Las mamás latinas tienen alto riesgo de sufrir ansiedad posparto: te contamos cómo la manejan
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La ansiedad posparto golpea a las mamás latinas con especial fuerza y, sin embargo, muchas sufren en silencio. No tiene por qué ser así. Aquí, cuatro madres te comparten su lucha y cómo encontraron la ayuda que necesitaban.
Por: Stephanie Booth
Traducido por Ana Cristina González I Foto: Getty Images
Toda mami nueva se preocupa, pero el trastorno de ansiedad posparto (APP) lleva esto a otro nivel. A diferencia de la depresión posparto, que se caracteriza por extrema tristeza, la APP puede provocar que las madres tengan una sensación aumentada de preocupación o inquietud que va mucho más allá del nerviosismo ocasional en torno al bebé: “¿Estoy produciendo suficiente leche?” Muchas veces, estos temores intensos pueden incluir síntomas físicos (respiración agitada, frecuencia cardíaca acelerada, problemas para dormir) que le dificultan cuidar al recién nacido.
Si todo esto te suena conocido, probablemente se deba a que las latinas tienen 50 por ciento más riesgo de experimentar algún trastorno del estado de ánimo como lo es la APP, desde el momento en que se embarazan hasta cuando su niño o niña cumple 1 año, en comparación con un 12 a 19 por ciento de la población general. Los motivos de esta disparidad son poco claros y las causas podrían ser muchas. El estrés, ya sea por un embarazo difícil, problemas económicos, falta de atención médica o falta de confianza en tu doctor, puede preparar el terreno para tener APP.
La cultura también juega un papel. “El marianismo, la creencia de que las mujeres deben ser calladas y autosacrificarse en su sufrimiento, puede hacer que las latinas se sientan presionadas a cuidar de otros a expensas de su propio autocuidado”, dice McClain Sampson, doctora en filosofía, codirectora del Center for Latina Maternal & Family Health Research de la Universidad de Houston. Y los estigmas alrededor de la salud mental aún prevalecientes entre la comunidad latina no precisamente motivan a las mujeres a hablar sobre su ansiedad posparto. Bueno, ¡estas cuatro mujeres están acabando con eso! Sigue leyendo como ellas nos comparten sus travesías emocionales por la nueva maternidad.
“Ahora soy una persona más fuerte y mamá”.
Sugey Palomares, 35; Brooklyn, NY
Siempre soñé con convertirme en mamá y tenía una visión romántica de cómo iba a ser mi experiencia. Me imaginaba a mí misma arrullando a mi bebé llena de orgullo y sintiendo paz por finalmente estar en esta etapa de la vida. Pero esas expectativas no se parecieron a la realidad cuando me embaracé hace tres años. Mi ansiedad posparto de hecho empezó mientras estaba embarazada, y después me enteré que esto es lo que le sucede al 25 a 35 por ciento de las mujeres.
Durante esa época estresante, mi mente solo divagaba y elegía cualquier cosita para preocuparme. Si rumbo a casa mi transporte se detenía por el tráfico, yo me angustiaba, imaginando una amenaza de bomba. Mi frecuencia cardiaca aumentaba, mis manos sudaban y tenía ganas de salir corriendo sin detenerme. Posteriormente, durante el embarazo, cuando tienes que contar las patadas del bebé, eso fue una tortura. ¿Pateó? ¿Lo sentí? ¿Estará bien?
Mi esposo se dio cuenta de que yo no era la misma y, con ayuda de mi hermana, que es muy cercana a mí, me animó para que buscara ayuda. Llamé a la línea de ayuda NYC Well, que está disponible 24/7, y ellos me enviaron una lista de terapeutas cerca de donde vivo. En mi primera consulta, me mostré muy reservada. De hecho, sugerí consultas por teléfono. El saber que solo era una voz al otro extremo del teléfono me ayudó a abrirme. Una vez que nació Lucio, las preocupaciones continuaron, así que mi terapeuta sugirió que habláramos dos veces por semana. Como yo quería evitar tomar medicamentos, ella me enseñó varias maneras naturales de calmar mi ansiedad: ejercicios de respiración profunda, yoga, meditación guiada en YouTube y unas cuantas gotas de lavanda o una mezcla tranquilizante de aceites esenciales en mis muñecas. Aunque puede ser que mi ansiedad nunca desaparezca por completo, he mejorado mucho y ya soy capaz de manejarla. Después de esta experiencia, en verdad soy una persona más fuerte. Me ha hecho más atenta y consciente de mí misma y esto me permite ser una mamá presente, paciente y amorosa para mi hijo.
“Me di cuenta de que nuevamente tenía que cuidarme a mí misma”.
Lorena García, 33; Scottsdale, AZ
Nací en México y he estado en EE.UU. los últimos diez años. Allá en México, se anima a la nueva mamá a que dedique tiempo a descansar y a cuidar de sí misma. Acá, se espera que mantengas un impulso agotador después del parto: hay una presión para que recuperes tu cuerpo que tenías antes del bebé, que destaques en tu profesión y que estés allí para tu esposo y tus amistades.
Después de que Diego, que ahora tiene 2 años, nació, yo insistí en regresar a cómo era la vida antes de que él naciera. Incluso volví al trabajo tres semanas después de dar a luz. Todos me decían constantemente lo increíble que yo era, pero yo no me sentía así. Traer un humano a este mundo es aterrador. Puedes leer tantos libros como quieras, pero nada te prepara para cuidar de otra persona.
