Cómo es la primera semana con un recién nacido

 
 
 

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Traer un bebé a casa es impresionante y aterrador en partes iguales. Pero lo superarás, te lo prometemos. Utiliza nuestra guía para que sentirte adolorida, con sueño y un poco llorona durante esos primeros días no te sorprenda.

Por Gina Bevinetto Feld y Rebecca Felsenthal Stewart

Traducido por Ana Cristina González I Foto: Getty Images

Era nuestro primer día completo en casa con nuestro hijo de 3 días, Noah. A las 7 de la tarde, estaba durmiendo en su cuna y yo descansaba cuando nos llamó el pediatra. Los resultados de los análisis de sangre revelaban que Noah tenía ictericia y necesitaba tratamiento. Al hospital, ya mismo. 

Pasamos esa noche y la mayor parte del día siguiente en el hospital: yo en un catre, mi marido en una silla que crujía y Noah en una incubadora Isolette, con un pequeño bloqueador sobre los ojos, bajo la luz ultravioleta que ayudaría a su cuerpo a combatir las toxinas de esta enfermedad tan común en los recién nacidos. Ojalá podido ver que la ictericia sería un problema pasajero y con una alta probabilidad de recuperación, pero incluso cuando ya estábamos en casa, la experiencia me dejó destrozada emocionalmente. Me costó acostumbrarme a la rutina.

Sentirse desubicada forma parte de la experiencia posparto. “Esos primeros días son una compleja mezcla de cambios físicos, psicológicos y sociales”, dice la Dra. Leena Mittal, directora del Servicio de Consulta de Psiquiatría Reproductiva del Hospital Brigham and Women’s de Boston.

He aquí cómo superar con elegancia los obstáculos que se avecinan.

Día 1

Tu cuerpo está en shock por el parto.

La mayoría de las futuras madres primerizas pasan tanto tiempo obsesionadas con el parto que los problemas de la recuperación no están en su radar.

“No me imaginé que sería tan traumático”, dice Sarah Camacho, madre de dos hijos en Denver, recordando las muchas molestias “ahí abajo” de su parto vaginal. “Tenía que usar una botella de agua cada vez que iba al baño para calmar el dolor de los puntos y me sentía lastimada. No podía sentarme sin un cojín en forma de donut. Incluso caminar era agotador”.

Si tu parto es por vía vaginal, vas a estar muy dolorida: un bebé del tamaño de un jamón acaba de salir de un punto muy pequeño. Ponte hielo en la zona durante las primeras 24 horas y luego date baños calientes con frecuencia para ablandar los puntos y evitar que se sientan apretados, dice la Dra. Laura Riley, miembro del consejo de asesores de American Baby y autora de You and Your Baby: Pregnancy (Tú y tu bebé: El embarazo).

¿Las buenas noticias? “Dado que fluye mucha sangre hacia la vagina, la zona se cura rápidamente, en cuestión de días”, dice.

En los partos por cesárea, los analgésicos (de venta libre o con receta) pueden aliviar el dolor y los pinchazos que se producen en el lugar de la incisión.

“Es importante que tomes suficientes medicamentos durante la primera semana para que te sientas lo suficientemente bien como para moverte, que es lo que favorece la recuperación”, explica la Dra. Riley. La incisión de la cesárea tardará de cuatro a seis semanas en cicatrizar por completo, así que mantente atenta a las infecciones. Si gotea, huele, arde o se ve roja o si tienes fiebre de más de 38 °C, llama a tu médico.

Independientemente de la forma en la que hayas dado a luz, puedes esperar muchos calambres durante este período, ya que el útero se reduce a su tamaño anterior al embarazo. Si estás amamantando, el dolor será más intenso cuando el bebé se pegue a tu pecho, lo que indicará a tu cuerpo que empiece a liberar oxitocina, la hormona que desencadena las contracciones. Además, las mujeres que acaban de dar a luz experimentan unas semanas de loquios, un flujo vaginal que incluye sangre, mucosidad y trozos de tejido de la placenta. Ten a mano muchas toallas sanitarias; no utilices tampones durante al menos seis semanas, porque pueden introducir bacterias.

