La Marisoul: “Ser mamá me ha hecho más fuerte y segura”

 
 
 

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La cantante méxico americana, voz de la banda La Santa Cecilia, cuenta en una entrevista íntima y honesta cómo se fue despertando en ella el deseo de ser madre y lo dichosa que es hoy con Erandi, su hija de 5 años. Además, comparte cómo fue que lanzó un álbum con orquesta en medio de la pandemia. 

¿Cómo ha surgido La Marisoul and The Love Notes Orchestra?

Marisol: Surgió primero como un deseo de celebrar la vida de mi papá, porque en febrero del año pasado me invitaron a hacer un concierto como La Marisoul, donde podia hacer lo que quisiera. Yo lo tomé como una oportunidad de decir, “Okay, like, cool. Puedo hacer cualqier cosa. ¿Qué hago?” Se me vino a la mente el recuerdo de mi papá que cumplía un año de haber fallecido en febrero y al que extraño mucho.

Siempre recuerdo muchas cosas con él, pero una de esas era de que él siempre me decía, “Hija es que tú tienes que cantar, tienes que cantar con orquesta, échate un disco o algo. Así como La Sonora Santanera, así como Toña la Negra”. Y yo: “Sí estaría bien chido dad, I would love to, pero siempre estoy ocupada con La Santa Cecilia, my baby, mi amor, mi banda es La Santa”.

Cuando se dio esta oportunidad, dije, “Yo creo que sería bueno celebrar esa visión que tenía mi papá”, y aunque él no pueda estar aquí presente físicamente, siento que a lo mejor desde donde esté, a lo mejor pudo disfrutar de esta experiencia de juntar a 24 músicos, improvisar una orquesta, bautizarlos con The Love Notes Orchestra y hacernos un show de La Marisoul and The Love Notes Orchestra que fue algo que nunca había hecho así, de decir, “Voy a hacer otra banda así y le voy a poner La Marisoul and The Love Notes Orchestra, va a ser completamente mi creación”.

 Como estábamos preparándolo para un show, yo dije, “Qué chido sería que le pusiéramos The Love Notes Orchestra y que tuviéramos un escritorio para que la gente antes de entrar al show hicieran cartas de amor, y en el intermedio que hicieran cartas de amor”. Durante el show, lo que yo hacía es que recogía las notas de una cajita que teníamos en este escritorio y leía las notas que todos dejaban. Fue una experiencia bien bonita convivir con el público y leer lo que ellos estaban escribiendo y compartiendo. Desde dedicatorias a sus esposos o contándome de que era su primera cita en mucho tiempo porque ahora tienen hijos, o alguien que dice, “Mi amor no seas tan culey, te amo”… Tonterías así, que las leí en el público y fue como muy chistoso. 

¿Cómo te ha afectado la pandemia desde lo profesional y desde lo personal? 

Marisol: Como La Marisoul cantante en la banda a veces me siento como pajarito enjaulado y me siento como triste. Siento que es como una adicción viajar, tocar y estar visitando a la gente, compartiendo con la gente. Fue muy difícil esos primeros meses ver cómo todo mi calendario se esfumaba y así todas mis salidas. Llevo toda mi vida, o al menos de la adolescencia, tratando de ser esta cantante, viajera, aventurera.

Trabajé tantos años y seguimos trabajando en salir a conectar con la gente, a llevar tu música, a compartir la música, a convivir con la gente. Una de las cosas que más me apasiona y que más me gusta de hacer música es viajar y cantar frente a un público y conectar con el público, es lo que más amo. 

Extraño conectar, viajar con mis amigos, andar en la pinche aventura de andar de ciudad en ciudad. Cada noche encontrarme con el público, compartir y ver sus caras, sudando, bailando, llorando, abrazándose. Eso es para mí lo que más extraño, el público, sentir ese calor, esa conexión. Eso es lo que más extraño, pero a la vez soy una persona que soy muy hogareña, cuando yo estoy en mi casa, yo estoy en mi casa. Yo no salgo, a mí me gusta estar en mi casa.