Desde embarazada, yo ya estaba en estado de pánico pues anteriormente había vivido dos abortos espontáneos y me preocupaba que algo pudiera ir mal en cualquier momento. Esos temores solo empeoraron después de dar a luz. Aún cuando Diego estaba sano, todo me asustaba. ¿Estoy sosteniendo su cuello adecuadamente? ¿Está comiendo suficiente? Esa ansiedad constante me fue afectando. Yo estaba cansada siempre, mi cabello se adelgazó y mi salud general física y mental era mala.
Cuando Diego tenía pocos meses, mi papá, quien siempre ha sido mi mayor apoyo, finalmente me puso los pies en la tierra. Me recordó que en nuestra cultura se respeta profundamente a las madres. “Si tú no estás contenta y saludable, tu familia tampoco lo estará”, dijo él. Me hizo ver que enfocarme en mí misma no era egoísta, sino todo lo contrario. El que yo siguiera avanzando con un tanque vacío no iba a beneficiar a nadie.
Empecé a programar tiempo para mí misma y a hacer cosas que no hacía desde que Diego llegó al mundo: yoga, comer alimentos naturales, pasar tiempo con amigas. Me apasioné tanto sobre el autocuidado que incluso creé mi propia marca nutricional para nuevas mamás, Majka. Todas las mamás debemos cuidar no solo de nuestros hermosos bebés sino también de nosotras mismas.
“Mi familia evitó que me saliera de control”.
Michelle Gutiérrez, 37; Clifton, NJ
Experimenté ansiedad posparto con mis cuatro hijos, empezando por la mayor, Sophia, de 12. Cada vez, mi madre, que es dominicana, me decía que despertara de ese estado porque necesitaba enfocarme en mi bebé. Ella no cree en la salud mental. En mi cultura, las mujeres no son criadas para ser damiselas en aprietos. En los momentos difíciles, se espera que nos pongamos labial rojo y sigamos adelante.
Por eso, decidí hablar con un terapeuta antes de que mi hijo Dash llegara al mundo hace nueve meses. Para cuando estuve embarazada de él, yo ya estaba armada con conocimientos sobre la APP. Yo sabía que tenía que hablar con alguien que no me juzgara a fin de poder ser una mejor mamá para todos mis hijos. Fui muy abierta con los tres más grandes sobre todo lo que yo había pasado con ellos. Quería que supieran que si mi ansiedad regresaba, no era su culpa. Un nuevo bebé es un ajuste y no quería confundirlos cuando vieran a su mamá en medio de una niebla. Los animé a decir algo cuando sintieran que mi alma y mi energía no eran las correctas.
Estoy contenta de que hayamos tenido esa conversación. Una semana, reaccioné exageradamente por que el chupón de Dash y la ropa de cama no estaban lo suficientemente estériles y me preocupaba que el auto estuviera o muy frío o muy caliente para él. Comencé a pedirles repetidamente a mis hijos que revisaran si Dash estaba respirando. Para entonces, Penélope, de 10 años, dijo, “Mami, yo creo que tienes ansiedad posparto”. Si yo no hubiera hecho que hablar sobre la APP estuviera bien, me hubiera salido de control. Gracias a mi familia, pude dar un paso atrás y reflexionar sobre lo que estaba pasando. Mi esposo y mis niños me ayudaron a combatir esto no como una sola persona sino como un ejército.
Mi mamá aún no comprende la ansiedad posparto, pero hablo de ella con otras personas. Me hubiera gustado que alguien me hubiera dicho que no simplemente regresas a ser la de antes después de tener un bebé. La gente admite tener “cerebro de bebé” cuando las mujeres hacen cosas tontas como poner la pasta de dientes en el refrigerador, pero casi nadie admite tener APP. ¿Y adivinen qué? Muchas mujeres la padecen. Recientemente, mi mejor amiga me llamó llorando después de que su hijo había nacido para decirme que ella también tenía APP. Subí a los niños al auto y fui a ayudarla de inmediato.
“Mi fe me ayuda a sobreponerme a mi ansiedad”.
Amanda Ramos, 31; Royse City, TX
En mi profesión como capacitadora corporativa a cargo de ayudar a los nuevos empleados, yo constantemente me sacaba a mí misma de mi zona de confort. Jamás tuve ansiedad. Luego, en febrero de 2018, nació mi hijo Adriel. Unos días después de haberlo traído a casa, yo estaba cambiando su pañal y la pipí le salpicó en la cara. Yo empecé a gritar, me dio pánico que se la fuera a tragar y se enfermara. Me preocupó que yo fuera una madre descuidada y apenas y pegué ojo esa noche, pues quería llamarle al pediatra.
Desde entonces, el “¿qué tal si…?” estaba siempre en mi mente. Tenía miedo de que mi bebé muriera de SIDS (síndrome de muerte súbita infantil). Yo no iba de compras sola con él, porque ¿qué tal si alguien lo secuestraba? Incluso en casa, me preocupaba que me fuera a tropezar mientras lo estaba cargando.
Soy mexicanoamericana y cuando era chica, la gente de mi familia no hablaba sobre sus sentimientos. Por eso solo le conté a mi esposo. Él siempre ha sido un gran escuchante, pero cuando me vio tocar fondo, él comprendió lo difícil que era la maternidad.
Después de meses de luchar, estoy mejor, pero tengo mis días malos. Afortunadamente, rezar me ayuda a sobreponerme a cada ola de ansiedad. Recurro a mi fe y eso me hace sentir tranquila, motivada y animada.
Este artículo originalmente apareció en la revista Parents Latina Magazine bajo el título ‘Pushing Through Anxiety’
Este artículo fue originalmente publicado en Parents.com
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