¿Seguimos? La incontinencia, las hemorroides y las infecciones del tracto urinario (ITU) pueden hacer acto de presencia. Para ayudar a prevenir la incontinencia, realice frecuentemente ejercicios de Kegel (apretar los músculos vaginales como si intentaras detener el flujo de orina) y para las hemorroides, muévete, bebe agua y toma un ablandador de heces. Informa a tu médico si tienes dolor al orinar o si tienes fiebre, ya que cualquiera de los dos síntomas podría ser señal de una ITU.

Día 2

Tu bebé puede desarrollar ictericia.

Lo difícil de esta afección, que se produce cuando los niveles de bilirrubina se acumulan en exceso en el torrente sanguíneo del recién nacido, es que suele aparecer cuando el bebé tiene entre 3 y 5 días de vida, que es cuando probablemente ya estés en casa. La coloración amarilla característica suele comenzar en la cabeza y va descendiendo, dice la Dra. Lisa M. Asta, profesora asociada de pediatría clínica de la Universidad de California en San Francisco.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, alrededor del 60% de los recién nacidos presentan algún grado de ictericia, La mayoría de los casos se curan por sí solos, pero como la ictericia puede causar daños cerebrales si no se trata, los pediatras no la toman a la ligera. 

“Es una situación estresante para los padres durante los primeros días del bebé”, dice la Dra. Asta, “pero los niveles de ictericia que se salen del rango aceptado son muy curables”. Muchos pediatras te harán programar una visita al recién nacido unos dos días después de llegar a casa del hospital para comprobar si hay ictericia.

Llama siempre a tu pediatra si el abdomen, los brazos, las piernas o el blanco de los ojos de tu bebé están amarillos. Si a tu bebé ya le han diagnosticado ictericia y se pone inquieto, le cuesta despertarse o no se alimenta bien, díselo a tu médico.

Cuando examinaron a Noah durante su alta del hospital, la enfermera mencionó que estaba un poco amarillo, pero nunca se me ocurrió que volveríamos allí al día siguiente. Sin embargo, como Noah se adelantó dos semanas y era pequeño (pesó 1,5 kilos al nacer) y sus valores de bilirrubina eran elevados, así que su pediatra quiso aplicar un tratamiento agresivo. Otros bebés con ictericia pueden ser enviados a casa con una Biliblanket, una almohadilla flexible con luz sobre la que el bebé descansa (supervisado) mientras descompone las moléculas de bilirrubina.

Day 3

La lactancia es difícil.

Cuando las mamás de niños mayores te dicen con nostalgia lo mucho que “amaron” amamantar a sus bebés, no están hablando de los primeros siete días.

Si estás amamantando, ve paso a paso. Tu objetivo ahora es conseguir que tu bebé se sujete correctamente: los labios hacia fuera, la barbilla cerca del pecho, la mandíbula y la oreja moviéndose ligeramente con un movimiento rítmico mientras succiona, dice la Dra. Laura Jana, pediatra y autora del libro Heading Home With Your Newborn. Aunque es habitual que se produzca un cierto cosquilleo o irritación al succionar durante la primera o segunda semana, la sesión de lactancia no debería doler (durante los primeros días puede provocar algunos calambres uterinos, lo cual es normal).

Si te duele el pecho o el pezón o estás preocupada por tu capacidad para amamantar, habla con tu médico y considera la posibilidad de contratar a una asesora de lactancia para que te enseñe distintas formas de que el bebé se sujete al pecho y compruebe si come lo suficiente. Comprueba si el especialista del hospital está disponible o localiza uno en ilca.org.

Ten en cuenta que la producción de leche puede tardar entre 36 y 72 horas después del parto y, en algunos casos, puede tardar entre cuatro y cinco días, lo que puede ocurrir por diversos motivos como la diabetes gestacional, un parto largo y estresante o haber tenido una cesárea.

Mientras esperas, sigue ofreciéndole el pecho para estimular la producción de leche. Lisa Marasco, asesora de lactancia en Santa María, California, lo explica: “Tu cuerpo espera que tu bebé esté en el pecho muy pronto para empezar a mamar. Si eso no ocurre, puedes imitar al bebé con la extracción y bombeo manual para que la leche salga más rápido”.