Tengo una hija de cuatro años, todo mi tiempo y mi vida está en mi hija, en mi familia, en compartir con ella. La otra parte de mí se sentía así como que, “Órale, I could totally get used to this, like I could totally do this, like be home every day, vamos a hacer un jardín, vamos a tratar de crecer zanahorias, o cosas así en el pequeñísimo jardín que tenemos. Siento que soy una persona que se sabe adaptar a las cosas, porque he tenido que adaptarme toda mi vida. De mudarme de Los Ángeles a México, de poder regresar de México a los Estados Unidos o de cambiar de lugar, de casa, de escuela.

Hablemos de Erandi, ¿cómo surge su nombre?

Marisol: Erandi quiere decir un nuevo amanecer o un bello amanecer en el idioma purépecha, que es de Michoacán. En una ocasión visité Pichátaro Michoacán, que es el pueblo de donde es la esposa de mi papá, mi madrastra, pero no me gusta decir, “Madrastra”, porque suena como muy feo y ella es una mujer muy linda. Fui a su pueblo, ella es una mujer indígena, habla purépecha. Fui a visitar a su familia con mi papá y fue ahí que conocí el nombre Erandi, y también en mi viaje conocí a otras personas que se llamaban Erandi, hombres que se llamaban Erandi, mujeres que se llamaban Erandi. No es un nombre muy común, pero es un nombre de Michoacán y me gustó muchísimo. Y siempre se quedó como en mí. Cuando nació Erandi, yo dije, “Sí, se va a llamar Erandi”. Sí, bien le queda.

Todos los días es como nuevo amanecer con esta niña, llena de ideas, de ganas de vivir.

¿Qué vino a confirmar ella en tu vida? 

Marisol: Para ser completamente honesta, por mucho tiempo yo no pensé en tener hijos. No era así como mi deseo desde niña decir: “Ay, algún día me voy a casar y voy a tener hijos”. No era mi idea ni mi sueño tener una vida así, ni de casarme ni de tener hijos.

Mi sueño, mi vida y mi pasión siempre fue cantar y hacer algo en la música, viajar y conocer el mundo con la música. Nunca fue como eso de ser mamá, hasta años después. No sé si fue mi cuerpo, los años, no sé. Cuando entré a mis 30, 31, 32, fue que empecé a sentir así como que, “¿Por qué siento ganas de tener un bebé?” . Estaba enamorada [de Humberto Howard] , estaba con mi pareja ya y yo sentí que él era el hombre con quien yo pudiera pensar en tener una familia, ¿por qué no? Jugábamos a eso de que, “Oye, si tenemos un hijo, ¿qué te parece? ¿Sería padre o no?” “Ay, no sé, es que–” Él también es artista, es artista visual, y yo música, entonces, “No, ¿pero cuándo? ¿Pero cómo?”

Yo tenía mucho ese miedo de a lo mejor no era posible ser mamá y seguir mi carrera. Pero Erandi llegó así como sorpresa, [ríe] no la esperábamos.

A lo mejor sí que la deseábamos, pero no la esperábamos  y fue una gran bendición. Cuando yo supe que estaba embarazada no había duda ninguna de que yo iba a ser mamá y que ella iba a venir al mundo. Estaba completamente decidida, “Okay, I’m pregnant, I’m going to be a mom“, pero con eso tenía muchísimos miedos.

Empezando con decirle a mis compañeros, “Hey, yo sé que estamos a punto de lanzar un disco, pero estoy embarazada”. Eso es difícil. Nunca pensé lo difícil que podría ser para una mujer, entrar a su trabajo y decirle a su equipo, “Estoy embarazada y voy a ser mamá”. Y con el miedo de la respuesta, ¿me van a decir felicidades? ¿Me van a juzgar? Qué feo que nosotras tengamos que sentir ese miedo.

Ahora, viéndolo hacia atrás, que aunque gracias a Dios mis compañeros sí estaban preocupados, pero mas nunca fue así como que, “Ya valió”. No, nunca fue así, sino que: “Vamos a ver cómo vamos a hacer esto, cómo vamos a seguir adelante”. Me sentí muy apoyada por mis compañeros de la banda.

Obviamente de mi compañero, Humberto, que él también estaba así como que contento de que, “Okay, voy a ser papá, vamos a ser papás, vamos a serlo entonces”. Yo siento que mi hija me ha dado muchas más ganas de seguir adelante, de luchar, de crear, aunque es más difícil.

¿En qué sentido?

