Vómitos: guía de los síntomas
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El vómito puede ser una experiencia traumática tanto para el niño como para el padre. El niño está molesto y asustado, y tú no sabes si esto es un virus estomacal menor o algo que justifica una llamada al médico.
Aunque es poco placentero, el vómito tiene su razón de ser. “Puede aliviar la presión o eliminar una toxina de tu sistema”, nos enseña Susan Orenstein, MD, jefa de la división de gastroenterología pediátrica del Hospital de Niños de Pittsburgh. En algunos casos, vomitar hace que tu hijo se sienta mejor de forma instantánea. En otros, vomitar es un síntoma entre muchos otros, que proporciona pistas valiosas con respecto a la enfermedad de tu hijo. ¿Tiene fiebre? ¿Y diarrea? ¿Está deshidratado?
Nuestra guía de síntomas de enfermedades estomacales comunes y no tan comunes te ayudará a distinguir entre un pequeño virus y algo más serio.
Vómitos + diarrea + fiebre leve
Qué puede ser: gastroenteritis, generalmente llamada “gripe estomacal”, es una de las enfermedades estomacales más frecuentes en niños de entre 6 y 24 meses, aunque afecta a niños de todas las edades. La gastroenteritis en niños pequeños suele ser ocasionada por el rotavirus, que se contagia fácilmente de otros niños. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, en Atlanta, cuatro de cada cinco niños se habrán infectado con rotavirus antes de los 5 años; el virus generalmente dura entre tres y cinco días.
En los niños mayores de 5 años, un episodio de gastroenteritis, particularmente durante el invierno, podría estar causado por cualquiera de los virus que forman parte del grupo de los calicivirus. En este caso, el vómito y la diarrea generalmente duran poco. “Los síntomas tienden a durar entre 24 y 48 horas”, confirma John F. Modlin, MD, presidente interino del departamento de pediatría en el Centro Médico Dartmouth-Hitchcock, en Lebanon, Nuevo Hampshire. La gastroenteritis también puede ser ocasionada por bacterias, parásitos o una intoxicación alimentaria leve, en cuyo caso es posible que otros miembros de la familia también se enfermen.
Plan de acción rápida: “El mejor remedio para una molestia estomacal de cualquier tipo es evitar beber y comer durante algunas horas después de que haya dejado de vomitar, y luego volver a ingerir líquidos y alimentos de a poco”, recomienda Cheston Berlin Jr., MD y profesor de pediatría de la Escuela de Medicina de la Universidad del Estado de Pensilvania, en Hershey. Cuando tu hijo haya dejado de vomitar, dale una cucharada de leche o jugo cada algunos minutos durante una hora. Si tu hijo retiene líquidos y se siente bien, anímalo a comer cualquier cosa que tenga ganas, dice el Dr. Modlin.
Si tu hijo tiene reiterados episodios de vómitos o diarrea y no puede retener líquidos, prueba con una solución de reemplazo de electrolitos de venta libre, como Pedialyte, que puede ayudar a evitar la deshidratación. Un niño deshidratado puede perder demasiados electrolitos (sales en los fluidos corporales que ayudan a regular el sistema nervioso) y tener una convulsión.
Llama al médico si tu hijo no puede retener líquidos, si tiene diarrea durante 12 horas o si muestra signos de deshidratación: lengua o labios resecos, poca orina o, en un bebé, la fontanela hundida (el punto blando en la parte superior de la cabeza).
Vómito persistente después de ser amamantado o alimentado con biberón
Qué puede ser: estenosis pilórica, un engrosamiento del músculo válvula entre el estómago y el intestino delgado. La válvula, generalmente del ancho de una moneda de 25 centavos, se reduce al ancho de un lápiz, demasiado pequeña para que pase el contenido del estómago. La estenosis pilórica generalmente se diagnostica en bebés primogénitos varones de entre 3 y 8 semanas de edad, pero también puede ocurrir en bebas. El bebé también puede experimentar vómitos explosivos.
Plan de acción rápida: si tu recién nacido vomita siempre después de amamantarlo durante uno o dos días, llama a tu pediatra. Una vez que se diagnostica, la afección se puede corregir con una cirugía simple para ampliar la abertura del músculo. Los bebés generalmente pueden volver a casa a los dos días.
Vómitos + sarpullido
Qué puede ser: si tu hijo vomita reiteradamente después de comer y tiene también un sarpullido alrededor de la boca, en el cuello, detrás de las rodillas o en los pliegues de los codos, es posible que tenga alergia a la fórmula, a la leche que bebe o a otros alimentos comunes, como fresas, chocolate o maní.
Plan de acción rápida: llama inmediatamente al 911 si tu hijo exhibe síntomas tales como dificultad para respirar o hinchazón de la boca o la garganta. Una reacción alérgica extrema puede ser fatal si no actúas rápido. Es buena idea tener un antihistamínico como Benadryl a mano; es posible que el servicio de 911 te pida que se lo administres. De lo contrario, consulta a tu pediatra. El sarpullido es señal de inflamación en el intestino, que inhibe la absorción de alimentos y el aumento de peso adecuado. En general, estas reacciones son raras en los bebés porque las alergias se relacionan con una exposición constante a un alimento. “Que un bebé de ocho meses tenga alergias es menos probable que en el caso de un niño de ocho años, porque aún no ha estado expuesto al azúcar, las proteínas o las grasas de los alimentos durante el tiempo suficiente para desarrollar una alergia”, indica Gail Gallemore, MD y profesora de pediatría en la Escuela de Medicina del Este de Tennessee, en Johnson City.