¿Estás pensando en alimentar a tu bebé con fórmula? Elegir una marca puede resultar abrumador, así que pregúntale a tu pediatra qué marca recomienda. Debes saber que las fórmulas vienen en tres presentaciones: polvos que deben mezclarse con agua; concentrados que vienen en forma líquida, pero deben diluirse con agua; y líquidos listos para consumir, que pueden verterse directamente en los teteros. El tipo que elijas puede depender tanto de las preferencias de tu bebé como de tu presupuesto.

Tanto si le das el pecho como si le das tetero, anota cuándo le das de comer para saber si está comiendo la cantidad adecuada.

Día 4

Puede que llores mucho.

“Mi bebé era sano. Sabía que debía estar contenta, pero no podía dejar de sollozar por el trauma y la decepción de mi cesárea no planificada”, recuerda Megan Orringer, una madre de Ann Arbor (Michigan).

En la actualidad, más de un tercio de los bebés de EE. UU. nacen de esta manera, por lo que muchas mujeres se sienten tristes por no haber tenido la experiencia de parto que habían planeado. Independientemente de la forma en que hayas dado a luz, tu cuerpo se encuentra en una montaña rusa de hormonas durante estas primeras semanas. Las subidas pueden ayudarte a crear un vínculo con tu bebé, pero también puedes sufrir bajadas que nunca habías experimentado.

“Tu cuerpo no se siente como el tuyo, te duelen las mamas, te duele el trasero, no duermes, no tienes mucha ayuda. La depresión posparto magnifica todo ese estrés”, añade el Dr. Riley.

El vínculo afectivo tampoco es necesariamente automático. Es normal que al principio te sientas algo desconectada de tu recién nacido o que te sientas intranquila por no saber cómo cuidar a tu bebé. Date tiempo para estar simplemente con tu pequeño: Realizar tareas como darle de comer o cambiarlo te ayudará a aumentar tu confianza, dice el Dr. Mittal. Cuando esté alerta, céntrate en él. Abraza a tu bebé y fíjate en cuáles son sus posturas preferidas. Canta, imita sus sonidos y mantén el contacto visual con él.

Si sigues sintiéndote indiferente o ansiosa, o si tus sentimientos de tristeza empeoran, especialmente si empiezas a tener pensamientos de hacerte daño a ti misma o a tu bebé, es posible que tengas una depresión posparto. Ponte en contacto con tu ginecólogo, quien puede orientarte para que recibas ayuda de inmediato.

Día 5

Te darás cuenta de lo que es la verdadera falta de sueño.

Al principio, la adrenalina de tener un bebé es lo que te hace avanzar. Luego llega el choque: el brusco despertar de que esto no es algo temporal.

“Di a luz durante toda la noche y me costó mucho dormir en la sala de maternidad”, recuerda Emily Jo Hoover, una madre de Pacífica (California). “En casa, mi bebé quería tomar pecho toda la noche. Luego, después de un día en el que tuve que ir al médico y ver a una asesora de lactancia, empecé a temblar de agotamiento”.

Atender a un recién nacido te obligará a despertarte cada dos o tres horas para alimentarlo durante la noche. Para intentar mantener tu propio ritmo de sueño, plantéate hacer siestas cada vez que tu bebé duerma o haz que tu hora de dormir coincida con la de tu bebé.

Si le das fórmula para bebés, alterna con tu pareja la hora de darle el tetero en la noche para que puedan turnarse para dormir temprano. Si estás dando pecho, puedes empezar esa misma rutina de desconexión en cuanto tú y tu bebé hayan dominado la lactancia y estés preparada para extraer leche y dársela en un tetero (por lo general, esto se aprueba en torno al mes, pero habla antes con tu pediatra o asesor de lactancia).

