Cómo entrenar a tu bebé para que duerma (en solo 7 días)

 
 
 

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Por Stephanie Wood / Foto: Getty Images

¿Eres esclava del monitor del bebé? Romper los malos hábitos de sueño de tu bebé es una de las cosas más importantes que puedes hacer por su salud, y la tuya. Sigue estos consejos para hacer que tu bebé duerma durante toda la noche.

Durante los primeros días de vida de un recién nacido, estás enfocada en qué es lo mejor para tu bebé, así que pasar noches sin dormir te parece un precio pequeño a pagar. Sin embargo, para la sexta semana, levantarte cada pocas horas empieza a cansarte. Para el tercer mes, finges estar dormida con la esperanza de que tu pareja se levante primero y le lleve el biberón. Ya olvidaste qué se siente no estar cansada.

La buena noticia es que, entre los 3 y 4 meses de edad, la mayoría de los bebés empiezan a dormir toda la noche, si los dejas, dice Charles Schaefer, doctor en filosofía y autor del libro, Winning Bedtime Battles: Getting Your Child to Sleep. La clave está en evitar los malos hábitos de sueño, que pueden quedarse contigo por años. Nuestro plan experto de siete días garantizará buenas noches de sueño para ti y tu bebé, con un mínimo de llanto en el proceso.

Día 1: Empieza una rutina constante

Muchos bebés confunden los días con las noches, al tomar largas siestas por la tarde y despertarse a jugar a la hora de dormir. Pero nuestra técnica de entrenamiento para dormir arreglará esto. “Las investigaciones más recientes muestran que se puede enseñar a los infantes la diferencia entre la noche y el día desde el principio”, dice John Herman, doctor en filosofía y director clínico del Centro para los Trastornos del Sueño del Centro Médico Infantil de Dallas. Simplemente, debes proporcionarle las pautas para permitir que esto suceda.   

El día uno, despierta a tu bebé temprano e inicia la rutina de levantarse a la misma hora, diariamente. Coloca su cuna cerca de una ventana y mantén las persianas arriba. “La luz natural ayuda a los bebés a organizar su ritmo circadiano”, dice el Dr. Herman. Dejar que tomen la siesta con las persianas arriba también promueve este proceso. “Si se despiertan de una siesta durante la luz del día, ellos entienden que es hora de levantarse. Si se despiertan en la oscuridad de la noche, aprenderán a volverse a dormir”, explica Herman.

En la noche, inicia algunos rituales silenciosos. “Decide una rutina específica para ir a la cama“, dice Claire Lerner, magíster en trabajo social y especialista en desarrollo infantil en Zero To Three, Centro nacional para infantes, niños pequeños y sus familias, en Washington, D.C. Ponle al bebé su piyama y acuéstalo en su cuna durante la noche, con las luces apagadas. Justo antes de cubrirlo con las cobijas, léele un cuento o cántale una canción que ayude al sistema motor y sensorial del bebé a aquietarse.

Día 2: La práctica hace al maestro

El día dos, enfócate en reforzar la rutina constante que iniciaste. Si tu bebé aún necesita alimentarse por las noches, este es un buen momento para acentuar la diferencia entre el día y la noche, dice Robert Ballard, doctor en medicina y director del Centro de Salud para los Trastornos del Sueño del Centro Médico Nacional Judío, en Denver. “Mantén la alimentación nocturna muy calmante, con las luces bajas. Haz todo lo que puedas para evitar estimular a tu bebé”, dice el doctor Ballard, “y durante el día, haz de la alimentación un momento de mucha actividad, cuando le haces cosquillas en los pies o le cantas canciones, para que él o ella empiece a percibir la diferencia”.

También, presta mucha atención a qué es lo que calma a tu bebé por la tarde. “Un baño puede ser calmante para un bebé y revitalizante para otro”, dice Lerner. Puedes probar, además, el añadir ruido blanco, dice Carl Johnson, doctor en filosofía, psicólogo e investigador del sueño infantil en la Universidad de Michigan Central, en Mount Pleasant. “El zumbido de un ventilador o aire acondicionado, o el ruido estático de una radio funciona bien para muchos infantes. Lo bueno del ruido blanco es que puedes irlo quitando con el tiempo, una vez que tu bebé empiece a dormir de manera más predecible”. 

Día 3: Empieza el llanto

Vuélvete de acero: el día tres incluye acostar a tu bebé en su cuna mientras aún está despierto. “Es la única cosa más importante que puedes hacer”, dice el Dr. Schaefer. “Si se queda dormido en tu pecho durante la alimentación antes de ir a la cama, por ejemplo, estimúlalo lo suficiente como para que sus ojos estén abiertos cuando lo coloques en la cuna”. Claro que esto puede provocar un poco —o mucho— de llanto. Pero puedes estar segura y tranquila de que será más duro para ti que para tu bebé.

Naturalmente, a los padres y madres les parece agonizante oír llorar a su pequeño, pero sigan recordándose a sí mismos que el resultado final —¡dormir!— beneficiará a toda la familia. “Supera esa preocupación de que ignorar a tu bebé mientras llora lo dañará psicológicamente”, subraya el Dr. Schaefer. Si has estado satisfaciendo todas sus necesidades de otras maneras, esta situación ciertamente no disminuirá su sensación de seguridad.

