías, también se puede aprender. Empieza en el hogar, hablándoles del valor de compartir, ya sea un juguete o un dulce, como algo grato, en lugar de una obligación.
Una manera eficaz es involucrarse en causas de ayuda sin fines de lucro. Averigua en las iglesias, bibliotecas públicas y centros comunitarios sobre las obras caritativas en las que pueden participar juntos padres e hijos (entrega de objetos materiales o dinero, donación de horas de trabajo o recaudación de fondos). Incluso ir juntos a entregar artículos usados o exhortarlos a que donen parte de su estipendio semanal les permitirá acercarse al concepto y al goce de compartir. Aquí, algunas organizaciones que despertarán en tus hijos las ganas de ayudar:
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