Tips para que tus hijos se enamoren de la lectura
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Por Sharlene Johnson
¿Quieres que tu niño realmente ame leer? Tenemos muchas ideas divertidas para que logres tu meta, sin importar la edad de tus hijos. Hay para los bebés que todavía disfrutan de morder las páginas y para los mayorcitos que ya están abordando historias por capítulos.
Bebés y niños pequeños
Los chicos nacen con el impulso de entender el lenguaje y de encontrar significado en el mundo que los rodea.
De alguna manera, ellos ya están leyendo. Así que preparar a tu hijo para lo que viene después, como la decodificación de letras y ver palabras en un libro impreso, es una manera de fomentar su capacidad innata. Por eso, la American Academy of Pediatrics ahora recomienda que los pediatras animen a los padres a que lean en voz alta a sus hijos todos los días, desde que nacen.
• Cuéntale tu día. Hablar con tu bebé probablemente sea la herramienta más importante que tengas en tus manos para promover el desarrollo de su lenguaje. Siempre hay algo que decir, por ejemplo: “Guau, ¡mira todos estos libros grandiosos! Escoge uno y luego lo leeremos juntas”. No importa si tu hija es demasiado joven para responder. Las conversaciones ayudan a que un niño se acostumbre a escuchar corrientes de expresión y palabras, y estimula las vías del lenguaje en su cerebro, dice Judy Cheatham, Ph.D., autora de Help a Child Learn to Read.
• Toca el texto. Mover el dedo por debajo de las palabras a medida que lees les da una pauta a bebés y niños pequeños de que esos símbolos divertidos son la fuente de la historia, asegura Amanda J. Moreno, Ph.D., profesora asistente en el Erikson Institute, una escuela de postgrado sobre desarrollo infantil situada en Chicago.
• Compra libros en español. “Cuanto más español reciba un bebé, mejor será la categorización de sonidos que su cerebro será capaz de hacer”, dice Adrián García-Sierra, Ph.D., profesor asistente en el Department of Speech, Language, and Hearing Sciences de la University of Connecticut. “Asegúrate de utilizar siempre un lenguaje claro al comunicarte, de modo de que tu hijo entienda que te estás refiriendo a algo en específico”.
• Sé expresiva. Crea voces distintivas de cada personaje en una historia y utiliza efectos de sonido graciosos en donde sea conveniente (“¡Boom!”, “¡Oh, no!”, “¡Ay!”). ¿Van a leer un libro de animales? Cada vez que digas “pato”, haz una pausa para que tu hijo responda “cuac, cuac”, imitando el sonido de los personajes de la historia.
• Deja que tu niño sea el maestro. Haz que le muestre a su animal de peluche favorito cómo funciona un libro (“Teddy no sabe que está al revés. ¿Puedes arreglarlo por él?”). Luego anímalo a narrar la historia según lo que vea en las imágenes.
• Lee con tu hijo, no solo para él. Cuando te sientes a leer una revista, dale a tu pequeño un par de libros sencillos para hojear también. “Le estarás mostrando que la lectura es importante para ti y, por supuesto, él va a querer imitarte”, dice la doctora Moreno.
Niños en edad preescolar
Enfócate en hacerlo divertido con palabras e historias. Un vocabulario saludable ayudará a tu hijo a entender lo que está leyendo una vez que comience a emitir los sonidos de las letras.
• Ofrece opciones. Saca algunos libros y pregúntale: “¿Cuál de todos debemos leer primero?”, dice la doctora Cheatham. Dejar que tu hijo sea el jefe de los libros genera un entusiasmo mayor por la actividad que está desarrollando. Debido a que los niños ganan fluidez mediante la práctica de un texto familiar, no te preocupes si tu hijo elige el mismo libro una y otra vez.
• Amplía el vocabulario (siempre que puedas). “A menudo limitamos el tipo de palabras que usamos porque suponemos que los niños pequeños no van a entender, pero eso los perjudica”, observa Nicholas Husbye, Ph.D., profesor asistente de alfabetización elemental en la University of Missouri, en St. Louis. Si piensas que tu hijo no puede reconocer algún término, bríndale una definición sencilla (“‘fabricar’ es solo una forma diferente de decir ‘hacer’”).