También puede ser un gran cambio en cuanto al descanso si tu pareja se encarga de todas las demás “cosas divertidas” de medianoche, como cambiar los pañales, hacer eructar al bebé, cambiarle el pañal y cambiarle el pijama sucio. Los recién nacidos duermen entre 16 y 18 horas al día, pero no suelen hacerlo en los momentos “idóneos”. Durante el día, despiértalo para alimentarlo si se queda dormido más de cuatro horas seguidas para que siga ganando peso. Por la noche, mantén las luces tenues durante los cambios de pañal y mientras le das de comer para evitar que se despierte del todo. Si tu bebé no se calma, pero sabes que ya ha comido lo suficiente, cálmalo meciéndolo, dándole un chupón o arropándolo.

Y por mucho que te cueste dejar de acurrucarle, no compartas nunca la cama con tu recién nacido.

Día 6

Cuida su piel.

Sabemos que no hay nada que se compare con la foto del primer baño, pero no la bañes con espuma durante la primera semana. Los estudios demuestran que el vérnix, esa la sustancia blanca y cerosa que cubre a tu bebé en el útero y de la que estará recubierta al nacer, ayuda a reducir el nivel de pH de su piel y sirve de barrera protectora contra los agentes irritantes luego de nacer.

También contribuye a la composición del microbioma de su piel, una capa de microorganismos que ayudan a mantener su piel sana (el microbioma de cada bebé es diferente. La mezcla de bacterias depende de si nació por vía vaginal o por cesárea, de si le das fórmula para bebés o si le das pecho, del lugar donde vives, etc.). Lavar a tu bebé con jabón puede alterar la formación del microbioma, lo que puede hacer que en el futuro sea más susceptible a sufrir a problemas de la piel como el eczema, dice la Dra. Sandy Skotnicki, dermatóloga de Toronto y autora de Beyond Soap (Más allá del jabón).

Por supuesto, con todos los pañales que tu bebé usará en un día (de 8 a 12, en promedio), es esencial que haya cierta limpieza. Los bebés amamantados suelen hacer popó con cada toma en sus primeras semanas de vida, y los alimentados con fórmula pueden hacer caca de tres a cuatro veces al día.

Lavar solo con agua no elimina completamente el popó y la orina, así que, si tu bebé tiene el pañal muy sucio, está bien que la laves más a fondo. Utiliza un paño y un limpiador suaves con un pH adecuado que proteja y nutra el microbioma de su piel. Debes seguir utilizando este producto a la hora del baño después de la primera semana. Para prevenir los sarpullidos, opta por pañales extra absorbentes y toallitas (sintéticas o ecológicas) sin perfume. Si la zona está irritada, aplica vaselina o una pasta de óxido de zinc.

Día 7

Haz las paces con tu nueva normalidad.

Es probable que no tengas la energía necesaria para socializar como lo hacías antes de tener al bebé, así que habla con tu pareja sobre qué tipo de visitas pueden recibir; no pasa nada si haces esperar a algunas personas. Los amigos ansiosos pueden ayudar de otras maneras: acepta sus sopas caseras, deja que saquen a pasear al perro y recibe las compras que te lleven, así podrán ver a tu bebé un momento.

En cuanto a las actividades del hogar, es posible que no puedas hacer mucho. “El cuidado de un bebé requiere mucho tiempo”, dice la Deborah Ledley, Ph.D., psicóloga y autora de Becoming a Calm Mom (Cómo convertirse en una mamá calmada). “Sólo su alimentación requiere ocho horas. Eso es un día entero de trabajo”.

Sé realista. Puedes fijarte un objetivo diario no relacionado con el bebé, como lavar la ropa o escribir dos tarjetas de agradecimiento. Si tu bebé no quiere que lo pongas en el suelo, utiliza un columpio o llévalo en un portabebés mientras completas tu lista de tareas. Si no consigues mantener tu casa ordenada, no te culpes.

“Gestionar las tareas domésticas es lo más estresante desde que nació nuestro segundo hijo”, dice Drea Dalzell, de Sartell (Minnesota). “Me acuerdo de pedir ayuda y confío en mis suegros para que me den un poco más de cordura. Puede que esté menos concentrada en la limpieza, pero prefiero pasar tiempo con mis hijas”.

Este artículo fue originalmente publicado en Parents.com

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