Lo que un libro electrónico no le ofrece a tu hijo
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Ahora que las tabletas y los e-readers abundan en el mercado y cuando ya se producen algunos diseñados específicamente para el sector infantil, seguro hay padres que se preguntan si es mejor para el niño seguir leyendo libros en papel o si es más conveniente, fácil y entretenido que lea e-books.
La respuesta no es sencilla y es posible que la mejor forma de pensar sobre el tema sea evaluando lo que cada medio, impreso o digital, ofrece y plantea como experiencia educativa. Los e-books pueden resultar muy atractivos para los niños: suelen incorporar música, efectos de sonido, animación y recursos interactivos. Sin embargo, estos mismos recursos, especialmente cuando no hay un adulto presente, pueden también generar gran distracción y convertir el acto de leer en algo parecido a jugar un vídeojuego.
Este tema fue tratado recientemente en un interesante artículo en The New York Times. El texto llevaba por título Bringing up an E-reader y la parte que más llamó mi atención fue aquella en la que Julia Parish-Morris, una experta que ha estudiado cómo los niños interactúan con los libros electrónicos, explicó: “no tenemos evidencia de que ningún tipo de aparato electrónico es mejor que un padre”.
Es precisamente la participación del papá o la mamá (o la maestra) como guía de la lectura, la que no se puede almacenar en un chip y activar con cada clic. Especialmente en los grupos de edad más jóvenes (niños que están aprendiendo a leer o a escuchar y dialogar sobre un texto), la participación de los adultos no debe ser reemplazada por coloridos botoncitos ni fabulosos efectos audiovisuales que, si bien entretienen, no educan de forma automática.
Yo no tengo nada en oposición a la tecnología y aprecio mucho sus ventajas, sin embargo, como mamá, creo que todo niño se beneficia enormemente si en su vida existen los libros de papel (un medio que invita notablemente a la lectura compartida); si sus padres lo educan en el hábito de leer a diario sin mayores distracciones. Creo que un niño aprende a hacer preguntas y a escuchar, en gran medida, cuando los padres nos sentamos con ellos para dialogar sobre lo que vivimos y, cómo no, sobre lo que leemos juntos (algo que no ocurre de igual forma frente a un e-book). Te animo a que no reemplaces del todo los libros de papel por los electrónicos y, más importante aún, a que no te dejes reemplazar tu mismo por uno.
La clave es la moderación. Utilzar ambas plataformas (digital e impresa) pero, especialmente en los primeros años del pequeño lector, poner énfasis en vivencias tan simples y tan educadoras como ir a una biblioteca pública; o cerrar el día leyendo en voz alta -a dúo- una historia fascinante, como las de Eric Carle o Dr. Seuss. Los tiempos cambian, es cierto, pero hay experiencias fundamentales, como leer un libro en papel (y todo lo que ello representa), que no debemos mirar solamente bajo la lupa de lo que está a la moda.
Foto: Wavebreak Media
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