Más amiga que mamá

 
 
 

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Para muchas mamás, sobre todo aquellas que les ha tocado criar a su hija sola, en ocasiones es muy difícil el separar la relación de amiga, de la de madre. Para estas mujeres, su niña viene siendo la persona que está junto a ella en todo momento, creándose no sólo una fuerte relación entre ambas, sino también una complicidad muy especial. La niña crece siendo la confidente de su mamá y viceversa, lo que hasta cierto punto, las convierte en mejores amigas. Sin embargo, aún cuando este cuadro parecería ser muy bonito, la realidad es que puede llegar a ser un arma de doble filo.

Por un lado, es positivo que tu niña sepa que puede contar contigo para cualquier cosa, pero es también importante que recuerde que eres un adulto y que por consiguiente debe respetarte como tal. Los niños necesitan sentir que tienen una figura de autoridad que los guía y vela por ellos, ésto les ayuda a desarrollar una estabilidad emocional saludable y crear un orden en su vida.

El que la chiquita no tenga un rol de madre claro, que establezca las reglas y los límites en el hogar, puede lograr te visualice como una igual. Por esta razón, debes procurar buscar formar una imagen firme aunque amorosa ante de ella, de una persona en la cual puede confiar y con quien puede contar, pero que no es únicamente su amiga, porque ella bien sabe que a sus amigas no tiene necesariamente que obedecerlas.

Además, recuerda que tu niña no necesita saber si discutiste o no con tu pareja, o qué fue lo que ocurrió durante su intimidad. Esto sólo le creará temores porque no entiende si mamá y papá van a seguir juntos, confusión al no comprender situaciones tan complicadas y tristeza porque no quiere verte sufrir. Si necesitas alguien con quien hablar sobre tus situaciones busca a una amiga adulta o a un profesional que te pueda ayudar durante el proceso, y si es tu niña la que te pregunta, contéstale con prudencia y omite aquello que entiendas que no es necesario decirle o no está preparada para escuchar.

Recuerda que todo es un balance, no se puede ser una buena madre sin ser una buena amiga. No obstante, tampoco debemos dejar que uno de los roles sobresalga más que el otro. Mantengamos el control de nuestra relación con nuestra hija y cuando crezca te agradecerá tanto tu amistad y tus cuidados, como tu sabiduría durante su etapa de crecimiento.

Foto: iStockphoto

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