8 formas de controlar el dolor del trabajo de parto
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Traducido por Ana Cristina González I Foto: Getty Images
Desde fármacos hasta técnicas de respiración, esto es lo que hay que saber para que el parto sea lo menos doloroso posible.
Por algo lo llaman trabajo de parto. Tener un bebé es un trabajo duro, y parte de esa tarea es superar el dolor. Pero que no cunda el pánico. Hay más formas que nunca de controlar ese dolor, y no tienes que elegir sólo una. “El truco es tener tantas herramientas como sea posible”, dice Kim Hildebrand Cardoso, enfermera-partera certificada en Berkeley, California, y madre de dos hijos. “No sabes qué va a funcionar hasta que estás en ello, y lo que ayuda a una mujer en un momento dado puede cambiar cinco minutos después”. Por eso es importante mantener la mente abierta e investigar. Así que respira hondo y prepárate para entrar en el amplio mundo del tratamiento del dolor de parto.
Relajación
“La cosa más importante que puedes relajar durante el parto es tu mente”, dice Stacey Rees, enfermera-partera certificada de Clementine Midwifery, en Brooklyn, Nueva York. La idea es sencilla: cuando le temes al dolor, te tensas, lo que hace que el dolor empeore, lo que hace que te tenses más”. Cardoso tuvo un parto de riñones de 21 horas con su primer bebé y dice que su gracia salvadora fue disfrutar del tiempo entre las contracciones. “Intenté permanecer en el momento y no pasar los preciosos minutos sin dolor estresándome por el dolor que acababa de tener y por el que estaba por venir. El resultado fue un éxtasis: me sentí como si estuviera bajo el efecto de drogas que alteran la mente”.
Respiración
Para mantenerte relajada, es fundamental que prestes atención a tu respiración, del mismo modo que lo haces cuando levantas pesas. Tanto si respiras como si jadeas o inhalas profundamente, siempre que te concentres en tu respiración y en liberarla, encontrarás algo de alivio. “Les digo a las mujeres que su respiración es el camino a través de la contracción”, dice Rees, “y que sigan ese camino hasta que la sensación empiece a desaparecer”.
Y no te sientas cohibida a la hora de hacer ruidos fuertes y extraños. Rees recomienda los gemidos fuertes y graves en lugar de los gritos agudos de las películas de terror, que tienden a tensar y apretar la garganta, pero admite que no siempre es posible. “Con mi segundo bebé pude emitir esos sonidos guturales graves, más o menos entre un canto gregoriano y un animal grande a punto de morir”, recuerda Cardoso. “Pero con mi primer bebé, acabé gritando mucho”.
Movimientos
Caminar, balancearse, cambiar de posición y rodar sobre una pelota de parto no sólo puede aliviar el dolor, sino que puede ayudar a que el trabajo de parto progrese utilizando la fuerza de la gravedad en tu beneficio y favoreciendo el movimiento y la rotación del bebé a través del canal pélvico. En un entorno hospitalario, estar conectada a monitores fetales, sueros y analgésicos puede limitar tu capacidad de caminar, pero puedes probar con posiciones como las manos y las rodillas en la cama o estar de pie, en cuclillas o sentada al lado de la cama. “Me ayudó mucho estar con las manos y las rodillas, apoyada en el pecho de mi marido”, dice Andrea Vander Pluym, de Oakland (California), madre de Bastien Brace, de 3 años. “Y me gustaba inclinarme en la ducha, inclinarme en el lavabo, inclinarme en las escaleras… mucha inclinación”.
Hidroterapia
El agua caliente puede hacer maravillas para disminuir el dolor del parto. “Fue una sensación absolutamente increíble y muy relajante meterse en el agua a 100 grados F en el centro de partos”, recuerda Cynthia Overgard, de Stamford (Connecticut), madre de Alex, de 3 años de edad. “Mi doula (una persona capacitada en apoyo al parto, que asiste a la madre, física y emocionalmente) empezó a verter tazas de agua sobre mis hombros: era casi como un spa”.
Tampoco subestimes el poder de la ducha: el chorro de agua caliente no sólo te mantendrá relajada, sino que también te dará un masaje. No hay reglas estrictas, pero algunos médicos o parteras pueden desaconsejar que te metas en el agua al principio del trabajo de parto (por debajo de los 4 centímetros) por miedo a que se ralentice.