Marisol: Es más difícil porque los niños ocupan mucho tiempo, mucha atención. Yo no quiero ser una mamá que no le da atención a mi hija, es mi única hija en la vida que voy a tener, es mi única hija. Eso es algo que yo no sabía, que ahora yo– Cómo tomaba a la ligera, or how much I took for granted all the time I had as a younger woman.

Como en el simple hecho y en el ejemplo de escribir una canción. Antes, “Voy a escribir una canción, voy a esperar a la musa. Voy a servirme una copa de algo y no sé, a lo mejor viene la musa a las 11:00 PM, a las 2:00 AM…”. Yo era así todo el tiempo y perdí mucho tiempo. Sentía a veces así, baboseando, esperando el mejor momento para la musa, para recibir a la musa. Ahora es así como que, “No, no, no”, tengo desde las 12:00 PM, a las 5:00 PM y esta musa más le vale que llegue. [ríe]. Ahora ya no hay vino, necesito un vaso de café. [ríe] Siento que me he vuelto más como que more productive.

Me gusta la yo mama: siento que soy más fuerte y más segura de mí, en lo que quiero y cómo quiero que sean las cosas. Yo siento que sí, todos los días mi hija me confirma más la fuerza que tengo yo, la fuerza que hay en mí, que muchas veces dudé de ser mujer sin hijos, me abrumé con muchas pendejadas. Ahora que soy mamá me siento–

Como yo canto en la Santa Cecilia, estoy en un grupo con tres hombres y los otros son otros dos hombres, son puros hombres. A veces ser así como que, “I just wanna be one of the guys, I just wanna– What do you guys think?” Y siento que ahora es así como que no, “Mira, this is what I think and this is what I wanna do. Let’s figure this out and let’s not waste time“.

Algunos de mis compañeros han tenido hijos también, eso ha sido padre, porque nos entendemos en esa manera de que, “Oye, yo no tengo todo el día para pendejear, tenemos que trabajar y después buscamos un tiempo para echar relajo también”.

Decías: “Me gusto como mama”. ¿Cómo es La Marisoul mamá?

Marisol: La Marisoul mamá es una mamá muy chistosa. I feel like I’m very silly. Dice Erandi, “Ay mom, you’re so silly, why are you so silly?” Le digo, “¿Por qué soy silly? Porque soy como mi papá”. Soy silly por él, porque así era mi papá de chistoso. Pero también soy una mamá muy firme y tengo muchas expectativas de mi hija,  como exigirle que sea confident en ella misma. Yo no crecí con alabanzas, de decir, “Good job Erani, good job Marisol, you’re doing good. You’re trying your best“. No es por balconear allá a mis papás, sino que mis papás eran jóvenes, me tuvieron a los 18, 19 años, eran niños. Yo tuve a mi hija a los 35 años, ya fui una mujer que pudo vivir muchas cosas.

Trato de ser paciente, pero también to shower her y decirle cosas bonitas para que ella se sienta, “Sí, soy inteligente, soy bonita, soy una persona buena”, cosas así. Con más intención, siento que estoy tratando de criar a mi hija con más intención. Siento que a la vez también estoy regresando a mi niñez, que de alguna manera siento que por medio de mi hija, cómo la estoy criando, cómo la estoy queriendo, estoy tratando también de limar y de sanar cosas que yo viví.

Cuando yo tuve a Erandi, “Tu vida va a cambiar, tu cuerpo va a cambiar, va a nacer otra persona”, pero nadie me dijo que iban a regresar tantas cosas que yo sentí que había olvidado, que había dejado en el pasado o traumas que yo traté de dejar atrás. Yo digo: “Ahora es tiempo de sanar a esta niña”. Me veo en ella, aunque yo estoy muy consciente de que mi hija no soy yo.

En tu caso, el trabajo y la vida personal están tan íntimamente relacionados, ¿qué implica eso para ustedes? ¿Qué es lo bueno y qué es lo malo de eso?

Marisol: Yo siento que mi vida, al menos aquí en esta casa estamos tres artistas, porque Erandi dice que también es artista. Aquí siempre estamos entre el trabajo y la vida de la casa. 