• Ve a la biblioteca. Enséñales a tus hijos a buscar libros y verificar el préstamo antes de irse. Cuando ellos ya estén listos para obtener sus propias tarjetas de identificación, conviértelo en un evento superespecial y memorable.
• Muéstrale las señales de tránsito y tráfico. Ser capaz de reconocerlas, le ayuda al niño a entender cómo la lectura es una parte vital en la vida diaria. Si, por ejemplo, ven una que dice “Paso de venados”, detente y explícale lo que eso significa.
• Establece conexiones. Si tu niño ya está listo para aprender el abecedario, ayúdalo a ver la relación entre las palabras y los objetos, dice la doctora Moreno. Utiliza letras magnéticas como la O, P y R, junto con un oso de peluche, un pato y una ranita, y observa si tu pequeño puede averiguar qué imán va con cada animal.
• Anímalo a contar chistes y adivinanzas. ¿A qué niño en edad preescolar no le gusta repetir una y otra vez la misma broma del knock-knock cuando está frente a una puerta? Esa es otra forma de practicar patrones de palabras… Así que adelante, ¡disfrútalo!
• Asocia palabras con acciones. Cuando vayan al supermercado, muéstrale las palabras de tu lista de compras (leche, helado, cereal) y vincúlalos con el artículo cuando lo encuentren, sugiere el doctor Husbye.
Elaboren sus propios libros. Pídele a tu hijo que te cuente una historia. Luego escríbela en varias hojas de papel, engrápalas a lo largo de los bordes ypermite que él ilustre cada página, sugiere Terence A. Beck, Ph.D., profesor de educación en la University of Puget Sound, en Tacoma, Washington. Cuando hayan terminado, lean juntos su nuevo libro.
Lectores principiantes
En la lucha por darle sentido a frases más complejas, la historia y el disfrute se pueden perder. Para tareas o asignaciones de la escuela, asegúrate de que tu niño entienda el material que está leyendo, pero aún continúe viendo los libros como una vía de mucha diversión.
• Conviértanse en actores de teatro. Si tienen un libro favorito al que no se cansan de volver una y otra vez, aprovechen la ocasión para actuarlo juntos. Los juegos de roles les dan vida a las historias, así que preparen disfraces y accesorios, ¡y pónganse a jugar! “Hagan que la historia cobre vida imaginando cómo los diferentes personajes podrían sonar e imitando sus movimientos”, comenta Lisa Safran, autora de Reading and Writing Come Alive.
• Cocinen en familia de forma divertida. Crea recetas con palabras y dibujos simples de modo de que
tu pequeño chef las pueda seguir con facilidad. “A los niños les encanta preparar o hacer cosas, y la experiencia es todavía más potente si ellos mismos consiguen leer las indicaciones”, cuenta Jennifer Jones, Ph.D., fundadora de Green Ivy Schools, en Nueva York.
• No te deshagas de sus libros de bebé más queridos. La biblioteca de un niño siempre debe contar con tres niveles de lectura diferentes, dice Penny Silvers, Ed.D., profesora asociada de alfabetización en la Dominican University, en River Forest, Illinois: aquellos viejos favoritos que están prácticamente ya memorizados; los libros que se adapten bien a su nivel actual; y ciertos títulos que vayan más
allá de su capacidad y que tú puedas leer junto con él.
• Unan fuerzas. En lugar de esquivar preguntas difíciles que no sepas responder (“¿Cuántos dientes tiene un tiburón?”, “¿Por qué hacen ruido los truenos?”, o “¿Qué tan lejos queda Argentina?”), busca la respuesta en Internet mientras están juntos. Tu hijo va a comprender que la lectura
es una vía esencial para conseguir la información que desee.
• Escríbele mensajes. Deja notas adhesivas en su lonchera o caja de almuerzo (como “¡Te veo después!”) o tarjetas divertidas en su almohada. “Los niños aman leer mensajes que son solo para ellos”, dice la doctora Jones.
• Hagan excursiones para expandir su vocabulario. El hecho de salir a hacer diligencias presenta oportunidades valiosas para aprender nuevas palabras orgánicamente. ¿Tienen que parar en el banco por un momento? Explícale el significado de un “depósito” y un “retiro” mientras esperan haciendo la fila.
Fotos: Grace Huang, Alexandra Grablewski
Este artículo pertenece a la Revista Ser Padres, Edición Febrero/Marzo 2017
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