Masaje
Puede que los masajes se queden cortos cuando se trata del tipo de presión que la mayoría de las mujeres necesitan para aliviarse durante el parto. “Después de que naciera el bebé, mi marido se quejaba de que le dolían mucho las manos de tanto empujar en mi espalda”, dice Kari Bennett, de Gatlinburg, Tennessee, madre de Jorja, de 3 años. “Tuve que reírme”. Incluso si no descubres que la contrapresión reduce el dolor, hacer que tu pareja te frote los pies o te masajee las manos o las sienes puede distraerte, relajarte y, en general, hacer que te sientas cuidada, lo que supone un importante impulso moral.
Epidural
En los últimos 10 años, la epidural ha cambiado radicalmente, explica el doctor William Camann, coautor de Easy Labor y director de anestesia obstétrica del Brigham and Women’s Hospital, en Boston. El medicamento ya no se administra a través de una fuerte inyección que te deja completamente adormecida. En su lugar, se administra mediante un goteo lento y continuo para que no te quedes sin él y sientas suficiente presión para poder pujar. De hecho, la mayoría de los hospitales utilizan ahora la anestesia epidural controlada por el paciente, que mantiene un nivel básico bajo de epidural pero te permite pulsar un botón para obtener más si lo necesitas.
Los estudios demuestran que no tienes mayor riesgo de que te hagan una cesárea o de que el parto se prolongue (la epidural añade una hora, en promedio). Las cefaleas espinales, causadas por la pérdida de líquido cefalorraquídeo a través del minúsculo orificio que hace la aguja, son ahora extremadamente raras, ya que sólo se producen en el 1% de los pacientes. Y no tienes que preocuparte por perder una pequeña oportunidad para ponerte la epidural, dice el doctor Benito Álvarez, codirector de obstetricia y ginecología de la Clínica Cleveland. En general, puedes ponerte la epidural en cualquier momento después de empezar el parto activo y, añade el Dr. Álvarez, “en realidad sólo es demasiado tarde si la cabeza está saliendo”. Algunas condiciones médicas podrían impedir que te pongas la epidural, como ciertos trastornos de la coagulación de la sangre, escoliosis o cirugías de espalda anteriores, o infecciones graves como la sepsis. Pero para la gran mayoría de las mujeres no hay problema. Todo ello se traduce en un gran número de pacientes satisfechas.
“Cuando llegué por primera vez al hospital, sentía tanto dolor y estaba tan desorientada, todo era como borroso”, recuerda Erika Scott, de Minneapolis, madre de dos hijos. “Pero media hora después de la epidural, no sentí ningún dolor, sólo presión, y más que eso me sentí totalmente yo misma, realmente presente en la experiencia”.
Espinal y combinada Espinal-Epidural
La epidural puede ser muy eficaz, pero tarda entre 10 y 25 minutos en hacer efecto. La espinal, que se aplica en un espacio ligeramente más bajo de la espalda, actúa en cuestión de segundos. Pero a diferencia de la epidural, que se suministra de forma continua, la espinal es una única inyección que es efectiva durante unos 45 minutos. Entre el 80% y el 90% de las cesáreas electivas se realizan con espinales, dice el Dr. Camann, y a veces los médicos optarán por utilizar una espinal o una combinación de espinal y epidural en el caso de mujeres que estén muy avanzadas en el parto y necesiten un alivio rápido.
Opioides
Las mujeres que no desean una epidural o que no pueden recibirla, pueden optar por opioides como Demerol y Stadol, administrados por vía intravenosa. A diferencia de la espinal y la epidural, los analgésicos por vía intravenosa pueden provocar somnolencia y náuseas, y entran en el torrente sanguíneo del bebé. “Los medicamentos intravenosos pueden dejar al bebé aturdido, así que si pensamos que el parto se producirá dentro de una hora, intentamos no utilizarlos”, dice el Dr. Álvarez. “Y, por lo general, no damos más que unas pocas dosis”. La somnolencia puede ayudar si intentas descansar, y a algunas mujeres les gustan los medicamentos intravenosos por esta razón, pero el Dr. Álvarez advierte que también te dejarán un poco aturdida.
Este artículo fue originalmente publicado en Parents.com
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