Lo malo es que es un desmadre la casa, ¿me entiendes? Siempre estamos viviendo entre la creatividad, el desorden y el orden. Para mí como mujer es difícil a veces, porque sí soy la artista, pero también soy la mamá y tengo cosas que yo me exijo a mí. Aquí no hay señora de la limpieza, yo soy la señora de la limpieza, yo soy la cocinera y también mi esposo. Eso para mí es como lo más difícil, de estar aquí siempre, de estar aquí y vernos siempre. A veces yo me iba dos, tres días, me regresaba o salíamos.

Erandi misma también lo siente, me pregunta, “¿Cuándo te vas a ir otra vez?” Porque siento que ella también disfruta. Si yo me voy, ella se queda con su papá, ella es feliz.

De hecho, ahorita está en su tiempo de que ella me dice– Porque he querido tratar de enseñarle música o algo, o que cante conmigo, y me dice, “No, es que yo no soy como tú mom, yo no soy música como tú, yo soy artista como mi papá. Yo pinto, yo hago, I’m a painter, yo soy como mi papá”, a veces así como que me duele, porque yo digo, “¿Cómo me haces esto? ¿Cómo me dices esto?”

Aquí en casa somos amantes de la música. Si estoy limpiando hay música, si estoy cantando, yo soy la música.

¿Qué tipo de música?

Marisol: Aquí estoy siempre dando lata con mi jarana y estoy cantando sones jarochos, voy tratando de sacar canciones de Silvio Rodríguez o canciones de la película de los Trolls. [ríe] También me las tengo que mirar con Erandi para compartir también con ella en sus caricaturas, porque eso también como que es importante.

Recuerdo mucho que mi papá nos llevaba al cine a ver las películas, yo volteaba a verlo y él se quedaba dormido. Yo a veces pensaba: “Está conmigo, pero no está conmigo, porque ni siquiera está viendo la película que yo estoy viendo”. Con mi hija es: “Tengo que estar viendo la película”, y ver los detalles para que luego hablemos sobre los detalles de esta película, para que sepa que estoy con ella.

¿Qué música te gusta poner cuando limpias que no sea tuya?

Marisol: Me gusta mucho compartirle a Erandi la música de Celia Cruz porque me anima mucho la salsa y la música tropical. Como ahora tenemos YouTube parties, lo que hacemos es que miramos videos de YouTube pero en eso le estoy compartiendo videos de Celia Cruz, de Aretha Franklin, de Cyndi Lauper, luego de repente se cuela Katy Perry por ahí. [ríe] Trato de mostrarle artistas que la inspiren, 

Has contado en entrevistas que de pequeña te mudaste con tu mamá de Los Angeles a México, para años más tarde regresar. ¿Cómo fue esa experiencia? 

Marisol: Yo siempre me siento muy agradecida con esta experiencia de habernos mudado a México cuando tenía como 11 años. Como que ese shock cultural para mí fue de vivir en una ciudad como Los Ángeles y mudarme a un pueblito en México, tan diferente para mí. 

Aquí en los Estados Unidos soy mexicana, siempre me preguntan. Aunque yo les diga, “Sí, yo nací aquí en los Estados Unidos”, siempre me van a preguntar: “But where are you really from?” Eso, a veces, me molesta. Cuando uno va para allá, le dicen, “Ah, es que tú no eres mexicano, tú eres gringo, tú eres pocho”. Y te lo dicen con una manera muy negativa y te sientes doblemente negado.

Siento que eso nos hace arraigarnos mucho más a nuestras tradiciones, a nuestra cultura. Tener que ser también políticos en nuestra existencia aquí en los Estados Unidos, pero para mí el viaje a México me hizo encontrar con quien yo quería ser yo, cantando. Cuando encontré un grupo, fue cuando yo sentí el apoyo de mi mamá.

Cuando ella no dejó que mi padrastro me dijera que no podía cantar y dejó todo, quemó todo, dejó todo por venirnos para acá. Siempre voy a estar agradecida con mi mamá por eso, por ese acto de encender ese fuego. Porque siento que es el fuego que me sigue manteniendo a mí viva para seguir en mi sueño de cantante. Me encanta que se lo puedo compartir a mi mamá, que he podido compartir muchas cosas de la música y de mi carrera con ella y mucho más. Me da gusto. Verla de abuela, verla como abuelita. 

Para mí, eso es como un sueño, es realmente un sueño hecho realidad. 

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