Formalmente, se considera fiebre si la temperatura rectal está por arriba de 100.4ºF (38ºC). Ésta es la temperatura más exacta y habitualmente es un grado más alta que la oral, que se mide en la boca. En general, se considera fiebre si la temperatura oral está por encima de 99.5ºF (37.5°C) o si la temperatura axilar (debajo del brazo) supera los 99°F (37.2°C).
Hay que recordar que la fiebre es un síntoma y no una enfermedad. En realidad las madres pueden usar un termómetro digital a cualquier edad, pero no se recomienda el que se pone en el oído para los menores de 3 meses. Y siempre conviene tener presente que si su niño está tosiendo o tiene la nariz tapada y no puede mantener cerrada su boquita o no quiere cooperar, entonces será muy difícil o imposible obtener una lectura correcta si se usa un termómetro oral. En estos casos, dependiendo de la edad del niño, es conveniente usar el oído, la axila o el recto para tomarle la temperatura en forma debida, lo que derivará en la disminución de lecturas incorrectas.
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