Para minimizar el riesgo de alergia, dale nuevos alimentos de acuerdo con las recomendaciones y el cronograma de tu pediatra. Muchos médicos aconsejan esperar a que el bebé tenga 6 meses para incorporar alimentos sólidos y 12 meses antes de incorporar la leche de vaca al menú. “Cuando le das un alimento nuevo a tu hijo, presta atención durante los días siguientes por si surge alguna reacción; luego puedes incorporar otro alimento”, aconseja la Dra. .Gallemore
Vómitos + sangre
Qué puede ser: es posible que tu hijo tenga un simple virus estomacal y un vaso sanguíneo roto, o podría ser una ruptura del tejido del estómago ocasionada por la fuerza del vómito. En casos poco frecuentes, podría ser ocasionado por una úlcera generada por la bacteria Helicobacter pylori, o por medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, como aspirina o medicamentos similares.
Plan de acción rápida: llama inmediatamente a tu pediatra cuando tu hijo vomite sangre. Y no les des aspirina a los niños o adolescentes. Además de incrementar el riesgo de una úlcera sangrante, la aspirina aumenta las posibilidades de que tu hijo padezca el síndrome de Reye, un trastorno serio de inflamación del cerebro. “Recomendamos que los padres controlen la fiebre con un analgésico que no sea aspirina, como el paracetamol”, precisa la Dra. Orenstein.
Vómito de color amarillo verdoso fuerte
Qué puede ser: el color verde brillante significa que tu hijo está vomitando bilis, una secreción del hígado, que podría indicar una obstrucción gastrointestinal debido a un defecto congénito, una obstrucción meconial o una oclusión intestinal (vólvulo). Generalmente, la obstrucción meconial y el vólvulo se diagnostican dentro del primer mes de vida, aunque los niños en edad escolar pueden desarrollar un vólvulo si su intestino es susceptible a las torsiones.
Plan de acción rápida: llama a tu médico o dirígete a la sala de emergencias. “El vómito con bilis es una emergencia”, avisa Mike Farrell, MD, jefe de personal del Centro Médico del Hospital de Niños de Cincinnati. A menudo es necesaria una cirugía para corregir el problema.
Vómito recurrente sin causas obvias
Qué puede ser: síndrome de vómitos cíclicos, que afecta a entre el 1 y el 2 % de los niños en edad escolar. Con este trastorno del cerebro y el intestino (generalmente relacionado con las migrañas), los niños experimentan un período intenso de vómitos que puede durar entre varias horas y varios días. Luego siguen semanas o meses en los que no presentan síntomas, antes de que el ciclo vuelva a comenzar. El síndrome de vómitos cíclicos no es tan frecuente como una enfermedad estomacal viral, pero a menudo se lo confunde con una. “No reconocerlo es un gran problema, porque es posible que los niños sean tratados de manera incorrecta durante años”, observa Paul Hyman, MD y director del Centro de Motilidad Gastrointestinal Pediátrica del Hospital de Niños del Condado de Orange, en Orange, California. Algunos niños desarrollan migrañas cuando son adultos; otros simplemente superan la afección.
Plan de acción rápida: si tu hijo tiene episodios de vómitos intensos de manera reiterada, lleva un registro de cuánto duran y cuándo vuelven a ocurrir. Si detectas un patrón, comunícaselo a tu pediatra. Hay una variedad de medicamentos que pueden controlar el síndrome de vómitos cíclicos, aunque no lo curan. Si no se puede detener un episodio, con frecuencia se admite a los niños en el hospital y se les administra un sedante para aliviar su sufrimiento.
Vómitos + fiebre + gritos desgarradores (en bebés) o cuello rígido (en niños mayores)
Qué puede ser: meningitis bacteriana, una infección cerebral potencialmente grave. Afortunadamente, desde el desarrollo de la vacuna para el Haemophilus influenzae tipo b (Hib), una de las vacunas de rutina del bebé sano, “es poco frecuente ver un caso de meningitis, en comparación con hace 10 o 15 años”, expresa el Dr. Berlin. Pero aún es posible que los niños contraigan la enfermedad. Además de vómitos, los síntomas de meningitis en los niños mayores pueden incluir dolores de cabeza, cuello rígido y desorientación.
Plan de acción rápida: llama inmediatamente a tu pediatra si tu bebé está vomitando, tiene fiebre y está irritable, o si tu hijo mayor está vomitando y se queja de que tiene el cuello rígido o parece mareado y confundido.
Vómitos + dolor abdominal fuerte
Qué puede ser: es posible que tu hijo tenga apendicitis, una inflamación del pequeño órgano en forma de dedo que está conectado al intestino grueso. Es más frecuente en niños mayores de 10 años. “Al principio, puede sentir un dolor leve y constante en la zona del ombligo”, manifiesta Pal Sirbaugh, MD y director de Servicios Médicos de Emergencia del Hospital de Niños de Texas. Generalmente, el dolor no es demasiado fuerte al principio, pero horas después migra a la parte baja derecha del abdomen y se intensifica a medida que se hincha el apéndice infectado. Si se rompe, es posible que tu hijo se sienta mejor porque desaparece la presión que ocasionaba el dolor. Sin embargo, entre seis y ocho horas después de la ruptura, volverá a sentirse mal a medida que las toxinas se esparzan por la cavidad abdominal. La ruptura del apéndice muy rara vez es fatal, pero es algo grave. “Si sospechas que se ha producido una ruptura, deberías buscar atención médica de inmediato”, sugiere el Dr. Sirbaugh.
Plan de acción rápida: llama al médico si tu hijo vomita durante varias horas y se queja de dolor de estómago, especialmente alrededor del ombligo o en la parte baja derecha del abdomen. Si se lo diagnostica con apendicitis, será necesario extraer el apéndice de inmediato. “La buena noticia es que no es necesario cambiar la dieta o el estilo de vida como resultado de esta operación”, alienta el Dr. Sirbaugh.
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