Tampoco debe preocuparte dejar llorar a un bebé muy pequeño. De hecho, entre más pequeño de edad sea un infante, más fácil será este proceso. “Los bebés mayores de 5 o 6 meses naturalmente van a alterarse más porque les has cambiado las reglas”, dice el Dr. Schaefer. Por el contrario, entrenar a un bebé de 3 meses para que duerma, es más fácil pues no conocen nada fuera de la rutina que tú les creas. “Con bebés más pequeños, los padres y madres siempre piensan que el llanto va a durar más de lo que comúnmente dura”, reafirma Pamela High, doctora en medicina y directora médica de la unidad de desarrollo infantil del Women & Infants’ Hospital, en Providence. “Los infantes menores de 5 meses con frecuencia duran solo unos 15 o 20 minutos”.

Si surge una batalla a la hora de ir a la cama, revisa a tu bebé periódicamente para confirmarle que estás allí y tranquilizarlo; que tu objetivo sea cada cinco minutos la primera noche. Pero que tus visitas sean breves: no enciendas la luz, no lo saques de la cuna ni le ofrezcas chupón o biberón. “Si se queda dormido con una de estas muletas, llorará de nuevo para obtenerla [hoy] si se despierta o mañana por la noche a la hora de ir a la cama”, dice Lerner.  

Día 4: Soporta lo más que puedas

El día tres fue largo. Espera mejoría el día cuatro. Tu bebé recordará un poco más pronto que llorar no produce resultados. Cuando proteste, alarga tu tiempo de respuesta a cada diez minutos. Sin importar lo que pase, no cedas. “Si eres inconstante, el bebé aprenderá a durar más, simplemente subirá la apuesta y llorará el doble de tiempo mañana por la noche”, dice Deborah Givan, doctora en medicina y directora del Centro para Trastornos del Sueño Infantil del Hospital Infantil Riley, en Indianapolis.

Día 5: El bebé se adapta

Con este programa, muchos bebés ceden en tres a cinco días, así que esta podría ser tu noche de suerte. Si tu bebé aún sigue resistiéndose, alarga tu tiempo de respuesta a 15 minutos. “Algunos bebés necesitan la frecuente confirmación de que lo estés revisando, pero otros están tranquilos”, dice Lerner. 

“Revisar al bebé es realmente en beneficio de los padres”, dice la Dra. High. “Si te das cuenta de que alimentas la reacción de tu bebé cada vez que entras y puedes tolerar no ir, está bien hacerlo. En lugar de ello, solo espíalos a través de una rendija en la puerta para que no te vean”.

El otro problema frecuente en este punto es la alimentación nocturna. Alrededor de las 12 libras (5.4 kg) o los 3 a 4 meses, la mayoría de los infantes están listos para dejarla, pero no puedes solamente cortársela de tajo a un bebé más pequeño. Sin embargo, sí puedes hacerla lo más breve y callada posible: abraza a tu bebé pero no le cantes, mantén las luces apagadas incluso durante los cambios de pañal, y acuéstalo en la cuna tan pronto como esté listo.

No te creas el mito de que los bebés más grandes se despiertan porque tienen hambre. De hecho, los bebés más pesados tienen menos necesidad de ser alimentados por las noches si pesan más de unas 12 libras (5.4 kg), así que es probable que se despierten por hábito. Los bebés más grandes a veces son búhos nocturnos precisamente porque los están sobrealimentando, señala la Dra. Givan. “La sobrealimentación significa que tendrán pañales mojados, lo que los despertará otra vez”.

Día 6: El bebé duerme durante toda la noche

Suena como una bendición, ¿no? Pero lo más seguro es que, de todas maneras, tú sigas vagando por los pasillos un poco. Tal vez te veas levantándote a revisar al bebé, pero relájate. Ponle una piyama calientita para que no tengas que preocuparte de si se destapó y baja el volumen del monitor para que lo escuches solo si realmente está en peligro. Ahora que has progresado tanto, no lo arruines al ir corriendo demasiado pronto. Deja que tu bebé se calme a sí mismo. ¡Tú también necesitas relajarte para poder quedarte dormida!

Día 7: Tú también duermes profundamente

Felicítate a ti misma. No solo has recuperado tu sueño, sino que le has dado a tu bebé un regalo importante: los buenos hábitos de sueño son tan fundamentales para el bienestar de un niño como lo es la buena higiene. Claro que habrá regresiones, por ejemplo, cuando haya una enfermedad, un nuevo hermanito o si están en un cuarto de hotel que le es desconocido. “Incluso los niños que duermen bien tendrán problemas de vez en cuando”, dice la Dra. Givan. Pero, regresa a nuestro plan infalible siempre que surja la necesidad. Tu bebé responderá con incluso menor dificultad la segunda vez que lo pongas en práctica, porque ya conoce el ejercicio.

Este artículo fue originalmente publicado en Parents.com

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